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Música, bailes, astados varios y mucho amor en las mañanas de encierro en la plaza de toros

Música diversa, bailes, astados varios y mucho amor integran el cóctel que ofrece en las mañanas de encierro la plaza de toros de Iruñea, donde la fiesta arranca, o también continúa, cuando el sol no ha hecho más que asomar por el horizonte.

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Mucho se habla del particular ambiente de la plaza de toros de Iruñea durante las corridas, pero el que preside las mañanas el encierro no se queda a la zaga. A las 7.00 horas, largas colas se forman ante las puertas de acceso al coso iruindarra para poder entrar, mientras los más tardanos todavía intentan hacerse con una entrada, que varios reventa ofrecen en la zona de Telefónica.

En la fila hay de todo: gente mayor, familias con chavales que a duras penas consiguen sacudirse el sueño y jóvenes que todavía llevan el cubata en el vaso reutilizable tras toda la noche de mambo. Son los que van más ligeros de equipaje, ya que algunos de los que han madrugado llevan como mínimo la tradicional chaquetica, pero hasta algún plumífero, que la mañana está fresca.

En el interior, tendidos, grada y andanada se van llenando mientras la banda del maestro Bravo anima al personal desde la arena antes de salir al exterior y dejar el coso a una escuela de baile. Más de 50 danzantes se apropian del lugar para demostrar sus habilidades, mientras animan al público a participar en las coreografías.

Público siguiendo la coreografia que se baila en la arena. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)


Pero lo que más engancha al respetable es la Kiss Cam. A ritmo de ‘Love is in the air’, una cámara va enfocando a parejas, de las que el personal espera que se dé un piquito. Y la gente no se lo piensa ni un segundo, provocando el regocijo del público, que jalea las muestras de cariño. En especial, cuando dos hombres se dan un gran beso, que el speaker Josetxo Buján rubrica con un «Sí, señor, mucho orgullo».

Los aplausos también acompañan al desfile por el interior del burladero de los voluntarios de Cruz Roja y DYA, y de los pastores, que se dirigen a sus puestos en el encierro mientras suena la ‘Marcha Radetzky’, que el público hace atronar con las clásicas palmas del concierto de Año Nuevo en Viena.

La banda del maestro Bravo regresa a la arena tras animar los exteriores de la plaza para arrancarse con grandes clásicos como ‘No te vayas de Navarra’ y especialmente ‘Clavelitos’, coreado a voz en cuello por el personal, que prácticamente ya ha llenado la plaza y celebra el momento haciendo la ola.

La alineación

Ya faltan cinco minutos para que empiece el encierro y llega la hora de la ‘alineación’ del día, como en un partido de los rojillos en El Sadar. Corre la ganadería de Fuente Ymbro y cada uno de los seis toros es anunciado por Buján con energía dando a conocer su nombre, número, peso y pelaje.

Nada más terminar la presentación, empiezan a entrar desde el callejón los primeros ‘valientes’, que son recibidos con una potente pitada.

Tras sonar el himno de Eurovisión, todas las miradas se dirigen a las pantallas gigantes, donde se puede ver el encierro. Siguiendo la evolución de la carrera, por fin, los morlacos irrumpen en el ruedo. Van como auténticas flechas, pero uno de sus hermanos se para en seco cuando ya enfilaba corrales. Se gira y parece que quiere quedarse a disfrutar de las fiestas, hasta que después de varios intentos, finalmente sigue el camino del resto de la manada.

Buen ambiente en la grada. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)



Con el final del encierro, llega el momento de las vaquillas. Se sueltan seis y la primera demuestra su bravura llevándose en una de sus astas medio pantalón corto de un atrevido que se ha cruzado en su camino y que se queda con parte de sus gayumbos al aire.

Los derrotes, empellones y embestidas de las vaquillas se siguen a ritmo de Rafael (con un clásico como ‘Mi gran noche’, pese a que el día no haya hecho más que empezar), Maná o la Pegatina, aunque, como en las tardes de ese mismo lugar, no falta ‘La chica ye-yé’ de Concha Velasco.

La salida de cada vaca es grabada por decenas de personas con sus móviles delante de toriles, obligándole a saltar por encima de varios de ellos y a defenderse incluso a coces de algún ‘pata’ que no le deja en paz. Algunos intentan emular la corrida vasco-landesa y con un aire muy capoeira, un corredor consigue saltar dos veces por encima de la vaca, hasta que en el tercer intento está a punto de sentarse encima de las astas y decide no volver a tentar a la suerte.

Con la sexta vaca ya descansando en toriles, la música sigue sonando, aunque una batucada se adueña de la plaza, mientras el también speaker Asier Urzay despide al personal que ya empieza a embocar la salida con un muy suyo «Hasta mañana, si Dios quiere».

Como el show arranca hacia las 6 de la mañana, han sido más de dos horas y media que se han pasado volando y que han dejado al personal satisfecho. Uno de los presentes asegura convencido que «me estoy enganchando más al encierro que a los toros». No es de extrañar.

Un sanferminero veterano contempla el ambiente en los tendidos. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)