Despertando de la pesadilla, Khalifa Diop da trazos de lo que quiere Saski Baskonia de él
Solo es un partido, pero la manera en la que el pívot senegalés supo contener a Tavares y borró a Serge Ibaka, amén de hacer olvidar a un tocado Donta Hall supone un punto de inflexión en la andadura de un Diop que viene de pasar su peor año como jugador profesional por culpa de las lesiones.
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«Una golondrina no hace verano», dice el refrán y Pablo Laso, sin querer echarle agua al vino, advirtió lo que es una obviedad por otro lado: «Khalifa tiene que mejorar en muchísimas cosas. Hay varias por las cuales lo hubiera querido matar, y en adelante volverá a tener días malos», pero se sumó al elogio unánime sobre el pívot senegalés, que el martes frente al Real Madrid completó su mejor partido desde que llegase la pasada temporada a Saski Baskonia.
Con 8 puntos y 7 rebotes que sumó en la victoria por 76-72 frente al Real Madrid nadie quedaría deslumbrado. Pero lo cierto es que hizo olvidar a un Donta Hall que venía de ser el MVP de la última jornada de la Liga ACB y que el martes apenas pudo jugar ni aportar por producirse un esguince de tobillo en el entrenamiento de la víspera. A pesar del daño que causó Edy Tavares bajo el tablero del Baskonia, fue Diop quien más trabajo le dio, al punto de provocarle varias pérdidas por forzarle los pasos, sumando un marcador +9 en los 28 minutos que el senegalés estuvo sobre el parqué.
Ante todo quedará en la retina una jugada por sorprendente y porque puso la garganta en vilo en la hinchada del Baskonia. Con el duelo empatado a 70 y entrando ya en el último minuto, Khalifa Diop no tembló cuando tuvo que levantarse desde la línea de tiros libres y clavar una suspensión que volvía a adelantar a los gasteiztarras. Una de las cosas que se le han achacado a Diop hasta la fecha era que solo podía anotar en caso de «regalarle» una asistencia debajo de canasta, tras rebote de ataque y poco más. La noche del martes demostró tener otros recursos, estuvo sólido en los dos tiros libres que dispuso y además, anotó esa suspensión desde más de cuatro metros.
Recibió el pase de Markus Howard, quien por anotar 9 puntos en el último cuarto acabó erigido en el héroe del partido, pero en el caso de Diop, esa canasta y el triunfo final fueron la doble recompensa a un partido que ojalá marquen un punto de inflexión en él.
Una gran responsabilidad
Después de ser elegido como «Estrella Emergente» de la Eurocup 2022/23 con el Gran Canaria, en una campaña en la que el conjunto isleño se llevó ese campeonato, Khalifa Diop firmaba por Saski Baskonia hasta 2028, en una suerte de «estación intermedia» para foguearse en la Euroliga antes de saltar a la NBA. Para ello, la entidad gasteiztarra abonaba la cláusula de salida del jugador senegalés a Gran Canaria, por encima de los 700.000 euros, unido a una ficha considerable, siendo como es el pívot de 22 años cupo formativo y un jugador con unas envidiables capacidades atléticas.
Pero su temporada 2023/24 en Gasteiz fue ruinosa. Empezó más tarde que sus compañeros por una lesión de espalda, la primera lesión seria de su carrera, y después de participar en 13 partidos de Euroliga y 12 de Liga ACB, con 3 puntos y 2,6 rebotes de media, debía perderse la segunda mitad de la temporada después de pasar por el quirófano para operarse la muñeca.
Es por eso que el senegalés se incorporaba antes que ningún otro componente de la primera plantilla baskonista a hacer la pretemporada, intentando recuperar el tiempo perdido en un aterrizaje en Gasteiz más que forzoso. Y aunque su inicio de temporada no está siendo gran cosa en lo numérico, al menos está dejando constancia que ahí está. En principio, como suplente de Donta Hall, pero jugar tan bien ante todo un Edy Tavares en un duelo de Euroliga son palabras mayores.
Enterrando a Ibaka
Insistimos, una golondrina no hace verano. Con unas medias de 3,3 puntos y 5,3 rebotes en la Euroliga y 2,7 puntos y 2,3 rebotes en la Liga ACB, jugando alrededor de 19 minutos en la competición continental y 12 en la doméstica, es difícil pensar que los grandes de la Euroliga o la propia NBA se vayan a empezar mañana a pegarse por hacerse con el jugador, ni que Saski Baskonia le vaya a erigir un altar sobre el cual hacer ofrendas y pedirle milagros.
La muestra todavía es pequeña y como Donta Hall y Khalifa Diop no pueden coincidir sobre la pista por características de juego, los momentos puntuales de acierto o desacierto de uno u otro van a ser cruciales a la hora de dividir los minutos y el rol en el equipo. Pero al menos algún trazo de brillo e interés acaba de aparecer, lo cual es mucho en un Saski Baskonia al que en estos momentos no le sobra nada y hace de cada partido suyo una pelea en el barro.
No es amigo Pablo Laso de hacer cambios de asignación automáticos en defensa, pero Khalifa Diop demostraba el martes que no solo es un pívot de 2,15 metros y saltarín, sino que pudo contener los cambios defensivos de rigor sin caer en trampas como fintas ni cargarse de personales –solo cometió una–. Asimismo, aparte de poder competir contra Tavares sosteniéndole la mirada, borró del mapa a un Serge Ibaka al que avejentó diez años en diez minutos. El hispano-congoleño no fue rival del senegalés en intensidad y mientras coincidiera con él sobre el parqué, Khalifa Diop se hizo el amo de los rebotes.
Huelga decir que a Saski Baskonia le queda mucho camino por recorrer –al Real Madrid también, pero ese es su problema– y que el ataque en estático de los gasteiztarras tiene muchas lagunas, demasiado juego de uno contra uno y todavía escasa generación por el pase. Con todo, ya el martes repartían los de Laso hasta 18 asistencias –tres más de lo que promedia en la Euroliga y casi dos más de las que firma en la Liga ACB–, y más que van a repartir si jugadores como el propio Diop, Donta Hall o un sorprendente Ousmane Ndiaye saben aprovechar esos balones doblados no solo debajo del aro, sino también en situaciones de menor porcentual de acierto como en los tiros de media o larga distancia y demás.
La teoría dice que el juego interior baskonista debiera merendarse a un Asvel Villeurbanne que caía en Berlín frente al Alba y que será su próximo rival el viernes a las 20.30 en tierras lyonesas. A cuenta de las bajas, solo Neal Sako –aunque promedie más de 12 puntos y 9 rebotes– y Tarik Black superan los dos metros, y ante semejante panorama, pese a la posible ausencia de Donta Hall –aunque habrá que ver cómo evoluciona su tobillo– Saski Baskonia bien pudiera sumar su primer triunfo a domicilio de esta campaña y empezar a disponer de un balance positivo en la clasificación de la Euroliga. Al mismo tiempo, Khalifa Diop bien pudiera seguir recolectando minutos, buenas acciones y mejores sensaciones, antes de afrontar el complicado duelo del domingo ante el Barça de Joan Peñarroya, que si bien no ha empezado muy fino, tiene armamento de sobra en la pintura.