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A NA+ se le gastó el comodín de ETA, ahora Navarra es Venezuela

«Navarra se parece cada vez más a esa Venezuela de Maduro», ha sentenciado Javier Esparza. El líder de Navarra Suma –al parecer– ya no sabía con qué atacar al pacto presupuestario cerrado entre EH Bildu y el PSN. Esparza está fuera de juego antes incluso de que lleguen a discutirse las enmiendas. 

Laura Aznal, Adolfo Araiz y Txomin González, parlamentarios de EH Bildu. (NAIZ)

UPN (y Navarra Suma por extensión) es como un chico pequeño jugando a piedra, papel o tijera. Los niños siempre sacan el puño cerrado, pues les parece que la piedra es la más fuerte de las opciones. De ahí que Esparza abandonara esta mañana el comodín de ETA y probara suerte con Venezuela, así por peteneras, supone una novedad. El niño ha sacado por fin papel.

La Mesa y Junta de Portavoces de este lunes era la vuelta a la normalidad del devenir parlamentario tras un hecho insólito: el acuerdo de EH Bildu para permitir al PSN tener unos presupuestos. Claro que el acuerdo no es un acuerdo del todo, pues todo parece que los independentistas no votarán que sí, sino que se abstendrán. Pero estas abstenciones, como quien dice, constituirán un mero formalismo. 

Alzórriz, tras la Mesa y Junta. (NAIZ)

Ramón Alzórriz, por el PSN, se ha dedicado a fingir que todavía vive en una especie de triángulo amoroso y que este, además, es equilátero. Solo ha pactado con EH Bildu debido a la postura irresponsable y cerril de Navarra Suma, porque la distancia que mantiene el Gobierno con ambas formaciones es la misma. «El PSOE tendió la mano a los dos grupos de la oposición. Le mandó a la carta a los dos grupos, sobre si tenían propuestas. Un grupo se obstinó en el conflicto», ha afirmado para meter el dedo en el ojo de Navarra Suma.

Cuestiones que unen y que no fraccionan

El otro grupo –EH Bildu– sin embargo sí que ha sido propositivo y, además, Alzórriz ha apuntado que las aportaciones abertzales «mejoran» el proyecto que trajo de primeras la consejera Elma Saiz. Esto es lo que ha dicho el portavoz del PSN sobre la negociación: «El proceso ha sido duro en el sentido de que ha habido un tira y afloja en las propuestas, pero ha sido un escenario de propuestas en cuestiones que nos unían, un escenario de querer sacar propuestas que mejoran la vida de la gente, en cuestiones que unen a la gente y no que las separan y que las fraccionan».

En el PSN están, en definitiva, «muy satisfechos con la negociación, con el clima de negociación que ha existido y muy satisfechos a la lealtad que ha existido a esa negociación de todos los que ahí han participado». Ha dicho Alzórriz que cree que «la ciudadanía navarra está satisfecha de que se acuerde en cuestiones que unen y no que separan».

Adolfo Araiz, como portavoz de la otra parte, ha subrayado la evidencia: dejar que Chivite tenga presupuestos es una cuestión «política». Preguntado sobre la continuidad o no de este apoyo, el de EH Bildu ha recordado que el pacto se limita al contenido concreto del acuerdo, y que su grupo tiene las manos libres para dejar tirada a Chivite si ve que la cosa se tuerce. Eso sí, el pacto presupuestario llega después de otro pacto, el de la política financiera. Y tanto el uno, como el otro, recogen elementos extrapresupuestarios (como estudios de variaciones en el impuesto de sociedades para el año que viene y del impacto de la subida del 0,9 en las pensiones de cara a estudiar deducciones...) que aventuran reencuentros futuros.

Araiz ha explicado también que han votado que no a una ampliación del plazo de las enmiendas que había solicitado Navarra Suma, pero que eso poca importancia tiene. «El señor Esparza puede presentar mil enmiendas si quiere», ha dicho el portavoz de EH Bildu, adelantando que lo que ha cerrado con el PSN es un compromiso para que no salga ninguna de ellas. Y, por lo demás, Araiz ha aprovechado la ocasión para llamar a la huelga del día 30, a la que se sumarán los parlamentarios de EH Bildu. «Participaremos por una razón muy simple. Sin activación social, no hay cambio social posible», ha explicado.

Esparza, durante su intervención. (NAIZ)

Uxue Barkos, aliada oficial del PSN en el Gobierno, ha recordado –preguntada sobre si el pacto tendrá recorrido– que acordar las cuentas con EH Bildu es lo más «coherente»  y que se ha producido con naturalidad. A fin de cuentas, la formación independentista lleva apoyando los presupuestos desde fuera del Gobierno los últimos cuatro años. 

Aun con todo, la situación política navarra no es blanquinegra. Tiene un punto más de complejidad. Además de traer a Nicolás Maduro a colación, Esparza ha sostenido que lo que hay de facto es un «pentapartito» y poco menos que EH Bildu ha entrado ya en el Gobierno. Cuando se le ha requerido por qué ese pentapartito no se traduce, entonces, a los ayuntamientos de Lizarra, Iruñea o Barañain, el de Navarra Suma se ha llamado a andana. «Eso tendrá que preguntárselo usted a quienes conforman los pentapartirtos». 

Es en ese gris que va desde el apoyo de EH Bildu a los presupuestos de Chivite hasta el mantenimiento de ayuntamientos de derecha (lanzada muy a la derecha) en Iruñea y otros ayuntamientos donde se emplaza hoy la vida política en Nafarroa.