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Entre Oklahoma e Indiana, la NBA está a siete partidos de ver un campeón inédito

Ni los Thunder ni los Pacers saben lo que es ganar el anillo, aunque ambos saben lo que es llegar a una Final para perderla. En esta pelea de dos ciudades de menos de un millón de habitantes, la calidad y la personalidad de Shai Gilgeous-Alexander y Tyrese Haliburton marcará la pauta en el parqué.

Shai Gilgeous-Alexander levanta el título de campeón de la Conferencia Oeste de los Oklahoma City Thunder. (Joe MURPHY NBAE | Getty Images vía AFP PHOTO)

La NBA está a siete partidos, o menos, de tener un nuevo campeón. Nuevo en sentido literal, porque ni Oklahoma City Thunder ni Indiana Pacers han obtenido el anillo desde su existencia, aunque las dos franquicias afrontan a partir de este viernes la segunda finalísima de su historia. Y para abundar en la riqueza competitiva de la NBA, hay que subrayar que no hay ningún equipo que repite título desde el «back to back» logrado por los Golden State Warriors en 2017 y 2018. A partir de entonces, Toronto Raptors, Los Angeles Lakers, Milwaukee Bucks, los propios Golden State Warriors, Denver Nuggets y Boston Celtics se han ido llevando los respectivos títulos entre 2019 y 2024.

Los Pacers llegan a su segunda final después de que el año 2000 cedieran en seis partidos ante los Lakers de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, mientras que los OKC de Kevin Durant, Westbrook y Harden caía en cinco duelos ante los Miami Heat de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh en las Finales de 2012.

En rigor, hay que decir que estas dos franquicias ya saben lo que es ganar títulos, aunque, por un lado, hay que remontarse a los años 70 y, por otro lado, hay que redirigir el foco. Esto es, los Pacers lucen con orgullo sus tres títulos conquistados en la extinta ABA, concretamente en 1970, 1972 y 1973, mientras que el «precursor» de Oklahoma, los añorados Seattle Supersonics, se llevaron las Finales de 1979, amén de perder las de 1978 y 1996. Pero obvio que los Pacers y los Thunder de 2025 poco tienen que ver con aquellos planteles, de ahí las ilusiones despertadas en Oklahoma e Indiana ante esta serie que comienza en horario de la madrugada de este viernes en Euskal Herria.

Con una media de edad de 25,6 años de media, los Thunder son el equipo más joven en alcanzar unas Finales de la NBA en casi medio siglo, desde los Portland Trail Blazers de la temporada 1976/77. Pero hay una diferencia muy poco sutil: aquella franquicia dirigida desde el banquillo por Jack Ramsay y liderada sobre el parqué por Bill Walton, y que despertó la «Blazermania», partía como «víctima» frente a los Philadelphia 76ers que capitaneaba nada menos que Julius Erving, mientras que Oklahoma parte con la vitola de favorito, algo que Shai Gilgeous-Alexander, «brazo ejecutor» y «cerebro pensante» de lo que propone desde el banquillo Mark Daigneault, deberá probar ante unos Pacers que han hecho de su carácter indomable su bandera en esta postemporada.

Los Thunder han firmado una Fase Regular extraordinaria con 68 victorias, la quinta mejor marca de siempre, y han dejado en su camino hacia las Finales a Memphis Grizzlies (4-0), han sobrevivido una durísima serie ante  los Denver Nuggets (4-3) y se han llevado su segundo título de Conferencia Oeste, superando a los Minnesota Timberwolves (4-1).

Los Pacers han llegado a los play-offs como cuartos cabezas de serie, pero han disparado su nivel competitivo en la postemporada y tuvieron un camino triunfal hacia las Finales.

En primer lugar, han arrollado sin paliativos por 4-1 tanto a los Milwaukee Bucks –con aquel triste «cara a cara» del padre de Tyrese Haliburton con Giannis Antetokounmpo como culmen de aquella primera ronda– como a los Cleveland Cavaliers, los primeros favoritos en el Este, y ganaron 4-2 una intensa serie frente a los New York Knicks, en una suerte de «revancha» de aquellas Finales de Conferencia de 1994, en el que los de la Gran Manzana se impusieron por 3-4.

Por ello hay que poner bien claro que los Pacers han conformado un equipo duro y sin complejos, guiados por Rick Carlisle en el banquillo –ganador del anillo como entrenador en 2011, al frente de aquellos Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki, que superaron a los Heat de LeBron, Wade y Bosh– y sobre todo un Haliburton que está consiguiendo burlarse a la cara de sus propios compañeros en la cancha, ya que ha liderado a Indiana hasta las Finales semanas después de haber sido designado como «el jugador más sobrevalorado de la NBA», según una encuesta anónima hecha por ‘The Athletic’ entre 90 jugadores de la competición.

