Medios de comunicación «a contracorriente»
Bajo el título «Medios a la contra», la tercera y última sesión del Festival READ reunió a varios medios de comunicación «independientes», entre ellos GARA/NAIZ. Todos abogaron por «construir comunidad», tanto para crear y difundir la información, como para sostener dichos proyectos.
Dentro del Festival READ también ha habido oportunidad de debatir sobre los medios de comunicación: ante la difusión de los fake y fast news, ¿cuál es su papel? ¿Cómo hacer frente a los discursos reaccionarios? ¿Cómo crear agendas y relatos propios? Las preguntas son infinitas.
Para tratar de responder a algunas de ellas se organizó una mesa redonda, que contó con la participación de Luca Tancredi Barone, del periódico “Il Manifesto” (Italia); Manu Levin, del medio digital Canal Red (Estado español); Mario Santucho, del semanal Crisis (Argentina) y Ane Urkiri, la directora de NAIZ (Euskal Herria). La moderadora fue Gemma García, periodista de “La Directa” (Països Catalans).
El debate se celebró en el impresionante patio de la antigua cárcel de La Model, en Barcelona, donde todavía resuenan los ecos de los pasos y de las conspiraciones de Jon Paredes “Txiki” y de otros miles de presos y presas, tanto políticos como sociales.
Según expuso García, partiendo de trayectorias y praxis diferentes todos estos medios tienen algo en común: «Son medios que van a contracorriente». O, dicho de otro modo, tratan de crear corrientes más vivibles y veraces para todos y todas, «a favor del rigor periodístico, y a favor también del antifascismo, del feminismo y de la justicia social». Veamos cómo lo hacen.
AGENDA PROPIA
La periodista de “La Directa” dijo que «se habla de un ecosistema mediático aparentemente más diversificado, pero al final continúa en manos de grandes conglomerados mediáticos, que concentran mucho poder y tienen intereses económicos muy claros». Entre otros, tienen capacidad de marcar la agenda y delimitar los marcos discusivos, propagando «los discursos del odio y de la reacción, centrado en la cuestión migratoria, en la inseguridad, en la remilitarización…». Ante a ello, ¿cómo incidir en la agenda mediática?
Barone subrayó la necesidad «de elegir temas que los otros diarios no tocan». Detalló que en “Il Manifesto” tratan de hacer eso en prácticamente 9 de cada 10 casos. Para ello, planteó que es imprescindible «tener ojos y orejas dentro de los movimientos sociales: feminismo, movimiento LGTB, migrantes…». Puso en valor que «siempre han tenido mucho espacio en el diario, incluso cuando aún nadie hablada sobre ello».
Sin negar la necesidad de trabajar temas propios, Levin introdujo un matiz: no hay que olvidar que muchas veces «son los grandes medios de comunicación los que marcan los temas de conversación. Ellos te colocan un tema en cinco minutos y ponen a todo un país a hablar de él, a nosotros nos cuesta más».
Partiendo de esa constatación, la tarea de Canal Red «es más bien reenmarcar los temas impuestos por los grandes medios, para llevarlo a nuestros propios marcos y coordenadas». Buscan un equilibrio, «porque si no te saca de la conversación social».
Para poder gestionar esa tensión de manera virtuosa, Urkiri planteó tres criterios. Primero, «dar prioridad a lo que afecta directamente a la ciudadanía, no a lo que dicta el poder político o económico. Euskal Herria es rica en movimientos sociales y eso también nos empuja a elaborar esa agenda». Además, los contactos labrados con esos movimientos proveen fuentes fiables al periódico. En segundo lugar, relacionado con lo anterior, «dar voz a quien no la tiene. A los movimientos sociales, a las comunidades invisibilizadas, a las resistencias locales, al feminismo…». Y, en tercer lugar, «contextualizar». «No se trata -explicó- de reproducir titulares vacíos, sino de explicar las causas y las consecuencias».
Precisamente, frente a la “motosierra” y la represión, los miembros de Crisis están inmersos en esa labor de investigación y de profundización: junto a otros han puesto en marcha el Equipo de Investigación Política, han empezado a registrar los ataques de la extrema derecha para-estatal, están investigando detalladamente el poder económico y el poder narco… En palabras de Santucho, están articulando «una red que implica producir verdad, producir narrativa, difundir imágenes… pero que también en sí misma es una dinámica de organización».
