Iñigo Muguruza, el hombre que siempre estuvo allí
Amigos, familiares y seguidores de Iñigo Muguruza se reunieron ayer en el Kafe Antzokia de Bilbao con la intención de mantener en el recuerdo la figura del mítico guitarrista de Irun. Tras una primera parte más íntima y distendida, Negu Gorriak Brigada Peligrox, Delirium Tremens y Pikete Lerroa pusieron el fin de fiesta en una sala abarrotada.
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La música interpela a los recuerdos de una forma directa. Como si se tratase de una sacudida, una descarga, una vibración o quizá, siendo la suma de todas esas cosas y algunas más. La música lo alcanza todo como el oxígeno que recorre nuestro cuerpo y alimenta nuestro cerebro y nuestro corazón. En un breve espacio de tiempo el sonido de una guitarra puede retrotraer la mente a un estadio anterior, nostálgico, lejano. El oyente no se enfrenta a la música, no intenta atribuirle una forma o situarla en un papel o en un soporte. Simplemente la inhala y se alimenta de ella.
Los recuerdos en forma de imagen, no obstante, acaban emparentándose con el lenguaje cinematográfico. Tras muchos años de nutrirse de narrativa audiovisual, los seres humanos acaban auto presentándose sus propios recuerdos con un encuadre, una iluminación y una puesta en escena que quizá no sea sincera pero que ayuda a que esos recuerdos fluyan en una dirección pretendida.
Ayer en el Kafe Antzokia de Bilbao, los amigos y familiares de Iñigo Muguruza se encargaron de dejar en las retinas de los pocos cientos de afortunados que llenaban el recinto un cúmulo de imágenes que en el futuro servirán para proyectar en nuestros recuerdos la esencia de Iñigo. Querido, soñador, fan de Neil Young, siempre se nos presentará ante nuestros ojos como un ser sensible y alegre armado con una guitarra y una sonrisa.
Además, el recorrido de Iñigo Muguruza por nuestro rock es tan vasto y profundo que roza la omnipresencia. Porque el de Irun siempre estuvo allí. Porque a menudo, Iñigo es parte de una etapa de nuestro rock (Kortatu) y de la siguiente (Negu Gorriak), así como de formaciones que pueden servir de puentes entre esas diferentes etapas (Delirium Tremens). Por lo tanto, y pese a que resulte una obviedad, la música, esa punzada eléctrica que eriza nuestros espasmos, también nos servirá para que la llama de Iñigo no se apague jamás.
La propuesta postrockera de Tenk, con Karlos Osinaga de Lisabö entre sus miembros, sirvió para iniciar la noche con una suerte narrativa densa y épica que invitaba a recrear cinematográficamente la figura del músico de Irun. Tras Tenk, los sonidos más ligeros y festivos fueron los protagonistas. Paula y Ane de Hiru Leike e Indidxabak, Sagarroi y Lurra, además de Barixeku, fueron quienes mostraron el recorrido musical más reciente de Iñigo Muguruza.
Lo más esperado y celebrado vino en una segunda mitad en la que las canciones de Negu Gorriak, Delirium Tremens y Kortatu, tres potentes potencias proveedoras dentro de nuestra cultura popular, hicieron revivir escenas de décadas pasadas.
Sampleado
Casi 19 años después de los conciertos de 2001 en el Velódromo de Anoeta, Negu Gorriak, aunque fuese bajo NG Brigada Peligrox, se subía a un escenario para tocar un puñado de temas en honor del que fuera uno de los fundadores de la banda junto con Kaki Arkarazo y su hermano Fermin Muguruza. A lo largo de cinco temas emblemáticos Negu Gorriak demostró por qué fue una de las bandas más importantes de nuestra historia, así como uno de los principales motores creativos de los primeros años noventa, un momento en el que nuestro rock tuvo que redefinirse más allá del punk visceral de los ochenta. ‘Radio Rahim’, ‘BSO’ y ‘Ez dut ezer nahi’ encendieron los ánimos de un público que hasta entonces había permanecido expectante. Justo antes de ‘Itxoiten’, Fermín presenta la guitarra de Iñigo que articula Mikel Bap a través de un sampleado. Para cerrar su bloque, Xabi Solano puso su triki al servicio de ‘Gora Herria’.
Muchas expectativas habían puestas en la vuelta a los escenarios de Delirium Tremens. 28 años después el trío de Mutriku accedió a reunirse para homenajear Iñigo Muguruza, miembro de la banda desde 1990. Su actuación fue preciosa y acentuó por qué la de Delirium Tremens es una de las guitarras más creativas y armónicas de ese momento del cambio que supuso el cambio de los 80 a los 90. Cada riff y cada frase de ‘Ikusi’, ‘Boga Boga’ y ‘Laino Ilunak’ fue coreada y celebrada. La repentina aparición de Delirium Tremens supo a poco aunque también a gloria.
Para finalizar, Pikete Lerroa, o lo que es lo mismo, la suma de esfuerzos entre Fermin Muguruza y Des-Kontrol, rememoró algunos de los mejores temas de Kortatu, la primera gran formación a la que perteneció Iñigo Muguruza también junto a su hermano Fermin. ‘After-Boltxebike’, ‘Zu atrapatu arte’, ‘A la calle’ y ‘La familia Iskariote’ devuelve a toda la sala a los ochenta gracias a un pogo regado de sudor y cerveza. ‘Hay algo aquí que va mal’ fue dedicado a Natxo Cicatriz y a los ya numerosos desaparecidos de aquella escena de los ochenta. Y el final, cómo no, llegó de nuevo con Xabi Solano a la triki para dar aún más fuerza a ‘Sarri, Sarri’.