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El Real Madrid se hace con el cetro copero al encontrar más recursos que el Barcelona

Aunque el MVP ha recaído en el base Facundo Campazzo, el pívot ex de Saski Baskonia Vincent Poirier ha sido el jugador más resolutivo de la finalísima, ya que se ha impuesto en la zona sobre todo desde el momento en el que el Barça ha perdido a Vesely por cinco personales.

Por primera vez desde 2020, el Real Madrid le vanta la Copa. (E. COBOS | ACB PHOTO)

REAL MADRID 96 - BARCELONA 85

Después de unos pocos años de ausencia –desde 2020, precisamente en Málaga y un mes antes de los confinamientos– el Real Madrid ha vuelto a poner su nombre en el palmarés de la Copa. En un duelo igualado hasta el último cuarto, los pupilos de Chus Mateo han empujado mucho más fuerte que el Barça en el último asalto. a pesar de que el MVP del torneo ha recaído, por segunda vez en su carrera, en el base Facundo Campazzo, la eliminación por cinco faltas del pívot culé Jan Vesely ha abierto el camino para que el pívot Vincent Poirier, ex de Saski Baskonia que hasta la fecha había estado a la sombra de Edy Tavares después de su retorno de la NBA, se haya enseñoreado en la zona para marcar la diferencia ante un Barça que se ha visto empequeñecido.

Mediado el tercer cuarto el liderato en el marcador ha mostrado más de 10 vuelcos, sijn que ningún contendiente haya logrado adquirir más de cinco puntod de renta, excepto en el 9-2 de arranque del Real Madrid. Desde entonces y hasta el último acto, igualdad y alternancia en el marcador, con detalles nimios que han ido desgastando al Barça en favor de un Real Madrid que ha tirado más y mejor sus tiros libres –21 de 24 por 7 de 13–, que ha reboteado mucho más –36, 16 de ellos en ataque, contra 27, 9 ofensivos– y que ha encontrado más referentes ofensivos en diversos momentos.

Campazzo, Poirier, Yabusele, Hezonja, Deck y Musa han sumado 12 o más puntos, mientras que en el Barça, aunque en un principio ha encontrado aportaciones puntuales de casi todos sus miembros, conforme han pasado los minutos solo Jabary Parker, Satoransky y Vesely han superado la decena. Y como queda dicho, por más que Roger Grimau se haya mostrado algo quejoso del criterio arbitral con el reparto de personales, el Real Madrid ha sabido buscar la debilidad a su rival en las faltas de Jan Vesely. En cuanto el pívot checo ha cometido su quinta falta, y por más que Willy Hernangómez no haya estado del todo mal, el Real Madrid ha dominado la pintura y a partir de ese dominio se ha roto el partido.

De ese dominio y del acierto en el triple. El conjunto merengue ha anotado cuatro de sus nueve triples en el último asalto mientras que el Barça, después de haber convertido seis en la primera mitad –entre ellos, uno de Kalinic para llevar al duelo al descanso por un 43-45 favorable a sus intereses– solo ha añadido dos más a la cuenta tras el receso. Después de dos jornadas de «libertinaje» anotador por parte del equipo que dirige Roger Grimau, las vías anotadoras se han ido estrechando al mismo ritmo con el que el Real Madrid las ha ensanchado.

Siendo una final dura y de mucho contacto, también ha sido un partido de guante blanco, de forma que los equipos han podido jugar centrados en su labor, sin perderse en exceso en protestas y aspavientos. Asimismo, la alta anotación no indica una defensa relajada, ni mucho menos, sino que los dos equipos han mostrado un fuerte deseo de victoria, que en este caso ha caído del lado madridista porque ha sabido adaptarse mejor, sobre todo gracias al quinteto formado por Campazzo, Musa, Yabusele, Deck y Poirier, que con muy pocas variaciones ha encontrado el ritmo, el tono y el acierto para imponerse.