REDES SOCIALES Y COMUNITARIAS
En esas redes y dinámicas, ¿cuál es la función de las redes sociales? ¿Cómo las estáis utilizando?, les preguntó García. Barone expuso que “Il Manifesto” «los utiliza, pero no es el lugar donde hace su apuesta estratégica, porque son espacios que se han intoxicado. Y sí, ahí también tienes que mantener la lucha, pero no es el lugar donde hacemos más esfuerzos».
La perspectiva del Canal Red es diferente: «El espacio digital es un espacio de socialización con un peso creciente, las personas dedican cada vez más horas a estar delante de una pantalla o de un dispositivo. El debate es cómo intervenir políticamente en este tipo de sociedad. Nosotros pensamos que hay que estar en la pantalla y en el dispositivo, y eso convierte la comunicación en un terreno militante crucial», afirmó Levin. En ese sentido, han hecho una apuesta por el vídeo y la comunicación audiovisual, que es, a su entender, «el gran lenguaje de masas de nuestra época».
NAIZ, desde su surgimiento, ha estado presente en las redes digitales. Partiendo de esa experiencia, Urkiri abogó por hacer un uso crítico de ellas: «Por una parte, no podemos renunciar a las redes, porque hacerlo sería regalarles ese espacio a aquellos que lo usan para expandir discursos de odio. Pero tampoco podemos subordinarnos a sus lógicas: no podemos reducir nuestra comunicación a 280 caracteres. Hay que aprovecharlas como puerta de entrada, pero mantener espacios propios —mensajes, newsletters, publicaciones— para poder hablar directamente con nuestra comunidad». En ese sentido, destacó «la importancia de crear comunidad. Desde el inicio de NAIZ siempre tuvimos claro que el proyecto se tenía que sustentar en las suscripciones». También puso en valor el ejercicio colectivo de memoria que se ha hecho con la dinámica “Artefaktua”.
En esa línea, Santucho piensa «las redes como parte de un ecosistema más complejo. Con la lógica de la ‘y’: hacer esto y lo otro y lo otro… El sentido se va generando en una multiplicidad de intervenciones. Si solamente se pone ahí [el foco], para mí se pierde la posibilidad de una estrategia más colectiva de intervención. Por lo tanto, las redes tienen un sentido en cuanto forma parte de una revista que se imprime, que es nuestro corazón y que tiene una temporalidad muy distinta con respecto a las redes. Pero también tenemos otras formas de intervención: un podcast, una página web… Para nosotros también son muy importantes los lugares de encuentro, el cara a cara. Y cada vez que sacamos una revista hacemos una presentación, donde vienen los lectores, los colaboradores, el equipo editorial… Muchas veces, de ahí salen ideas para la próxima revista».
Por lo tanto, si bien en diferentes intensidades y modalidades, todos apuestan por participar en las redes sociales, pero entendiéndolas de manera integral y múltiple, sin reducirlos a su versión digital.
SOSTENIBILIDAD
Esa reivindicación del vínculo comunitario fue unánime cuando les preguntaron sobre la sostenibilidad económica: “Il Manifesto” ha padecido varias crisis y ha podido sortearlas gracias al apoyo de los lectores -en determinadas campañas cada ejemplar ha costado nada más y nada menos que 50 euros-; Canal Red tiene una base de 15.000 suscriptores y suscriptoras, que es su «fortaleza» principal; el semanal Crisis, aparte de financiación institucional, siempre ha contado con el apoyo de los lectores... ¡Y qué decir de la historia de GARA/NAIZ! Urkiri lo explicó minuciosamente: los 10.000 accionistas que crearon GARA, los miles de suscriptores que hicieron frente a la deuda ilegal endosada por Garzón...
Para concluir, Urkiri dio un mensaje de esperanza: «En un futuro cercano vamos a ser más necesarios que nunca, porque podemos ser una referencia para aquellos que quieran borrar el ruido y encontrar respuestas veraces. Esos que ahora están cansados del periodismo igual volverán, porque necesitarán una fuente fiable».