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Mette Frederiksen aspira a la reelección en unas elecciones danesas adelantadas por los visones

La socialdemócrata Mette Frederiksen busca mantenerse en el cargo de primera ministra de Dinamarca en unas legislativas que se celebran ocho meses antes de lo previsto. Los moderados podrían tener la llave del gobierno.

Mette Frederiksen ha votado a primera hora de la mañana. (Jonathan NACKSTRAND | AFP)

Dinamarca acude este martes a las urnas en unas elecciones generales convocadas de forma anticipada después de que el Partido Social Liberal –socio de gobierno de los socialdemócratas– forzase a la primera ministra, Mette Frederiksen, a adelantar la votación a cambio de no presentar una moción de censura.

La gestión económica del país en un momento convulso para el conjunto del Viejo Continente a razón de la guerra en Ucrania, sumado a un informe contrario a la gestión del Ejecutivo de la crisis de visones, sacrificados por una mutación del coronavirus, fueron los principales argumentos para las presiones de los socios de gobierno.

Frederiksen finalmente accedió a comienzos de octubre a convocar elecciones generales para este martes, ocho meses antes de que expire técnicamente la actual legislatura en la que, tras los comicios de 2019, los socialdemócratas alcanzaron el gobierno con el apoyo no solo del Partido Social Liberal, sino también de la Izquierda Verde y la izquierdista Alianza Roji-Verde.

Si ya en aquel momento el resultado de los futuros comicios parecía que sería favorable a los socialdemócratas, casi un mes después y una campaña electoral mediante la primera ministra cuenta con más apoyo ahora que cuando se adelantaron las generales.

Frederiksen ha visto cómo su popularidad ha repuntado en las encuestas de opinión, superando un bache que la llevó a contar con menos del 25% del apoyo de la ciudadanía danesa, aunque muy por encima del resto de sus rivales, que desde enero del pasado año apenas han rondado el 15% de aprobación.

Las últimas encuestas en Dinamarca conceden a los socialdemócratas en torno a un 25,7% de los votos, superando ampliamente al partido conservador-liberal Venstre, actualmente la segunda formación con más representación en el Parlamento y líder del llamado ‘bloque azul’ opositor.

Entre los socios de gobierno de Frederiksen la suerte es dispar, con una Alianza Roji-Verde que baja en casi un punto sus resultados respecto a 2019, un Partido Social Liberal que se mantiene en torno al 4,6%, y una Izquierda Verde que aumenta sus resultados en más del doble, pasando del 4,2% a más de un 9%.

Parlamento dividido

Teniendo en cuenta las previsiones marcadas por las encuestas, el llamado ‘bloque rojo’, integrado por las principales formaciones políticas que conformaban el anterior Ejecutivo, rondaría la mayoría parlamentaria con 84 diputados, cerca de la mayoría absoluta fijada en 90 parlamentarios.

Por contra, el ‘bloque azul’ se situaría en los 74 diputados y notablemente damnificado por la caída del Partido Popular, que caería en torno a un 6%, y especialmente por el descalabro de Venstre, que del 21,1% de las anteriores elecciones se situaría ahora en torno al 12%.

En este contexto, la llave de la gobernabilidad podría recaer en manos de los moderados (centro-derecha), formación fundada por el ex primer ministro Lars Lokke Rasmussen a comienzos de 2022 y que por el momento no está presente en el Folketing (Parlamento danés). Las encuestas estiman que podría superar el 9% de los votos, alcanzando así una cifra cercana a los 17 parlamentarios.

Otro elemento a tener en cuenta serán los cuatro diputados asignados para Islas Feroe y Groenlandia, territorios daneses autónomos en aguas del Atlántico. La jornada electoral en las Feroe se celebró ayer, después de que el Parlamento danés accediera a cambiar la fecha de votación solo para ese territorio para que no coincidiese con el Día Nacional en recuerdo a los muertos en el mar, de gran importancia en un archipiélago cuya principal ocupación es la pesca.

Crisis de los visones

Una de las principales crisis a las que ha hecho frente el Ejecutivo de Frederiksen ha tenido como protagonista a la población de visones del país, estimada en unos 15 millones de ejemplares hasta noviembre de 2020, cuando las autoridades se vieron forzados a exterminarla ante el temor de que pudieran expandir el coronavirus.

Aquella decisión, duramente criticada por parte de la sociedad y el Parlamento, se tomó debido a las sospechas de que el covid-19 hubiese mutado al contagiarse en los visones, criados por sus preciadas pieles, de las cuales Dinamarca es uno de los principales países productores.

La polémica suscitada provocó que se creara una comisión especial en el Parlamento y cuyas conclusiones apuntan a que los argumentos empleados por el Ejecutivo para justificar el exterminio de visones fueron «extremadamente engañosas». Frederiksen, a quien se acusó de actuar con «malicia» y de «mala fe», alertó de que la mutación en visones podría ser más resistente frente a las vacunas.

Desde la oposición aprovechó la ocasión para criticar con dureza al Gobierno, a quien acusaba de incautar y matar a los animales sin tener la autoridad para ello. La crisis política surgida a raíz de este episodio tuvo como principal daño colateral la salida de Mogens Jensen del Ministerio de Agricultura.

A pesar del informe, el Parlamento danés rechazó a comienzos de julio realizar una investigación contra Frederiksen. Desde Venstre se advirtió de que, en caso de lograr la mayoría en la cámara, impulsaría de nuevo investigaciones por el asunto.