Todo es posible cuando se enfrentan los mejores
Olympique de Lyon, rey de los récords europeos, y Barcelona, vigente campeón del torneo, disputan este sábado la final de la Champions League en un San Mamés abarrotado. Irene Paredes y Damaris Egurrola pugnarán por su segundo título continental.
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San Mamés, que batirá el récord de asistencia del torneo con más de 53.000 aficionados en las gradas, acogerá el sábado el mejor partido del año. O al menos, porque ese melón también habrá que abrirlo, el partido entre los dos mejores equipos del mundo, peleando por el trofeo más preciado en las competiciones por clubes. Olympique de Lyon, rey de los récords europeos, y Barcelona, vigente campeón del torneo y mejor equipo de la actualidad, disputan en el estadio bilbaino la final de la UEFA Women's Champions League. Un encuentro en el que dos futbolistas vascas, Irene Paredes y Damaris Egurrola, pugnarán por su segundo título continental y en el que las previsiones parecen inútiles porque todo es posible con dos rivales así.
Por trayectoria reciente y plantilla, el Barcelona bien podría considerarse favorito. Repleto de campeonas del mundo, con las dos futbolistas que han ganado los tres últimos Balones de oro, y en general una lista de distinciones personales como para aburrir, en este último lustro el equipo catalán ha ganado 15 de los 19 títulos que ha disputado. Es incluye cinco Ligas consecutivas, cuatro Copas –la del año pasado ni la pudo disputar por una alineación indebida–, cuatro Supercopas y dos Champions. Tres de esos torneos, los domésticos, los ha ganado esta misma temporada, en la que aspira al primer poker de su historia, repitiendo ahora victoria en el torneo cuyo título defiende.
Su propio historial en este campeonato evidencia que la superioridad de las catalanas no se restringe a las competiciones locales. La de San Mamés será su quinta final de Champions en los seis últimos años, en los que solo se ha perdido la de 2020, cuya fase final, condicionada por la pandemia, se disputó precisamente entre el estadio bilbaino y Anoeta.
El Barcelona ha ganado dos de esas finales y ha perdido las otras dos, precisamente frente al Olympique. Aunque ya era un equipazo entonces, podría decirse que pagó la novatada en 2019, cuando cayó rotundamente ante las francesas (4-1) en la primera final continental que disputó. Las blaugranas se tomaron aquel golpe de la mejor manera, redoblando esfuerzos y exigiéndoselos al club para asaltar el trono que a día de hoy ocupa todavía el Olympique pero que del que están cada vez más cerca. Por eso es posible que la derrota que sufrieron hace dos años doliera aún más. Entonces el Barcelona, que también llegaba a la final tras haber conquistado Liga, Copa y Supercopa, se postulaba como favorito pero el resultado fue muy similar al de dos años atrás y las francesas se hicieron con su octavo título de Champions, ganando por 3-1.
No hay quien pueda discutir todavía, en ese sentido, al Olympique, poseedor de todos los récords imaginables de la competición. Títulos (8), finales (diez, desde que la final se disputa a único partido solo se ha perdido cuatro), semifinales, victorias, partidos, goles... También viste su camiseta la máxima goleadora histórica de la competición, Ada Hegerberg, y la futbolista que ha vivido todos esos éxitos en primera persona, la capitana Wendie Renard, que de hecho marcó uno de los dos goles al Turbie Potsdam con los que las Fenottes conquistaron su primer título continental. Un partido que también disputó Sonia Bompastor, hoy su entrenadora y primera mujer que gana la Champions como futbolista y como técnica.
Tampoco va mal el equipo francés en lo que respecta a nombres propios. Horan, Endler, Van de Donk, Diani... La lista de estrellas es casi tan deslumbrante como la del Barcelona aunque algunas de ellas (Le Sommmer, Dabritz) se perderán el encuentro por lesión y habrá que esperar hasta el último momento para ver si Hegerberg se puede vestir de corto.
Pero si los números generales sonríen claramente al Olympique, la trayectoria última inclina la balanza del lado del equipo de Jonathan Giráldez. Su Barcelona es una máquina de hacer fútbol, que aúna calidad individual, sacrificio, inteligencia táctica, físico, voracidad... Es difícil encontrar la más mínima falla en un conjunto que esta temporada solo se ha permitido tres tropiezos. Fueron inocuos sus empates ante Benfica y Levante y solo su derrota contra el Chelsea en la ida de semifinales de la Champions llama realmente la atención porque era uno de esos partidos que las catalanas querían ganar a toda costa. Pero las pupilas de Emma Hayes encontraron la manera de secar y desesperar a un rival que por primera vez en toda la temporada no fue capaz de marcar un gol. Lo resolvió de sobra en el partido de vuelta pero el Chelsea mostró un camino que quizá intente recorrer el Olympique en San Mamés.
La temporada del equipo lyonés, que guarda buenos recuerdos de San Mamés –allí se impuso a Bayern y Paris Saint Germain en la fase final de la Champions 19/20 antes de conquistar el título en Anoeta frente al Wolfsburgo–, no es tan brillante aun siendo magnífica, no en vano acaba de conquistar la Liga pese al peligro que conllevaba el cambio de formato, y disputa ahora su 11ª final de Champions. Pero se quedó sin opciones de pelear por la Copa tras ser incapaz de hacerle un solo gol al Fleury 91, del que le separa una distancia abismal, en semifinales del torneo, para acabar cayendo en la tanda de penaltis. En Champions cedió dos empates intrascendentes en la fase de grupos pero ya en las eliminatorias no estuvo bien en Lisboa y vio cómo el Paris Saint Germain se le ponía con dos goles de ventaja en su propio campo en la ida de las semifinales aunque la calidad individual –y la habitual falta de fiabilidad del rendimiento de las parisinas– le permitió voltear el marcador y encarrilar la eliminatoria que acabaría superando. En Liga solo han cedido un empate contra el PSG y una derrota en Burdeos en la última jornada de la temporada regular en la que Bompastor alineó a medio filial. Unos números que firmaría cualquier otro equipo pero que arrojan alguna pequeña sombra, intensificada por las sensaciones que han ofrecido las Fenottes en más de una ocasión, no tan rotundas como la de su rival. Posiblemente habría que recurrir a las micras para medir la diferencia entre los dos equipos pero en una final hasta el detalle más imperceptible puede resultar decisivo.
Frente a frente
La afición local tendrá a quién animar en San Mamés, al margen de las simpatías que despierten uno y otro equipo. Irene Paredes y Damaris Egurrola pugnarán por su segundo título de Champions. Se adelantó la centrocampista vizcaina, que conquistó el trofeo en 2022, precisamente en la segunda de las finales que han disputado hasta ahora Olympique y Barcelona, ambas con victoria para las francesas. No llegó a saltar al césped del Juventus Stadium en aquel encuentro pero, futbolista de máxima confianza para Bompastor, solo una revolución de la entrenadora gala le dejará fuera del once en San Mamés.
Más indiscutible aún es Irene Paredes para Jonathan Giráldez. La defensa de Legazpi también puede presumir de un título de Champions, el que conquistó hace un año frente al Wolfsburgo, después de que sus dos anteriores finales con Barcelona y Paris Saint Germain, ambas ante el Olympique, acabaran con lágrimas.
Guipuzcoana y vizcaina son ya las dos jugadoras vascas más laureadas, superando a Vanesa Gimbert. La exfutbolista hablaba esta semana en NAIZ de sus excompañeras, con las que coincidió en el Athletic, del que Paredes se marchaba tras ganar la Liga en 2016 y con cuyo primer equipo debutó Damaris ese mismo curso.