Pequeñas grandes franquicias

Estas Finales de la NBA no habrán sentado muy allá en los productores televisivos, para ser honestos, ya que ni los Thunder ni los Pacers proceden de ciudades tan grandes como pudieran ser Los Ángeles o Nueva York. Sin ir más lejos, la ciudad de Oklahoma tiene 700.000 habitantes e Indianapolis llega a los 800.000, pero para de contar.

Son franquicias «pequeñas» para los estándares de la NBA, pero en estos casos el diagnóstico siempre queda claro: el que ha querido superar a estos equipos «pequeños» ha tenido su oportunidad en la postemporada y no es culpa suya si sus rivales no han podido sumar esas cuatro victorias.

«Entiendo que había preocupación por cuánta gente las vería unas Finales entre equipos de ciudades pequeñas, pero si celebramos el juego, si lo ponemos delante de todo, entonces no debería importar», ha subrayado Rick Carlisle en la previa a esta serie.

«Sé que haremos todo para representar nuestra ciudad y nuestro estado de la mejor forma. Los Thunder harán lo mismo. Se trata de calidad del juego», ha destacado.

«Cuando el balón está en el aire, el juego se define por lo mismo de siempre», ha indicado por su parte el técnico de Oklahoma, un Mark Daigneault ha llevado a los Thunder a las Finales de la NBA en su quinto año en el banquillo de Oklahoma, en un trabajo de reconstrucción casi pieza a pieza y en el que el MVP de la temporada Shai Gilgeous-Alexander tiene a compañeros del nivel de Chet Holmgren, Jalen Williams, Isaiah Hartenstein o Alex Caruso que han dado sobradas pruebas de solvencia.

Los Pacers, por su parte, llegan a las Finales con Tyrese Haliburton como figura y con un grupo muy unido y potente en el que destacan aleros y pívots como Pascal Siakam y Myles Turner o un brillante lanzador de triples como Andrew Nembhard.

Antes de alcanzar la cima de su confianza y juego en las Finales de la NBA, Gilgeous-Alexander aún recuerda la amarga decepción que supuso la derrota en segunda ronda el año pasado ante Dallas (4-2), cuando el Thunder ya tenía el mejor récord del Oeste.

En el sexto partido, el canadiense cometió una falta sobre PJ Washington a dos segundos del final y el Thunder ganaba por un punto, enviando al alero a la línea de tiros libres y a Dallas a las Finales de Conferencia.

«Son momentos como estos los que forjan campeones», dijo el base canadiense en el documental de la NBA ‘Pass the Rock’.

«Cada noche me digo a mí mismo que soy el mejor jugador en la cancha y quiero que todos lo sientan. Busco el equilibrio entre respetar a mi oponente y no tenerle miedo a nadie. Así es como te conviertes en un LeBron (James), un Kobe (Bryant), un Michael Jordan», desvelaba el jugador franquicia de los Thunder. «Con las victorias, te conviertes en el objetivo, pero intento mantener la mentalidad de cazador», añadía.

Tyrese Haliburton, líder de los Indiana Pacers, asoma a estas Finales asumiendo la imagen de «villano» con sumo gusto, una pose en la que coincide con aquel Reggie ‘The Killer’ Miller líder de los mejores años de los Pacers desde su llegada a la NBA. «Me encanta escuchar críticas», soltaba en el ‘Media Day’ de Indiana. «Me dan gasolina extra para hacerlo aún mejor», declaraba el líder de estos Pacers sin miedo ni complejos.

«Nunca paré de luchar. Es parte de mi forma de vivir, quiero ser el mejor, quiero aprovechar cada gota de las habilidades que tengo. Pero toda duda sobre mí es buena, me encanta escuchar esas críticas. Seguiré diciendo que esas cosas no cuentan a veces, pero sí cuenta lo que dice la gente y yo lo disfruto», añadía.

«Los grandes tratan de encontrar motivación extra y funciona para mí. No es algo que decide quién soy, no necesito que la gente me diga quién soy como persona o jugador. Pero esa gasolina extra siempre ayuda», afirmó Haliburton.

Con todo, el líder de los Pacers no perdía el respeto a sus rivales y prefería dedicar unos sentidos elogios a los Thunder y al canadiense Shai Gilgeous-Alexander, el MVP de la NBA.

«Lo que hizo fue fantástico. Es el MVP con mérito. Va a ser divertido», dijo Haliburton, anticipando unas Finales de sentarse y disfrutar.