Sudán del Sur, la nación más joven y la más pobre se estrena en el Mundial de baloncesto 2023
Creada el 9 de julio de 2011 y sumida en una guerra civil hasta 2019, se ha clasificado al Mundial fruto sobre todo del impulso del dos veces All-Star de la NBA Luol Deng, actual presidente de la Federación Sursudanesa de Baloncesto y seleccionador ocasional.
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Junto con Angola, Costa de Marfil y Egipto, Sudán del Sur y Cabo Verde son los representantes africanos del Mundial 2023 de baloncesto que tendrá lugar este verano en Japón, Filipinas e Indonesia. Sudán del Sur no solo es un país debutante en un evento de semejante calibre, sino que es el país más joven, creado oficialmente el 9 de julio de 2011 y el más pobre –con un PIB Nominal de 3.194 millones de dólares según datos de 2018 y una renta per cápita de 246 dólares, situándose en el puesto 161 de los países del mundo–, mientras que Cabo Verde, con una población de 571.966 habitantes, es el país más pequeño en lograr esta clasificación, superando a Montenegro, que con sus 620.000 habitantes tenía este honor hasta el momento.
Pero esta vez la protagonista será Sudán del Sur, un país que, como tantos otros territorios del continente africano, ha sido víctima del colonialismo y sus fronteras han variado en múltiples ocasiones. El llamado condominio del Sudán Anglo-Egipcio se formó en 1899, aunque mientras el norte tenía una fuerte influencia de Egipto y mayoritariamente se hablaba árabe, el Imperio Británico llevaba la administración de la parte sur del país, donde el idioma mayoritario era el inglés.
Los reyes egipcios de la época exigieron que la totalidad de Sudán pasara a manos de la administración egipcia, pero Gran Bretaña se negó en redondo, siendo ese tira y afloja motivo de fuertes tensiones. Así las cosas, pese al aparente final del colonialismo decimonónico, Gran Bretaña decidió modificar el estatus del Sudán, para lo cual convocó una Conferencia en Yuba en 1948. Aunque la idea original de los europeos era incorporar el sur del Sudán a su protectorado en Uganda, finalmente se decidió acabar con el régimen diferenciado y tener una colonia unificada, pese a las protestas de los sectores del sur. En 1953, finalmente, británicos y egipcios aceptaron dar la independencia al territorio conjunto y formar en 1956 una República del Sudán con capital en Jartum y de carácter unitario.
Las tensiones entre ambos sectores etno-territoriales bajo un único gobierno no tardaron en aflorar y en 1955, soldados del sur protagonizaron motines que derivarían en la Primera Guerra Civil Sudanesa. El conflicto, que enfrentó al gobierno central con el Movimiento de Liberación del Sur de Sudán, solo terminó en 1972 con la firma de un protocolo de paz en Adís Abeba que permitiría la creación de un gobierno autónomo en Sudán del Sur. El acuerdo significó una década de paz, hasta que el presidente sudanés Yaafar al-Numeiry anunciara el establecimiento de un estado islámico y la aplicación de la sharia en todo el país, lo que provocaría el estallido de la Segunda Guerra Civil Sudanesa.
Tras años de enfrentamiento, el conflicto terminó oficialmente con la firma de un acuerdo de paz en enero de 2005 entre el gobierno de Sudán y el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (ELPS). El acuerdo restableció el gobierno autónomo sursudanés hasta por seis años, tras lo cual se realizaría un referendo sobre una posible secesión. Este referendo se realizó en enero de 2011 otorgando una abrumadora mayoría de un 98,83% a la opción independentista. Tras esos resultados, el gobierno sudanés de Omar al-Bashir aceptó la división del país, que se llevó a cabo el 9 de julio de 2011 cuando se proclamó oficialmente la República de Sudán del Sur.
El heredero de Manute Bol
Todo esto poco tiene que ver con el baloncesto, pero lo cierto es que si la altura tiene algo que ver con el basket, Sudán del Sur tiene en la tribu de los dinka la más alta de todo el Continente Negro, con un promedio de altura de 1,83 metros.
De hecho, el cine se hizo eco hacia 1994 con la película titulada «Una tribu en la cancha» –con el título original de The Air Up There– dirigido por Paul Michael Glaser y protagonizado por Kevin Bacon, que descubre a un joven dinka como una firme promesa del baloncesto, Saleh, un gran proyecto de jugador pero que es el hijo del jefe de la tribu, con la calamidad añadida de que sus tierras son ambicionadas por una empresa minera que tiene su propio equipo de baloncesto.
