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Médicos italianos instan a los demás países europeos a que aprendan de sus errores

El 9 de marzo, Italia impuso algunas medidas flexibles para detener la propagación del coronavirus. Dos días después, esas medidas se tornaron muy restrictivas. Los médicos creen, con datos reales y los pronosticados anteriormente, que este gesto redujo significativamente los contagios, por lo que piden a Europa que lo haga también.

Miembros de una organización humanitaria ayuda a colocarse mascarillas a la ciudadanía en Roma. (Tiziana FABI / AFP)

Un grupo de médicos italianos ha escrito un artículo en la prestigiosa revista ‘The Lancet’ sobre la situación que está viviendo su país frente al coronavirus. El objetivo es que en otros países se eviten los errores que Italia cometió.

«Un rápido aumento de los casos representan una seria amenaza para el sistema nacional de salud italiano debido a la limitada capacidad de los departamentos de cuidados intensivos», indican Andrea Saglietto, Fabrizio D'Ascenzo, Giuseppe Biondi Zoccai y Gaetano Maria De Ferrari.

Según explican, el Gobierno italiano introdujo medidas de mitigación progresivas el 9 de marzo, para dos días después limitar drásticamente las interacciones sociales para prevenir la difusión del virus.

A su vez citan a sus colegas de profesión Andrea y Giuseppe Remuzzi, que realizaron una proyección de la enfermedad. Ellos predijeron más de 30.000 casos para el 15 de marzo, mientras que los datos reales fueron de 24.747, lo que sugiere que las medidas restrictivas iniciadas el 11 de marzo comenzaron a dar sus frutos reduciendo el número de contagios en tan solo 3-4 días.

«Todos los demás países europeos parecen tener una situación similar en un espacio de tiempo de dos semanas», manifiestan, y por ello instan a todos los países a que aprendan la «lección italiana» y adopten «inmediatamente medidas muy restrictivas para limitar la difusión viral, para asegurarse de que el sistema de salud responde adecuadamente y para reducir la mortalidad, la cual es aparentemente más alta de los que se estimó inicialmente con un porcentaje fatal del 4%».