INFO

Gran trabajo solidario premiado por las individualidades

El Athletic sacó adelante en Ipurua un parto largo, doloroso y por cesárea. Largo porque ante los armeros y en su feudo cada minuto a la defensiva es como una gota china, doloroso porque son duelos sin epidural en los que no se rehúye el cuerpo a cuerpo y por cesárea porque de nuevo apareció el cirujano Aritz Aduriz para abrir y cerrar un marcador.

Aduriz. (Gorka RUBIO / ARGAZKI PRESS)

Como decía aquel, el Athletic sacó adelante en Ipurua un parto largo, doloroso y por cesárea. Largo porque ante los armeros y en su feudo cada minuto a la defensiva es como una gota china, doloroso porque son duelos sin epidural en los que no se rehúye el cuerpo a cuerpo –que se lo digan a Bóveda y Bebé o a Núñez y Kike– y por cesárea porque de nuevo apareció el cirujano Aritz Aduriz para abrir y cerrar un marcador corto como es lo habitual en estos choques, y con el que el Athletic rubrica una semana sobresaliente en cuanto a resultados –lo del juego habrá que esperar– y su técnico Ziganda firma un arranque de fábula, con cuatro victorias y dos empates, además de mantener la portería a cero en los dos primeros partidos ligueros, algo que no sucedía desde la 2009-10. Fue con Iraizoz; hoy, con un Kepa que, además de ágilidad felina, aporta una seguridad en su área que para sí quisiera anunciar Matías Prats. Él fue clave en la victoria, como lo fue Aduriz en su testarazo o Williams en su centro medido o sus incursiones endiabladas, como lo fue un titánico Núñez junto a un enorme Laporte, o esa dupla granítica que formaron San José y Vesga... Nombres propios como el del técnico navarro, atrevido con siete cambios respecto al jueves, cachorros aún por crecerles la melena doctorándose de Primera en Ipurua... El Athletic supo manejar el ritmo del partido ante el Panathiniakos, ayer supo dónde jugaba y a qué debía jugar. Le faltó fútbol, entendido como eso que quiere transmitir su entrenador al espectador más allá del resultado, pero porque en Eibar se trataba de ir a una guerra de trincheras y de hacer menos malo de lo que fue el empate ante el Getafe. Y se logró. Con un choque trabado, fajado, sufrido, solidario, en el que luego aparezcan esas individualidades que den ese plus que te otorguen los puntos. Y aparecieron.