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EPPK se reafirma en la vía legal e insta a Madrid y París a finiquitar ya la excepcionalidad

En un comunicado en el Día Internacional del Preso Político, EPPK agradece los avances en Euskal Herria e insta a los estados a «abandonar por completo las leyes y políticas» planteadas como «peaje». Se reafirma en la vía legal hasta vaciar las cárceles. Y apunta que el 90% debería tener permisos.

Marcha a Zaballa, antes de la pandemia. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Hacía tiempo que EPPK no emitía un comunicado y lo ha remitido a NAIZ en el marco del día internacional de las personas presas por motivos políticos, que se celebra este sábado en Euskal Herria con movilizaciones en las capitales. En el texto se hace balance de una situación en la que el Colectivo reconoce los «pasos propios de los gobiernos español y francés desde 2018, sin seguir al pie de la letra los criterios de sus antecesores». Pero añade que, diez años después de Aiete, «es hora de dar solución a todas las consecuencias del conflicto». Y para llegar a un escenario sin presos, exiliados ni deportados, considera «imprescindible que Madrid y París abandonen por completo las políticas carcelarias que no hacen más que exigir peajes».

Recuerda al respecto que, «desde que concluyó el debate interno en 2017, EPPK ha mostrado más de una vez su disposición a recorrer el camino a la calle en el marco de la legislación penitenciaria. Continuamos en ese intento de modo incesante y reafirmamos nuestra decisión hasta sacar a la calle a todos los presos y presas políticos vascos».

El comunicado, aquí íntegro en su versión original en euskara, introduce un subrayado novedoso sobre la tortura, cuestión que tiene ahora «eco renovado» con elementos como el informe del Instituto Vasco de Criminología de la UPV-EHU. «Entre los miles de torturados identificados estamos las personas a quienes nos tienen presas. Más de un centenar, concretamente el 57%, denunciamos torturas tras la detención y las declaraciones arrancadas bajo tortura se utilizaron para imponer condenas».

Continúa exponiendo que «del mismo modo que los presos políticos vascos aceptamos el dolor causado con nuestra acción, quisiéramos recibir el reconocimiento del dolor que se nos ha causado, admitiendo que nos han torturado, asumiendo la realidad de juicios que nada tienen que ver con el Derecho, de leyes retorcidas para alargar condenas, de cadenas perpetuas o penas de 40 años…».

EPPK recuerda, junto a ello, que «el 90% tenemos cumplido un cuarto de la condena, por lo que nos corresponderían permisos de salida; 70 de cada 100 tenemos cumplida la mitad y nos correspondería el tercer grado; 30 de cada 100 tenemos cumplidas tres cuartas partes y nos corresponde la libertad condicional». Le une la situación de los presos enfermos, la de quienes llevan más de tres décadas entre rejas (Jakes Esnal, Jon Kepa Parot y Unai Parot) o el caso de Antton Troitiño, «al que no han querido liberar hasta enfermar gravemente».

«Vaciar las cárceles y traer a casa a refugiados y deportados no solo es necesario para los presos, también para Euskal Herria. La nueva situación que se vive hace ya un tiempo no puede dar por bueno que haya alguien en la cárcel, el exilio o la deportación por razones políticas. Es inaceptable mirando al futuro. Y resolver estos aspectos constituye una necesidad si se quiere construir la democracia», continúa el comunicado.

Lo une con una mención al cuarto punto de la Declaración de Aiete, «esto es, que en la raíz del conflicto hay razones políticas y que igualmente son políticas las consecuencias de ese conflicto, incluida la de que estamos presos. Hay que afrontar esas razones para lograr la resolución y la convivencia democráticas en nuestro pueblo. Es imprescindible un reconocimiento nacional de Euskal Herria y emprender la construcción del futuro respetando la voluntad democrática de Euskal Herria sin imposiciones de nadie».

Dos recuerdos sentidos y una apelación a la juventud vasca

El comunicado incluye un recuerdo a Igor González Sola, que murió en Martutene en setiembre pasado, y a Asier Aginako, fallecido en octubre tras una enfermedad contraída en prisión. Constata de nuevo con ello que «la cárcel roba la salud y la vida de los presos». Y no olvida que la pandemia ha sido utilizada de nuevo para «restringir derechos y ampliar restricciones», tanto de las personas encarceladas como de sus familiares.

Agradece el Colectivo que se hayan mantenido movilizaciones de todo tipo pese al contexto adverso y que haya habido acciones institucionales de denuncia: «Lo que se hace en la calle y en las instituciones debe ser complementario y estamos viendo el fruto de todo este trabajo en el cambio de dirección producido en torno al alejamiento y la dispersión».

En la parte final, Euskal Preso Politikoen Kolektiboa se dirige a la juventud vasca: «La Euskal Herria futura que quisiéramos requiere del compromiso y esfuerzo de las nuevas generaciones». Apela a quienes defienden el feminismo, el euskara, el medio ambiente o la salud para que impulsen «nuestra identidad popular y soberanía, una sociedad sin dominación ni desigualdad».