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El duelo con la Virtus de Ivanovic y Vildoza tendrá en la memoria al superviviente Polonara

El duelo entre Saski Baskonia y Virtus Bolonia llega con la noticia de la recuperación del ala-pívot de Ancona, antiguo jugador de los dos equipos, después de sobrevivir a una operación de trasplante de médula para tratarse su leucemia, y que lo tuvo diez días en coma a causa de un trombo.

Achille Polonara, desmejorado pero vivo, a la salida del hospital. (IG Polonara)

«¿Quién dijo que todo está perdido? / Yo vengo a ofrecer mi corazón» cantaba Fito Páez, aunque quizá sea «La Negra» Mercedes Sosa quien mejor haya trasladado la emoción de unas letras cantadas con las venas abiertas y el alma en vilo. El duelo que este jueves cruza a Saski Baskonia y la Virtus de Bolonia, más allá de los dimes y diretes de la Euroliga 2025/26, más allá de los «piropos» que entre los seguidores de Indar Baskonia –con las buenas migas que tienen con los seguidores de la Fortitudo– y los «tifossi» de la Virtus se vayan a dedicar; más allá del apreciado regreso de Dusko Ivanovic y el no tan apreciado retorno de Luca Vildoza, recordará sobre todo a Achille Polonara, luego de que haya trascendido la noticia de que sigue su tratamiento contra la leucemia una vez superada la operación por trasplante médula tras la cual se pasó diez días en coma.

«Me dijeron que tenía un 90% de probabilidades de morir. Cuando estaba en coma, me parecía estar en otra ciudad», ha declarado el propio exjugador de Ancona a Niccolò De Devitiis, periodista del programa televisivo 'Le Iene' que ha publicado la historia.

Polonara, de 33 años, incluso publicó en redes sociales un mensaje positivo tras recibir la médula de una mujer estadounidense compatible al 90%, sufrió un trombo que hizo peligrar su vida un mes después del trasplante al que se sometió el 25 de septiembre, cuando atisbaba el alta médica del Hospital Sant'Orsola de Bolonia.

«No me acuerdo de mucho, era como estar dormido. Pero no os liberáis tan fácil de mí. Me siento muy afortunado de estar aquí...», ha añadido Polonara, quien siempre ha estado acompañado por su esposa, Erika Bufano, estuvo en Valencia durante el verano siguiendo un tratamiento de quimioterapia.

Desde el 1 de noviembre, Achille Polonara puede salir ocasionalmente del hospital. El sábado pasado salió por primera vez para celebrar el cumpleaños de su hija Vitoria, la mayor de sus dos hijos, y que nació cuando el ala-pívot militaba en Saski Baskonia.

El propio Saski Baskonia ha reaccionado a través de sus redes sociales con un pequeño aforismo sobre su exjugador: «quien lleva fuego dentro, nunca se rinde».

El alero terminó su contrato con el Virtus Bolonia este mercado de verano y firmó, pese a su enfermedad, con el Dinamo Sassari sardo, en el que ya militó entre 2017 y 2019.

Polonara, al que la selección italiana de baloncesto llamó antes de cada partido del Eurobasket del pasado verano, ya fue operado en octubre de 2023 para que le extirpasen una neoplasia testicular. En esa ocasión se recuperó rápidamente y reapareció menos de dos meses después.

Cambio generacional

Ajeno a las desventuras de Polonara, Paolo Galbiati afronta este cuarto reto consecutivo en el Buesa Arena con la soga un poco más floja. Ganar a Dubai le salvó el pescuezo, y hace otro tanto con Anadolu Efes y La Laguna Tenerife le han dado un primer timbre de prestigio, en cuanto que rivales de enjundia –como lo fue el Real Madrid– y en un contexto en el que Saski Baskonia empieza a parecerse a un equipo de verdad y no a la banda de Pancho Villa.

Antes de afrontar los diversos exámenes fuera de casa, el cuadro gasteiztarra recibe a una Virtus que, con un balance de 4-4, ocupa la undécima plaza clasificatoria, ante el 2-6 del Baskonia que, por fin, lo ha sacado de la última posición.

Pero más que las peleas por la competición, lo que importa es ver el duelo entre Galbiati y Dusko Ivanovic, en cuanto que estos dos entrenadores pudieran representar el pasado y el futuro –en cuanto que algo que necesita madurar– de un club que busca un nuevo rumbo, sin tener que acudir continuamente a fórmulas que eran innovadoras hace 25 años, pero que ahora suenan a tablas de salvación.

Dusko Ivanovic es una leyenda en Gasteiz y Paolo Galbiati lo sabe, por lo que su alocución de este miércoles ha estado jalonado con un respeto reverencial hacia el de Bijelo Polje. «Dusko es Dusko. Es un honor competir contra él», ha resumido el preparador lombardo.

Pero después de la genuflexión, toca ponerse a mejorar a un Saski Baskonia aún en precario a cuenta de las bajas y la irregularidad del rendimiento de sus piezas. El italiano ha destacado que su equipo ha mejorado en «la conexión y la comunicación», y también en el posicionamiento defensivo y en la forma de compartir el balón.

«Todos los entrenamientos y partidos nos enseñan un poco», ha indicado, valorando que sus ayudantes trabajan mucho con los jugadores.

Preguntado por Tim Luwawu-Cabarrot, ha consideró que el francés «es un líder y está actuando como un líder. Anotar es muy importante para mí, pero también es muy importante cómo actúa y cómo habla con los compañeros».

Respecto a Clément Frisch, Villar o el propio Matteo Spagnolo, ha pedido paciencia. «Son muy jóvenes y necesitan tiempo, necesitan entrenamiento y están trabajando muy duro», ha explicado.

Sobre Khalifa Diop, por su parte, ha confesado que algunos partidos no son fáciles para él por el rival y el físico del jugador. «Para él es más fácil jugar contra ‘cincos’ que contra ‘cuatros’», ha destacado.

Al mismo tiempo, Galbiati ha desvelado que Markus Howard, aunque no jugará este jueves, viajará a Lleida para el partido de Liga ACB y espera que su regreso se produzca dentro de escasas fechas, algo que no va a ser igual en el caso de Trent Forrest.

Asimismo, el club gasteiztarra sigue rastreando el mercado en busca de un pívot, mientras que el croata Luka Samanic, que abandonase el Baskonia hace escasas semanas aduciendo «razones personales», acaba de firmar por el Zenit de San Petersburgo.