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Tolousse acoge la exposición ‘Picasso en el exilio’

El museo Les Abattoirs de Toulousse alberga hasta el próximo 25 de agosto la exposición ‘Picasso y el exilio. Una historia del arte español en la resistencia’. Reúne una treintena de obras de Picasso y más de un centenar de fotografías y archivos personales e inéditos del artista malagueño.

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Finalizada la Segunda Guerra Mundial y en el transcurso de una entrevista, un Picasso crispado por la pregunta que le lanzó un periodista respondió «¿Qué cree que es usted un artista? ¿Un imbécil que solo tiene ojos si es pintor, oídos si es músico, o una lira que ocupa todo su corazón si es poeta, o incluso, si es boxeador, solo sus músculos? Bien al contrario, es al mismo tiempo un ser político, constantemente consciente de los acontecimientos estremecedores, airados o afortunados a los que responde de todas las maneras. ¿Cómo sería posible no sentir interés por los demás y en virtud de una indiferencia marfileña desentenderse de la vida que tan copiosamente te brindan? No, la pintura no se hace para decorar pisos. Es un instrumento de guerra para atacar y defenderse del enemigo».

Estas palabras podrían servir como prólogo de la exposición inaugurada por el museo Les Abattoirs de Toulouse y que, bajo el título ‘Picasso y el exilio. Una historia del arte español en la resistencia’, tiene su epicentro  en las entrañas removidas de un artista que plasmó el horror de la Guerra del 36 y que se completa con más de sesenta obras de artistas coetáneos de Picasso exiliados o testigos de la vida en los campos de refugiados –Antoni Clavé o los pintores J.Fín (Josefín Vilató) y Javier Vilató, sobrinos de Picasso–, o de quienes trabajaron en ellos, como fue el caso de la fotógrafa Friedel Bohny-Reiter que ejerció de enfermera.

Una ruta de dolor, reflexión y obligado recordatario enriquecido en formato de películas, fotografías y archivos que tiene como objetivo contextualizar esta tragedia que cobró forma en el 36. Todo ello queda reflejado no solo en la treintena de obras de Picasso expuestas, sino además en las piezas también incluídas que llevan las firmas de Óscar Domínguez, Pedro Flores, Carles Fontserè, Julio González, Roberta González, Joan Miró o Remedios Varo, entre otros.

"La Retirada" y los exilios actuales

Esta iniciativa coincide con el 80 aniversario del exilio republicano –conocido como "La Retirada"– y explora cómo la agitación histórica y personal del exilio afectó a Picasso y a otros artistas coetáneos. Además, el apartado titulado ‘Nací extranjero’ incluído en la exposición, tiene como objetivo complementar las jornadas sobre el exilio a lo largo de la historia que acoge la región de Occitania durante todo el año.

A partir del monumental telón creado en 1936 para un decorado teatral y titulado ‘La Dépouille du Minotaure en costume d'Arlequin’, cedido por el artista en 1965 a la ciudad de Toulouse –por entonces capital del Estado francés de los más de 500.000 exiliados que cruzaron la muga–, la exposición se desarrolla en tres espacios de Les Abattoirs que ocupan desde el sótano hasta la primera planta.

La muestra aborda también la resistencia creativa y humanista contra la dictadura franquista que fue orquestada por artistas internacionales exiliados –desde París hasta Praga pasando por Toulouse–, y que promovió los comités de apoyo. Finalmente, la exposición se completa con un apartado contemporáneo que engloba diversas interpretaciones creativas del ‘Guernica’ por parte de una veintena de artistas que, por un lado, aportan su visión personal de la obra de Picasso y, por otro, reflexionan en torno al exilio en la actualidad.

La furia del Minotauro

A modo de epílogo merece la pena imaginar a Picasso en su estudio. Una noche de eclosión creativa que culminó el 8 de enero de 1937, cuando el pintor completó la primera lámina de la serie de aguafuertes titulada ‘Sueño y mentira de Franco’.

Una criatura parida a lo largo de veinticuatro horas ininterrumpidas de trabajo y a través de la cual retrató de manera salvaje e implacable las pretensiones ridículas de grandeza de Franco. Producida en una edición limitada de mil ejemplares, el dinero recaudadado se destinó a contribuir a los programas de ayuda a los refugiados del Estado español.

En pleno desarrollo de esta obra y mientras las gotas de tinta salpicaron el lienzo, un enfebrecido Picasso escupió su furia contra el dictador añadiendo al rabioso manantial de imágenes su personal y caótica cacofonía «la rabia retorciendo el dibujo de la sombra que azota los dientes clavados en la arena y el caballo abierto de par en par al sol que lo lee a las moscas que hilvanan los nudos de la red llena de boquerones el cohete de azucenas...»