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Capitanes de ruta, los líderes en la sombra

En el Tour, no solo ganan los más fuertes: también triunfan los más listos. Detrás de cada campeón hay un corredor en la sombra, capaz de leer la carrera como nadie. Esa es la función del capitán de ruta, una figura discreta, poco reconocida, pero clave en cada gran victoria.

Imanol Erviti, uno de los gregarios más aclamados por el pelotón, durante el Tour de 2022. (Anne-Christine POUJOULAT | AFP)

La historia del Tour está repleta de grandes nombres capaces de completar etapas extraordinarias, porque, para ganar la carrera más importante del ciclismo, hace falta ser más fuerte que todos los rivales en los días clave. Eso no necesita explicación. Pero también es necesario estar atento en las etapas de transición. Evitar caídas, abanicos o ataques por sorpresa. Y no, no todos los campeones han sido los más listos, ni los más atentos a la hora de correr en el pelotón; que el ciclismo está repleto de hazañas épicas que llegaron a buen puerto por el despiste de alguno de los líderes.

Por eso, todos los grandes ciclistas buscan compañeros de confianza y entre todos, hay un rol que resulta esencial. Un rol cuya función principal es que no haya sorpresas. Porque, en ocasiones, la diferencia entre llegar en el grupo de cabeza o perder tiempo con tu máximo rival, está en que el capitán de ruta haya sido capaz de leer bien la carrera.

No es un rol del que se suela hablar demasiado y sin embargo, es fundamental en cualquier equipo ciclista. Básico para evitar contratiempos y asegurar que se rentabilice al máximo el trabajo del equipo. Y como muchas de las funciones que consisten en tener todo bajo control, la de capitán de ruta llama más la atención cuando no se ha hecho correctamente y pasar desapercibido es, muchas veces, el mayor de sus reconocimientos.

En muchos casos han sido los propios líderes quiénes han ejercido también como capitanes de ruta. Era el caso de Bernard Hinault y también el de Eddy Merckx. Pero no siempre es así. Por eso Alejandro Valverde quería tener cerca a Imanol Erviti y cuando Alberto Contador fichó por el equipo Trek, prefería que Koen de Kort no entrara en ninguna escapada, porque se sentía más seguro cuando lo tenía junto a él en el pelotón.

No es casualidad que el primer capitán de ruta fuera Jean Stablinski. Un ciclista imprescindible para entender los éxitos de Jacques Anquetil, gracias al conocimiento que tenía de las carreras, a lo bien que sabía leer los movimientos del pelotón. Así se explica que su líder marchara buena parte de la carrera a la cola del grupo. Tranquilo, ajeno al estrés que se vive en la cabeza de carrera, mientras Stablinski se ocupaba de que no ocurriera nada que pudiera poner en peligro la posición del líder en la general. Cuando lo consideraba oportuno, Stablinski llamaba a Anquetil para que fuera subiendo a los primeros lugares y evitara contratiempos.

Esa es la labor silenciosa de los capitanes de ruta. No suelen tener un palmarés demasiado florido y tampoco se arremolinan los niños y niñas a su alrededor, a la caza de una foto o de un autógrafo. Sin embargo, su conocimiento de la ruta y su capacidad de anticipar situaciones imprevistas, son muy valoradas por los líderes y los directores de equipo, conscientes de que pueden evitar despistes irreparables y en ocasiones, incluso hacer ganar unos segundos muy preciados.

Cuando el Tour de 2013 había pasado ya los Pirineos y transcurría por los campos del valle del Loira, Froome marchaba líder con una ventaja de 3:54 sobre Contador. Ese día, en una etapa llamada a terminar al sprint, Michael Rogers vio el momento oportuno y puso al equipo Saxo Bank a tirar del pelotón. Enseguida se formó un abanico con Alberto y cinco compañeros de equipo por delante. De entre los líderes, solo Mollema logró meterse en el corte bueno. En meta, la viveza de Rogers y el trabajo del equipo se tradujeron en 1:09 de ventaja para Alberto sobre Froome, Nairo, ‘Purito’ y compañía.

Es cierto que la aparición de los pinganillos durante los años noventa restó peso a la labor de un capitán de ruta. Esos pequeños aparatos permiten al director de equipo una mayor cercanía con los corredores y le facilitan la comunicación. Pero ni aún así han terminado con el rol de capitán de ruta. Porque, igual que en el fútbol un entrenador necesita a un jugador que funcione como su voz en el campo, en un equipo ciclista es fundamental que haya un corredor capaz de tomar decisiones sin necesidad de contar con la opinión del director. Porque, muchas veces, la carrera no da tiempo para esperar a las órdenes del coche.

En la etapa 15 de La Vuelta 2016, un buen capitán de ruta podía haber previsto que, si varios ciclistas del Tinkoff marchaban en los puestos de cabeza desde la salida, Contador podía estar preparando algo. Nairo Quintana sí estuvo atento, pero para cuando Froome quiso reaccionar, ya se había producido un corte en el pelotón y Contador lideraba la escapada, dispuesto a reventar la carrera. Ese día, Froome perdió 2:40 sobre Quintana y Contador, además de buena parte de sus opciones de ganar aquella Vuelta.

Es por todo esto que, cuando un Tour ha transcurrido sin sobresaltos para el líder, conviene fijarse en el equipo completo y descubrir quién es su capitán de ruta. No llenará titulares, ni se hablará demasiado de él, pero en el equipo sabrán que le deben mucho a su buen trabajo.