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El reencuentro con los puertos que iniciaron la leyenda de Indurain

Se cumplen 30 años de la primera victoria en la prueba del navarro forjada con un ataque en el descenso del Tourmalet para vestir su primer maillot amarillo en Val Louron. Por encima de los cinco Tours, para él su mejor día llegó en la etapa que alcanzó en Luz Ardiden.

Indurain y Chiapppucci, camino de Val Louron. (EGIN)

Las dos últimas etapas de los Pirineos presentan al cumplirse el trigésimo aniversario de la primera victoria en el Tour de Miguel Indurain en 1991 el paso por los tres puertos en los que comenzó a escribir su leyenda el corredor que ostenta junto con Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Bernard Hinault el récord de cinco triunfos en la prueba.

La etapa de ayer superó en los últimos kilómetros el puerto de Val Louron, donde acabó la etapa de 1991 en la que Miguel Indurain se puso líder por vez primera tras atacar en el descenso del Tourmalet, puerto que se subirá hoy por esa vertiente más tradicional, y llegar a la meta junto con Claudio Chiappucci.

El navarro recordaba ayer en TVE que el italiano «atacó cuando se quedó Lemond, nos reventó la carrera porque le vio flaquear con las ganas que le tenía del año anterior que le había ganado la carrera. Esprintó para la montaña, íbamos un grupo de diez o quince subiendo el Tourmalet y yo iba a rueda y los demás arriba se pararon para ponerse el periódico y comer y yo dije que ya que nos habéis subido a tope, yo me lanzo a tope para abajo. Fui a mil por hora, llegué a pasar al coche del director de la carrera, que luego me volvió a superar en La Mongie».

Lemond había atacado en la subida anterior al Aubisque y perdió unos segundos en el alto del Tourmalet y por eso no quiso parar Indurain a pesar de que todavía quedaban las subidas del Aspin y la de Val Louron.

Indurain recordaba ayer que tuvo que parar al italiano, al que le perdía su sangre caliente: «Yo estaba bien, el último puerto era duro e íbamos al límite y nos dieron la información de que venía Bugno por detrás y empezó Claudio la última subida encendido. Había que calmarlo. Le dije que estuviera tranquilo, que ya ponía yo el ritmo, que no nos cogían». Bugno recuperó tiempo en la subida final, pero llegó a 1:29 de Chiappucci e Indurain, que no disputó la etapa.

«No hablamos nada»

El navarro revelaba también que no llegó a hablar con Chiappucci para repartirse la etapa y la general. El italiano lo confirmó en el libro que editó EGIN con el quinto Tour de Indurain: «En esos momentos no hablas nada, solo piensas en tirar para adelante y con un hombre como Miguel es muy fácil irse. Sabes que no te va a fallar porque va a tirar y no se va a esconder en ningún momento. Además sabía que no me iba a disputar la victoria, nunca lo ha hecho».

Sin embargo, Miguel Indurain sorprendía ayer al decir que su mejor día en el Tour no fue ése, ni ninguno en las cinco ediciones que ganó: «Fue bonito el día que llegué a París el primer año de amarillo, pero el mejor fue ganar en Luz Ardiden en 1990. Después de mucho sacrificio y una dieta estricta ganar una etapa de alta montaña en el Tour para mí fue muy importante. Y más tras subir el Tourmalet».

Luz Ardiden, final en alto de hoy, fue además el puerto en el que en 1986 demostró por vez primera que podía superar la alta montaña al ser cuarto en una etapa del Tour de Porvenir, ese año de la CEE, ganada por Cubino y colocarse segundo en la general tras Knickman, al que luego quitó el amarillo en los Alpes.

También en estos puertos de Saint Lary y Tourmalet vivió sus peores días en 1993. «Me enfrié en la jornada de descanso de Andorra y ya sufrí en el final de Saint Lary. Me atacó Rominger desde abajo, yo iba justito, pero pude aguantarlo. Pero mi peor día fue el siguiente que acabamos en Pau y se subía el Tourmalet, aunque logré superarlo».