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La política ‘fake’ de Ayuso toca techo: Sánchez es Franco y el Supremo trae «la Transición»

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha comparecido eufórica tras entregarle el Supremo en bandeja de plata la cabeza del fiscal general del Estado. Y también cínica: ha intentado dar la vuelta como un calcetín a este 20N para comparar la sentencia con la muerte de Franco. ¿Querrá ser Suárez?

Ayuso, en su comparecencia para valorar esta sentencia. (Marta Fernández | Europa Press)

El 50 aniversario de la muerte de Franco aparecía como una patata caliente para las derechas emergentes en el Estado español. Incluso el Gobierno español diseñó una amplísima campaña de actos para recordar indirectamente de quién son herederos políticos PP y Vox. Pero justo llegado el 20N, una sentencia del Supremo acelerada al máximo ha mostrado que, al contrario que sus rivales políticos, Pedro Sánchez no tiene nada «atado y bien atado».

Si la elección de la fecha de la sentencia contra el fiscal general Álvaro García Ortiz era meramente casual, la gran ganadora del pulso se ha encargado de que no lo pareciera: la presidenta madrileña Díaz Ayuso ha corrido a reivindicarla y lo hace precisamente con base en la fecha. Y al más puro estilo Trump, tergiversando la realidad de las cosas hasta darles un giro de 180 grados. Donde se intuye una maniobra de lawfare de las derechas contra el Ejecutivo español, para Ayuso se ha evidenciado que existe una «dictadura» liderada por Sánchez ante la que arranca ahora «una nueva Transición», a partir de este fallo judicial.

«Este ataque del aparato del Estado a un ciudadano [o sea, a su novio] no puede volver a repetirse –ha proclamado–. Las autocracias destruyen el andamiaje constitucional, la separación de poderes y las instituciones al servicio del líder desde dentro y lo siembran todo de zozobra, sospecha y venganza».

«Solo pueden ganar la autocracia o la libertad», ha añadido Ayuso. Dictadura, autocracia, libertad... todo muy 1975, pero con la líder derechista transmutada de Suárez e intentando que Sánchez pase por un dictador con bigote. Tal cual. Solo le ha faltado tararear a Jarcha.

El elemento que quita el tapón al botellón, como entonces la muerte de Franco, es para Ayuso esta decisión del Supremo. Pues no parece precisamente un hecho muy democrático... De momento no se conoce ni la sentencia. No la redactará la ponente designada previamente, porque está en contra de la condena. De los siete jueces han votado contra el fiscal general los cinco nombrados por la mayoría conservadora y se han desmarcado los dos progresistas. No habrá derecho a recurso antes de perder el cargo: el Constitucional lo valorará, en su caso, después.

Visto desde Euskal Herria es especialmente sonrojante que el castigo se derive de una filtración judicial, puesto que esta práctica es norma diaria en todos los aparatos judiciales españoles, sin que conste ninguna investigación por ello, y no digamos ya condenas. También resulta muy elocuente que se haya juzgado antes la consecuencia (menor) del asunto que su génesis (mayor), puesto que Alberto González Amador, la pareja de Ayuso, todavía no ha llegado al banquillo. Si es que llega, porque se baraja que emplee esta sentencia para defender que toda la causa por fraude fiscal está contaminada.

Un poco antes de que Ayuso iniciara su esperpéntica pero esclarecedora rueda de prensa, el secretario general del PP, Miguel Tellado, ha protagonizado una embestida contra TVE usando una entrevista de Silvia Intxaurrondo. Sin llegar tan lejos como la lideresa madrileña, ha criticado el tratamiento de la noticia por parte de la periodista vasca con términos como «esto no puede pasar en una democracia». Hay términos que el PP importa directamente de la oposición venezolana, cabe entender que no por su eficacia, sino para desprestigiar a Sánchez en el ámbito internacional. Hiperbólico todo, como mandan los tiempos: Trump, Milei... 

Tanto una como otro han pasado por encima al teórico líder del partido. Si Feijóo sueña con ser Suárez en la «transición» inventada de la presidenta madrileña, se está quedado muy rezagado. De momento el árbol de este asalto lo agitó Aznar con su llamamiento a la acción, las nueces las recoge Ayuso... y Franco debe estar sonriendo en su tumba: aquellos nudos que dejó amarrados son aún más fuertes de lo que él mismo imaginó.