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«Abandonada una hora bajo frío y lluvia para morir»; el post-denuncia de Raccagni sobre Furrier

Las dudas sobre por qué no fue localizada y atendida antes envuelven a la muerte de la joven ciclista Muriel Furrier en el reciente Mundial de Zúrich. Un post de un ciclista italiano interpela claramente a la UCI pero hace autocrítica también.

Luto por Muriel Furrer en el Mundial de Zúrich. (Fabrice Coffrini | AFP)

Un post del ciclista Andrea Raccagni (Soudal-Quick Step) ha removido conciencias este domingo sobre la muerte hace dos semanas de una joven ciclista, solo 18 años, en el Mundial celebrado en Zúrich. Hasta el momento no hay explicaciones claras sobre cómo pudo estar en torno a una hora desaparecida tras caer en una zona boscosa del recorrido.

La organización ha reconocido que no percibió que había tenido algún tipo de percance hasta que se hizo recuento de las participantes llegadas a la meta y Muriel Furrier no estaba entre ellas.

El fallecimiento se produjo al día siguiente en el hospital, al no superar el fuerte traumatismo craneoencefálico que había padecido. Todo ello en una carrera marcada por la lluvia, que convirtió algunas zonas en una pista de patinaje.

Las diversas pruebas del Mundial continuaron luego hasta completarse el domingo (el fatal percance se produjo el jueves). La UCI afirmó que la familia de la joven había mostrado su deseo expreso de la agenda de competición no se modificara.

Raccagni afirma en su publicación en redes sociales: «Quería hacer un bonito post con algunas fotos de mi experiencia en el campeonato del mundo, pero desde el principio pensé que no estaba bien. Ahora ha pasado una semana, y (excepto algunos artículos) ya nadie habla de eso. Sólo hay una cosa segura ahora, una ciclista como yo ha sido abandonada para morir durante más de una hora, bajo frío y lluvia, durante la carrera más importante del año»

La concatenación de accidentes mortales en los últimos años (Gino Mader, Juan José Ortega, Estela Domínguez, Davide Rebellin por citar los más conocidos...) en competiciones o entrenamientos parece haber provocado una pérdida de sensibilidad respecto a los peligros incluso en el seno del pelotón. Raccagni expone en su post que «esto también es mi culpa y culpa de todos los demás corredores que nunca han hablado frente a problemas de seguridad claros».

La gravísima caída múltiple de la Itzulia en abril también reabrió la reflexión al respecto, en el que confluyen, al margen de las medidas de seguridad que se adopten, aspectos deportivos y paradeportivos como la tecnología, la velocidad o el estrés. Así lo reflejaba este reportaje de Aitor Agirrezabal.