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El ejército desarmado que hará posible votar

Ayer era día de escuela para los voluntarios de la consulta. Votos, urnas, ordenadores... todo está listo. Un ejército desarmado enorme, 40.000 personas, se ha encargado de ello.


Assumpta es la encargada de abrir hoy la escuela Barrufet de Barcelona. «Aquí en la planta baja pondremos siete mesas y en el primer piso, cinco más. En cada mesa tiene que haber un ordenador de los que nos han llegado hoy, una urna y el listado en el que hay que apuntar a cada participante. Además, a la entrada tiene que haber otra mesa con las papeletas y los sobres, aunque me parece que todo el mundo va a venir con el sobre preparado desde casa». Así se dirigía a los ocho voluntarios que ayer tarde se reunieron en el centro educativo para dejar todo preparado para hoy.

Apenas son una decena de los 40.930 que harán posible que hoy miles y miles de catalanes puedan expresar con un voto en una urna cómo se imaginan el futuro de su país. Assumpta es además la directora del centro educativo Asume su función en el 9N como voluntaria, no como funcionaria. «Por mucho que insistan en Madrid», apunta. Y explica cómo ha sido el proceso: «Nos convocaron a los directores de los centros a una reunión y nos dijeron que algunas escuelas eran susceptibles de convertirse en locales de participación y que si queríamos participar como voluntarios, facilitarían las cosas». Ella lo hizo porque, según cuenta tiene «unas ganas terribles de votar por la independencia». «Pero más allá de la independencia, esto se ha convertido ya en una cuestión de dignidad, tenemos que votar por dignidad», añade.

Resulta inevitable preguntarle por las amenazas recibidas desde el Estado español, sobre todo a través de la carta enviada por la delegada del Gobierno español en Barcelona, Maria de los Llanos de Luna, que Assumpta también recibió. «Me dio tanto asco que no pude ni acabar de leerla, ¡qué sinvergüenza! Luego me llamaron desde la Generalitat para decirme que no me preocupara, que no corría ningún riesgo y ya les dije que estaba bien tranquila», explica mientras sonríe. Una sonrisa que se convierte en carcajada cuando se le recuerda que, según Soraya Sáenz de Santamaría, actúa adoctrinada y subyugada por el president, Artur Mas.

También reacciona con desprecio a la carta de Llanos de Luna el alcalde de Montblanc (Tarragona) y diputado de ERC, Josep Andreu, que considera que «no quieren ver la realidad catalana y se van a arrepentir». El papel de los ayuntamientos ha sido crucial a la hora de permitir que los cerca de 600 locales de participación iniciales sean hoy finalmente 1.317. Han cedido locales municipales, se han mojado a fondo en hacer posible la consulta de hoy y no están dispuestos a renunciar. De hecho, Andreu se muestra seguro de que «dejarán que se celebre la consulta», pero avisa que, si intentaran impedirlo, no tendrían inconveniente en «cerrar el tránsito en el casco antiguo».

En la misma línea se pronuncia el alcalde del pequeño municipio de Viladamat (Girona), Robert Sabater, de la CUP. Asegura que el servicio de orden lo cubrirán ellos mismos y recuerda que «aquí no hay plan B ni plan C, aquí el único plan es votar».

La información justa

Ayer también apuraban los preparativos en el Ayuntamiento de Vilanova de Meià (Lleida), que acogerá el local de votación de esta pequeña localidad del Prepirineo. En ella ejercerá de coordinador Jordi Mitjens, que deberá supervisar el desarrollo de toda la jornada y, una vez acabada, tendrá que trasladar la urna, el ordenador y la lista de participantes a la capital de la comarca de la Noguera, Balaguer, donde se centralizará la gestión del material de toda la zona.

Mitjens reconoce que la información sobre sus quehaceres ha ido llegando con cuentagotas, y de hecho, ayer al mediodía todavía tenía alguna duda que trataba de resolver a través de la web de la Generalitat, que cayó por un ataque informático. Pero no se agobia: «Tengo muy claro que este no es el referéndum de verdad, lo importante es que tendremos las urnas delante y que las llenaremos. Que vean en todo el mundo que lo que queremos es tan fácil como votar en condiciones». Preguntado sobre una ya improbable actuación policial, Mitjens ríe: «No sabrían ni encontrar esto en el mapa».

Si encontrarían, sin embargo, el municipio tarraconense de Torredembarra, bastante más poblado. Ivet Boronat, vocal de una de las mesas, confiesa que durante la última semana su «dilema» ha sido qué hacer si los policías reciben orden de retirar las urnas. Sea así o no, Boronat asegura que antes incluso de las 8.00 se presentará en la puerta junto a su madre, también voluntaria: «Nos ha costado muchísimo llegar hasta aquí y estamos bastante cerca del objetivo, lo tocamos. ¡Qué menos que hacer lo que podamos para impulsarlo un poco más!»