Pese a la dudosa calidad de la cinta, la obra ofrece un muestrario de actores locales a cada cual más espigado y a cada cual más aficionado al baloncesto, sobre todo a la NBA. El difunto Manute Bol, fallecido el 19 de junio de 2010, paseó sus 2,31 metros en la NBA entre 1985 y 1995 en las franquicias de Washington, Warriors, Philadelphia, Miami y breves segundas etapas en Washington, Philadelphia y Warriors, y cuya historia está glosada con detalle por el periodista vizcaino Gonzalo Vázquez en la pieza titulada «El gigante del mundo perdido», recogido en su libro «101 Historias de la NBA» –JC Editorial–.
Pero exótico o no, Manute Bol fue mucho más que una rareza en un universo como la NBA, ya que de su mano emergió un talento mucho más importante de cara al juego del basket y de la actual realidad del basket en Sudán del Sur: Luol Deng.
Luol Deng también es dinka, pero a diferencia del «salvaje» Manute Bol, Deng era hijo de un parlamentario, Aldo, al que encarcelaron y que, recién liberado, decidió huir a Egipto con su familia. Allí conocería a Manute Bol, que le inculcó el gusanillo por el basket. Acabaría viviendo en Londres bajo asilo político e incluso acabó participando en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con la selección de Gran Bretaña.
Luol Deng fue elegido en la primera ronda del draft de 2004, en la séptima plaza, por los Phoenix Suns, aunque fue traspasado ipso facto a los Chicago Bulls. Tenía solo 19 años y había cursado un único año con los Blue Devils de la Universidad de Duke, equipo con el que promedió 15 puntos y casi 7 rebotes, por lo que fue nombrado Novato del Año.
Estuvo una década por entero en Chicago, donde ofreció sus mejores momentos, al punto de ser seleccionado para los All-Star Game de 2012 y 2013, ser elegido en el Primer Quinteto de Novatos en 2005 y en el Segundo Quinteto Defensivo en 2012.
El 31 de marzo de 2011, el periodista Eric Bressman de la revista Dime catalogó a Deng como «el jugador más infravalorado». «Es el pegamento que mantiene al equipo unido. "Luol es profesional. Entrena duro. Se prepara bien. Estudia a su oponente. Es tremendo ejecutando el ataque y la defensa. Ha ayudado a este equipo a mejorar cada día», diría de él el entrenador de Chicago, Tom Thibodeau.
Más tarde llegarían los traspasos a Cleveland, Miami, Los Angeles Lakers –franquicia con la que firmó un contrato de 72 millones de dólares por cuatro años– antes de retirarse en en 2019 con los Minnesota Timberwolves.
Algo más que gratitud
Terminada su carrera deportiva, Luol Deng ha dedicado estos años a devolver lo que el baloncesto le ha dado. Deng se topó con un país todavía reciente y con muchos problemas, con una guerra civil que estalló en 2013 y acabó seis años después, con el acuerdo de paz entre Salva Kiir –actual presidente de Sudán del Sur– y Riek Machar.
El exjugadro de la NBA creó una Fundación que lleva su nombre, que ha recibido el reconocimiento de Barack Obama o de las Naciones Unidas, tratando de alejar de la violencia a los muchachos de su país y acercarlos lo más posible a las canastas como modo de realización personal.

Puestos a devolverle algo al basket, Luol Deng se convertía en noviembre de 2019 en el presidente de la Federación Sursudanesa de Baloncesto, cargo que ostenta en la actualidad, tratando de estructurar esta disciplina en su país, cuando en un primero momento la selección nacional no podía ni costearse los desplazamientos.
En 2021 llegó de la mano de Luol Deng el entrenador estadounidense Royal Ivey, amigo de la adolescencia de Deng en la Blair Academy y que desde 2014 ejerce de entrenador asistente en diversas franquicias de la NBA.
La mejora fue exponencial al punto de que en el Afrobasket Sudán del Sur llegó a cuartos de final y solo la ganadora del oro en el torneo continental, Túnez, pudo con ella.

En estas «Ventanas FIBA» Sudán del Sur ha disputado 12 partidos –con Luol Deng ejerciendo de entrenador al no poder contar con Ivey por la competición de la NBA– y ha ganado 11, con un conjunto que promedia por encima de los dos metros y a sabiendas de que puede tener en el Mundial a tres NBA: Bol Bol –con 2,18 metros–, JT Thor –ala-pívot de los Charlotte Hornets– y Wenyan Gabriel –ala-pívot de los Lakers–, amén de una materia prima física portentosa y absolutamente nada que perder.