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370 días después, justicia poética en Altsasu: Pozueta al Congreso, Rivera a casa

Fue el 5 de noviembre de 2018, hace solo un año y seis días. Albert Rivera lideró un acto unionista en Altsasu en el que llamó «muro de la vergüenza» a los paneles y pintadas por Adur Ramírez de Alda y sus compañeros. Hoy su madre, Bel Pozueta, tiene acta de diputada, pero no coincidirá en los pasillos con Rivera...

Albert Rivera, ante los retratos de los jóvenes, el 5 de noviembre de 2018. (Idoia ZABALETA | FOKU)

Las elecciones del 10 de noviembre han convertido en diputada a Bel Pozueta, madre de Adur Ramírez de Alda. Su rostro pintado en la pared de la plaza de Altsasu junto a los otros jóvenes presos de la localidad fue el telón de fondo escogido por Albert Rivera aquel mediodía de domingo para lanzar un mensaje que ahora tiene efecto bumerán.

Ocurrió hace justo hoy un año y seis días. El ahora dimitido presidente de Ciudadanos fue el principal promotor de un acto que el propio Gobierno del PSOE tildó de inoportuno y destinado solo a «generar tensión». Rivera acudió a la capital de Sakana argumentando que era necesario «defender a la Guardia Civil» cuando Altsasu seguía –y sigue– conmovida y dolida por la tremenda condena de cárcel impuesta a sus jóvenes.

Rodeado de miembros de Ciudadanos pero también de PP y Vox (en menor medida UPN, aunque poco después se gestaría la coalición Navarra Suma), entre otras cosas Albert Rivera dijo allí que «no todas las ideas son igual de respetables» y situó la pelea del Koxka como «un intento de liquidar al Estado». Luego se marchó por donde había venido, despreciando las muestras de rechazo que suscitó su convocatoria en la localidad, entre las que destacaron una movilización silenciosa y el sonido de las campanas que acompañó las intervenciones.

Hoy esas campanas parecen despedir a Rivera... y recibir a Pozueta. EH Bildu ha obtenido 1.225 votos en la localidad mientras la Navarra Suma de la que Cs es solo tercer pasajero no ha pasado de 417. A nivel estatal Ciudadanos se ha estrellado hasta el punto de que Rivera ni va a coger el acta; deja su carrera política a los 39 años. Es una edad en la que Pozueta seguro ni se hubiera planteado ser diputada; la han llevado a las Cortes en volandas quienes han perpetrado este injusticia y la han convertido en icono de justicia.

Esas campanas suenan a algo más que justicia poética.