Sare cita a toda la sociedad el 10 de enero en Bilbo para hacer juntos el tramo final a la paz
Sare quiere evitar que el final de proceso de resolución se alargue innecesariamente. Por ello ha hecho un llamamiento a toda la sociedad, al margen de ideologías, a participar en la manifestación del 10 de enero en Bilbo. «Hagamos este camino juntos. Hagamos una apuesta por la paz y la convivencia»
El 10 de enero Sare espera volver a reunir a decenas de miles de personas en las calles de Bilbo bajo el lema ‘Ezin da gehiago luzatu-No se puede alargar más’. «Para que esta última parte del camino no se alargue innecesariamente, hacemos un llamamiento al conjunto de la sociedad vasca. Hagamos este camino juntos, al margen de adscripciones ideológicas. Hagamos una apuesta por la resolución, la paz y la convivencia», han manifestado este miércoles en Gasteiz Joseba Azkarraga y Bego Atxa.
En una comparecencia ante los medios han apostado por «enfilar la última parte de un proceso que se ha alargado mucho y que ha creado mucho sufrimiento», haciendo hincapié en que todavía hay 126 presos y presas vascas: 123 en Euskal Herria y tres en el Estado francés. Además, 63 continúan en segundo grado penitenciario a pesar de que han cumplido la mitad de su condena, «esto es, la parte de condena que la ley exige para progresar al tercer grado».
En este sentido, han incidido en que una cuarta parte de los presos tienen una gran parte de su condena cumplida «y sin embargo, no han tenido ni salidas programadas, ni permisos penitenciarios, aunque la normativa penitenciaria indica que, con el cumplimiento de una cuarta parte de la condena es posible acceder a estas medidas».
«Resulta difícil de comprender que la aplicación de criterios arbitrarios y discrecionales pueda ser la base de lo que se ha venido a denominar Modelo Penitenciario Vasco. No todas las personas presas deben de progresar de la misma manera, pero todas ellas deben ser tratadas con los mismos criterios. Y las autoridades penitenciarias centrales de la CAV deben actuar con claridad en un tema como este», han añadido antes de insistir en una política penitenciaria ordinaria sin excepciones.
A este respecto, han citado algunas de las excepciones que se mantienen en el ámbito político, «con leyes restrictivas de derechos que fueron aprobadas ‘ad hoc’ para estos presos y presas, en tiempos que nada tienen que ver con los actuales. Si ya entonces eran rechazables, por la vulneración de derechos que suponían, más lo son ahora, tras más de 15 años de la desaparición en la práctica de ETA».
«Excepciones que no acaban de desaparecer en el ámbito judicial, donde subsisten algunas actitudes que se alejan del Derecho Penitenciario ordinario y mantienen criterios excepcionales, exigentes incluso más allá de la literalidad de la ley, pero que no empañan, afortunadamente, los cambios positivos en la interpretación, por parte de fiscales y jueces, de esa legislación aún vigente, abandonando antiguas posiciones de bloqueo total», han manifestado.
«Abandonar clichés y prejuicios»
Por ello, Azkarraga y Atxa han subrayado que «sigue siendo necesario profundizar en el avance que, con carácter general, se ha producido en los últimos años, rompiendo inercias, abandonando clichés y prejuicios y aplicando a estas personas presas criterios propios de un modelo penitenciario avanzado, superando las posiciones ligadas al pasado, cada vez más residuales, pero que entorpecen o retrasan los procesos de vuelta a la sociedad».
«Vamos tarde, porque han pasado muchos años, desde que las excepcionalidades deberían haber finalizado. No dejemos que esto siga ocurriendo. Esta situación no puede alargarse más», han reiterado antes de advertir de que «la defensa de los derechos de estas personas presas debe ir acompañada del reconocimiento de los derechos y sentimientos de quienes sufrieron su violencia, u otras violencias».
«Siempre hemos defendido que todas las personas afectadas por las diferentes violencias de aquellos años merecen el esfuerzo de la sociedad vasca en su reconocimiento y en la reparación de su dolor», han apuntado, y han señalado que «el final de las políticas de excepción, inevitablemente, acercará posiciones, generará nuevas empatías, sanará heridas. Todo dolor innecesario que se continúe generando, sea quien sea quien lo sufra, es responsabilidad exclusiva de quienes se oponen a la resolución definitiva de las consecuencias del pasado».
«Es hora de avanzar, y uno de los primeros pasos, necesariamente, debe ser el de aplicar la legislación, sin excepciones, es decir, dar una solución legal y progresiva, a quienes siguen en prisión. Y esto hay que hacerlo ya, porque ya vamos tarde», han concluido.