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La incidencia semanal y los ingresos constatan el cambio de tendencia

Datos como la diferencia entre la incidencia a siete y a catorce días, o el número de ingresos hospitalarios, indican que esta ola está en retroceso; otros, como la razón de tasas en los grupos de mayor edad, apuntan a una situación de meseta. Todos coinciden en que esta última ola ha tocado techo.

Caseta emplazada para realizar test diagnósticos en el barrio de Antiguo, en Donostia. (Gorka RUBIO | FOKU)

Hace varias jornadas, desde el día 12 en la CAV y en los dos últimos informes semanales en Nafarroa, que la tasa de incidencia acumulada apunta a que esta ola podría haber alcanzado su pico e iniciado un retroceso, después de tres meses al alza. Pero la alta positividad, el reducido número de pruebas realizadas y decisiones como la de no contabilizar parte de los positivos por parte de Lakua, impedían valorar estos datos con total certeza. Sin embargo, hay otros elementos que han empezado a señalar en esa misma dirección y parecen corroborar el cambio de tendencia dentro de un contexto todavía muy complicado.

Uno de ellos también hace referencia a la incidencia, pero no en cifras absolutas sino en términos comparativos; en concreto, a la diferencia entre la tasa acumulada en dos semanas y la incidencia de la última semana.

Y es que cuando la pandemia está en fase expansiva la tasa de siete días es más que la mitad de la incidencia a catorce. Es decir, se registran más contagios en la última semana que en la anterior, mientras que cuando el virus está en recesión ocurre lo contrario: la incidencia a dos semanas es más que el doble de la tasa de la última semana.

En el informe de Osakidetza hace ya diez días que la incidencia semanal es menor que la mitad de la acumulada en dos semanas. Y aunque al principio podría haber sido consecuencia del cambio en la estrategia de recuento, que se produjo en esas mismas fechas, el tiempo transcurrido y el hecho de que la brecha se haya ido ampliando también en los últimos días, cuando se ha cumplido una semana larga desde ese cambio en el sistema, indican que realmente los contagios empiezan a remitir.

Así, el 11 de enero, en la CAV la incidencia acumulada en dos semanas era de 7.038 casos por cien mil habitantes, y la incidencia a siete días era de 3.428 casos por cien mil habitantes, poco menos de la mitad (48,7%). Por contra, según los datos recabados este miércoles, la incidencia a dos semanas es de 5.222 casos por cien mil habitantes, mientras que la incidencia semanal es de 1.965 casos (37,6%).

¿Descenso o meseta?

Con todo, con un número tan alto de contagios, una tasa de positividad tan elevada –por encima del 35%, cuando más allá del 5% la situación está fuera de control– y por tanto con muchos casos que no se detectan, los datos de incidencia, aunque sean a modo de comparación, hay que tomarlos con cautela.

De hecho, si se mira la razón de tasas en los grupos de edad más avanzada, a los que aún se hace test por ser contacto ya que son un colectivo vulnerable, se aprecia que está en torno a 1 –0,97 entre 80-89 años y 1,05 entre los mayores de 90–, lo que apunta más a una situación de meseta que de claro retroceso.

En todo caso, también este dato confirma al menos una ruptura en la tendencia al alza que se ha mantenido durante meses.

Los ingresos también bajan

Y hay otra cifra, más objetiva, que señala en la misma dirección: los ingresos hospitalarios.

Pese a la menor gravedad que se atribuye a la variante ómicron, y a la alta tasa de vacunación, esta oleada ha dejado el mayor número de hospitalizaciones diarias desde la primera, hace prácticamente dos años. 

Así, en la segunda semana de enero se llegó a alcanzar una media de 110 ingresos diarios en Osakidetza, cuando en anteriores olas solo se había rozado el centenar –cincuenta en la del pasado verano–, pero en los últimos días ese número ha ido cayendo con fuerza, y ayer se situaba en 87 hospitalizaciones.

Aún son muchas, pero es una veintena menos que hace diez días. Eso también se refleja en la cifra de personas hospitalizadas, que es de 840, solo tres más de las que había dos semanas antes. Y en este periodo ha llegado a haber 982 pacientes de covid.

El descenso se aprecia asimismo en las UCI, donde hay 122 personas, 21 menos en tres días.