BSH de Ezkirotz retoma la actividad a media producción tras el anuncio de cierre
La planta de BSH en Ezkirotz ha retomado este martes la fabricación de frigoríficos y lavavajillas a media producción tras el periodo de Navidades, con la plantilla pendiente del anuncio de cierre de las instalaciones que hizo en diciembre la dirección de la multinacional.
La vuelta al trabajo ha sido especialmente dura este martes en BSH Ezkirotz, ya que ha supuesto retomar la actividad tras el reciente anuncio de cierre por parte de la dirección de la empresa.
Las tres líneas de frigoríficos y la de lavavajillas ha reiniciado la actividad a la mitad de su capacidad productiva, ha señalado a los medios de comunicación el presidente del comité de empresa, Juanjo Hermoso de Mendoza, tras una asamblea de trabajadores celebrada esta mañana en la fábrica.
La dirección de Ezkirotz, ha apuntado, «entiende que se tiene que dar una normalidad, que nos van a pagar por trabajar», pero «emocionalmente la gente no está preparada para una situación de normalidad cuando existe la posibilidad de que, después de estar aquí durante décadas trabajando y haber cogido el relevo a la generación de la Superser, el 16 de junio puedan verse frustrados nuestros sueños y nuestras expectativas y nuestros proyectos de vida ligados a esta empresa».
La asamblea, ha explicado, se ha celebrado «para marcar unas pautas a la gente en relación a cómo afrontar en el puesto de trabajo esta situación para evitarnos problemas adicionales». También han mantenido una reunión con toda la cadena de jefes de equipo y encargados para «intentar buscar con ellos un equilibrio».
«Desmotivación absoluta»
Anímicamente, «la gente está con mucho desánimo; hay una desmotivación absoluta», ha destacado el presidente del comité, quien ha indicado que, en la asamblea, «la atmósfera que se respiraba es de incertidumbre».
«La gente está expectante, hay muchísimas preguntas en el aire, como las podemos tener nosotros, y sí que hemos dejado un mensaje claro a la plantilla: nosotros no vamos a jugar con las ilusiones ni con las expectativas de absolutamente nadie».
En este sentido, ha subrayado que «en el momento que tengamos una información concreta de que hay posibilidades de revertir (el cierre), lo diremos y, si es en sentido contrario, también lo manifestaremos directamente a la plantilla, con absoluta naturalidad».
Ha comentado que, como estaba previsto, el próximo viernes se celebrará en Madrid, en la sede del Ministerio español de Trabajo, una reunión a la que acudirá una representación del Gobierno de Nafarroa encabezada por la lehendakari María Chivite.
Finalmente, a ese encuentro acudirá una representación de la dirección de la multinacional en Alemania, según han confirmado este mismo martes desde el comité de empresa. Este último también tiene la intención de trasladarse a Madrid, pero aún debe decidir si solicita su presencia en esa reunión o acude para darse visibilidad y posteriormente mantiene «un contacto ya más directo con el Gobierno de Navarra para que nos ponga al corriente».
En el comité de empresa «no queremos ser ni tremendamente pesimistas ni tampoco extremadamente optimistas. Nos mantenemos en la prudencia ante la reunión del viernes», ha enfatizado.
«Vamos a ser prudentes», porque «esto va a ser un proceso muy largo y vamos a ir paso a paso. Nosotros nos vemos en Madrid el día 10 de enero e iremos viendo qué información, qué pronunciamientos hay por los diferentes agentes implicados en este proceso y ya iremos fijando posturas», ha declarado.
El 16 de junio, fecha en la que está previsto el cierre, ha manifestado, «queda muy lejos y nosotros estamos en la idea de intentar revertir y buscar una solución que nos dé una alternativa de futuro a la plantilla».
Ese es el gran objetivo, hacer todo lo posible para revertir el anuncio de cierre. Una tarea en la que la plantilla de BSH no se encuentra sola, como quedó en evidencia en la masiva manifestación celebrada el pasado 21 de diciembre y en la que el comité ya anunció que iba a pelear contra esa drástica medida «hasta el último aliento».
En el comunicado final de la marcha se recordó el sangrante hecho de que «poco días después de recibir la habitual felicitación navideña en la que nosotros y nosotras ‘somos sus estrellas’, nos llega otra carta con el mismo remitente comunicándonos el despido y cierre de nuestra planta, advirtiéndonos de que a la vuelta de vacaciones, debemos cumplir con nuestras obligaciones y calendario».
«Con la cabeza alta»
Ese anuncio cayó en la plantilla como «un mazazo», ya que, entre los trabajadores se estaban poniendo en el escenario de que «podría haber un ERE, en el que podría haber despidos u otro tipo de medidas. Pero nadie se esperaba que hubiera algo tan drástico y de la noche a la mañana», señalaba Mikel, uno de los empleados, a NAIZ a mediados de diciembre.
Ya entonces, los trabajadores anunciaban que se reincorporarían al trabajo este martes «con mala cara. Sabiendo que vas a morir dentro de seis meses, no te queda otra que terminar el contrato o lo que queda de él», indicaba Mikel. Al respecto, su compañero Sebas añadía que iban a regresar al puesto «con dignidad. Estaremos hasta el último día al pie del cañón, con la cabeza alta».
La plantilla de BSH en Ezkirotz, integrada por cerca de 660 empleados, tiene una edad media elevada, en torno a los 50 años, lo que complica la posibilidad de volver a encontrar un trabajo. Además, se da la circunstancia de que el tiempo que han pasado en ERTE tendrá tras el cierre un efecto perverso para los trabajadores, ya que han consumido parte del paro que deberían cobrar.