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Sobre GKS

El Movimiento Socialista tiene como objetivo organizar y liderar una revolución socialista a nivel continental o mundial para instaurar la dictadura del proletariado a gran escala.


Mucha gente ha conocido al Movimiento Socialista este final de curso a través de los altavoces nada inocentes de ETB y los medios del Grupo Noticias y de Vocento. Me animo a traer unas líneas sobre el tema a esta columna sin ninguna intención de verme arrastrado al fango.

GKS se presentó en público en febrero de 2019 pero el fenómeno juvenil de rechazo frontal a la estrategia de la izquierda abertzale venía de antes. Después del proceso de debate Abian (2015-2016), condicionado por un blog anónimo, un grupo, también anónimo, hizo pública una larga y elaborada ponencia de cara al congreso de Ernai de 2017 en la que planteaban que la organización juvenil rompiera con la izquierda abertzale. No lo consiguieron y, finalizado el congreso, siguieron organizándose discretamente a la par que expresaban, a través de las redes sociales y desde el anonimato, su abierto desprecio por la izquierda abertzale y su apuesta política. Intenté debatir con algunos de ellos en redes y descubrí a unos jóvenes muy formados pero sin ninguna capacidad o voluntad de debatir sin faltar el respeto. La arrogancia exasperante y los insultos de algunos de ellos me hartaron. Los bloqueé y silencié a otros. Me ocuparon otras cosas y el tiempo me alejó del tema.

El Movimiento Socialista tiene como objetivo organizar y liderar una revolución socialista a nivel continental o mundial para instaurar la dictadura del proletariado a gran escala como paso previo a la consecución de una sociedad comunista. No son abertzales. ¿Son independentistas? Visto el desarrollo del proceso político catalán, consideran imposible la independencia dentro de la UE pero, en cambio, consideran que pueden organizar la revolución socialista internacional y es en ese hipotético proceso revolucionario donde sitúan la independencia de Euskal Herria.

Entienden a la izquierda abertzale, a EH Bildu, al movimiento feminista y a los movimientos sociales que no pueden fagocitar como obstáculos en el camino a la consecución de sus objetivos y confrontan con cada vez más beligerancia contra todos los que están a su alcance. Lo sé, hay excepciones, pero son eso: excepciones.

Resulta fascinante que, teniendo una preparación teórica admirable, hagan el análisis que hacen, se crean semejante quimera y estén generando confrontaciones en el ámbito popular. Me pregunto qué harán cuando su vía se agote, si admitir lo erróneo de su análisis o echar la culpa a los demás. No soy optimista.