El repudio a Boluarte confluye en una gran protesta en una blindada Lima
Los enfrentamientos en Arequipa y el aumento de los bloqueos marcaron ayer el preludio de la llamada «toma de Lima», la gran marcha en la capital peruana para exigir la renuncia de Dina Boluarte, la disolución del Congreso, elecciones inmediatas y una Asamblea Constituyente.
Organizaciones sociales y sindicales de todo Perú, sobre todo del Perú indígena y rural, se manifestaron este jueves en su capital, Lima, para denunciar la destitución y encarcelamiento de su presidente Pedro Castillo y para exigir la renuncia del Ejecutivo que lo reemplazó, con Dina Boluarte al frente, la disolución del Congreso, la convocatoria de elecciones inmediatas y de una Asamblea Constituyente a través de un referéndum.
Además, los manifestantes reclamaron la liberación de Castillo, el fin de la represión y justicia para los fallecidos, que superan el medio centenar.
Con la ciudad blindada, donde fueron desplegados más de 10.000 policías, varias marchas se dirigieron hacia el Congreso, hacia el Palacio de Jusicia y al barrio residencial de Miraflores, para denunciar la invisibilización a la que las zonas más pobres y recónditas del país son sometidas por autoridades y medios de comunicación, la explotación de sus habitantes y el saqueo de los recursos naturales del país. Desde allí marcaharon hacia la plaza Dos de Mayo, desde donde arrancó la gran manifestación. La primera convocatoria unitaria desde que empezaron las protestas el 7 de diciembre del año pasado.
Choques en Arequipa
Horas antes, mientras avanzaba la marcha de los cuatro suyos (nacionalidades) hacia la capital para dar comienzo a la llamada «toma de Lima», se produjeron duros enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en Arequipa mientras los bloqueos de carretera se elevaban a 127 con el tránsito interrumpido en 18 de las 25 regiones del país.
Cientos de manifestantes trataron de entrar en las instalaciones del aeropuerto de Arequipa, la segunda ciudad más poblada del país, cuyas operaciones fueron suspendidas como medida de prevención. En sus inmediaciones y en unos de los accesos de la llamada Ciudad Blanca se produjeron enfrentamientos cuando acudió la Policía a disolver las protestas con gases lacrimógenos.
También fueron suspendidas como medida preventiva las operaciones en el aeropuerto de Cuzco, la entrada a Machu Picchu, y el tren de acceso a las ruinas incas.
La ola de protestas suma ya al menos 54 personas fallecidas, 49 de ellas a consecuencia de la represión policial y militar -el resto, producto de los bloqueos-, según organizaciones de derechos humanos. Algunas presentaban disparos en la cabeza y el tórax, según esas fuentes, lo que ha indignado más a los manifestantes, que no descartan posibles ejecuciones extrajudicales.
Las últimas víctimas mortales al cierre de esta edición eran una mujer que falleció el miércoles en los enfrentamientos con la Policía en Macusani, en la región de Puno, y un hombre heridos en el mismo lugar y que murió ayer.