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Vidas segadas

2012 deja para la posteridad toda una crónica negra en cuanto a las actuaciones de diferentes cuerpos policiales, con las balas de goma como epicentro. La muerte de Iñigo Cabacas por un pelotazo de la Ertzaintza y las decenas de heridos en diferentes cargas han vuelto a poner encima de la mesa la necesidad de erradicar dichos proyectiles de los arsenales policiales y de repensar, entrando en el fondo de la cuestión, un concepto de seguridad ciudadana acorde con el siglo XXI.

Agentes de la Ertzaintza con la escopeta lanzadora de balas de goma. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)

El 29 de marzo, una bala de goma lanzada por un ertzaina a menos de cuatro metros hirió gravemente a Xuban Nafarrate en Gasteiz. El 9 de abril otra pelota de goma se llevó por delante la vida de Iñigo Cabacas en Bilbo. El 11 de julio una mujer resultó gravemente herida en el hígado y los riñones por las cargas de la Policía española tras la multitudinaria manifestación de apoyo a los mineros del norte del Estado. En la huelga general del 14 de noviembre, a Ester Quintana le quitaron el ojo y le fracturaron el pómulo en Barcelona, en un caso todavía por esclarecer, pero en el que ella y varios testimonios aseguran que fue por culpa de una bala de goma disparada por los Mossos d'Esquadra.

No están todos los que son, pero son todos los que están. 2012 pasará a la memoria como un año negro en cuanto a la represión policial y el uso de proyectiles de goma. Pese a los dictados de la Unión Europea, que ha instado a los estados miembros –también al Gobierno de Lakua– a eliminar las balas de goma de los arsenales de las brigadas antidisturbios, en el Estado español todas las fuerzas de seguridad encargadas del orden público siguen utilizando estos proyectiles en sus actuaciones.

Y pese a los titulares aparecidos tras la muerte de Cabacas, seguirán utilizándose también en la CAV, ya que la prohibición anunciada por el exconsejero de Interior Rodolfo Ares se limita a las unidades de Seguridad Ciudadana. Esta medida, que se aplicará a partir del 1 de enero de 2013, deja manga ancha a la Brigada Móvil y a la Brigada de Refuerzo, que podrán seguir utilizando dichos proyectiles. Esto será así gracias a los votos de PSE, PP y UPyD, que el pasado 7 de junio tumbaron la propuesta de EA para prohibir las balas de goma. Pero teniendo en cuenta que el PNV votó a favor de la prohibición, la aritmética más elemental deja claro que en la nueva legislatura podría abrirse la puerta a una prohibición completa.

La situación es más cruda en Nafarroa, donde tanto la Policía foral como la española siguen utilizando las balas de goma sin freno alguno, como ha quedado claro a lo largo de las diversas actuaciones de este año, desde las dos huelgas generales hasta la esperpéntica carga durante el encierro de la villavesa de San Fermín, en la que se llegaron a disparar proyectiles a los balcones. Todo indica que en este herrialde las cosas seguirán igual, sobre todo teniendo en cuenta que los Presupuestos Generales del Estado de 2013 contemplan un aumento del 1.780% en el gasto de las unidades antidisturbios de las diferentes Fuerzas de Seguridad del Estado. Mientras que el gasto en 2012 ha sido de 173.670 euros, para el año que viene, las FSE contarán con una partida de 3,26 millones.

Por último, el debate sobre las balas de goma se ha vuelto a reabrir con fuerza en Catalunya, donde las actuaciones de los Mossos d'Esquadra han dejado un reguero de ojos perdidos durante los últimos años. Solo en 2012, dos personas han perdido un ojo en el marco de cargas policiales. El caso de Ester Quintana, en el que todos los indicios apuntan a que fue una bala de goma la que la hirió –pese a la negación del Departamento de Interior– ha vuelto a poner encima de la mesa las actuaciones de la Brigada Móvil de la Policía catalana, así como la impunidad y el ocultismo que las acompañan. Todos los grupos parlamentarios, incluido el de CiU, han reconocido en las últimas semanas la necesidad de que el nuevo Parlament –constituido el pasado 17 de diciembre– vuelva a abordar el uso de las balas de gomas.