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Ion Izagirre colgará la bicicleta al final de la presente temporada tras 18 años en la élite

Ion Izagirre ha comunicado que colgará la bicicleta al final de la presente temporada tras 18 años como profesional. Su palmarés recoge 18 victorias profesionales, entre ellas dos etapas en el Tour de Francia, una en el Giro y otra en la Vuelta a España además de imponerse en la Itzulia de 2019.

Izagirre en 2016, celebrando su primera victoria de etapa en el Tour. (David STOCKMAN | BELGA MAG | BELGA via AFP)

Ion Izagirre colgará la bicicleta al término de esta temporada y pondrá así punto final a una de las trayectorias más sólidas y reconocibles del ciclismo vasco de las dos últimas décadas. El corredor de Ormaiztegi ha confirmado a Cycling Report que la decisión está tomada y consensuada con su familia, y que 2026 será su último año como profesional, el cuarto y definitivo en las filas del Cofidis –el pasado mes de octubre, Izagirre alargó por un año su compromiso con el equipo francés–.

A sus 36 años, Izagirre cerrará una carrera de 18 temporadas en la élite, marcada por la constancia, la inteligencia en carrera y una notable capacidad para brillar en escenarios muy distintos. No en vano, se despide como uno de los grandes cazaetapas del ciclismo vsaco en lo que va de siglo, con victorias en las tres grandes vueltas y un palmarés que trasciende los números.

«La gente de mi entorno ya sabe que este será mi último año», ha reconocido el propio ciclista, que ha pedido a su equipo no ser alineado en el próximo Tour de Francia. Una decisión cargada de simbolismo, ya que la ronda gala ha sido uno de los grandes escenarios de su carrera y el lugar donde firmó algunas de sus victorias más recordadas.

La historia deportiva de Ion Izagirre no se entiende sin el ciclismo como herencia familiar. Junto a su hermano Gorka —retirado recientemente— creció en un entorno marcado por la bicicleta, con un padre, Jose Ramon Izagirre, que llegó a proclamarse campeón de España de ciclocross. Ion dio el salto al profesionalismo en 2009 con el Orbea, y apenas dos años después debutó en el World Tour. No tardó en demostrar que estaba preparado: en su segunda temporada en la élite conquistó una etapa en el Giro de Italia.

Desde entonces, su nombre ha estado ligado a algunos de los equipos más potentes del pelotón: Euskaltel-Euskadi, Movistar, Bahrain, Astana y, desde 2022, Cofidis. En todos ellos dejó la misma impronta: un corredor fiable, capaz de rendir en la montaña, competitivo contra el reloj y siempre atento a las oportunidades.

Su palmarés recoge 18 victorias profesionales, entre ellas dos etapas en el Tour de Francia, una en el Giro y otra en la Vuelta a España, logro que solo han alcanzado cinco ciclistas vascos. Fue dos veces campeón estatal de contrarreloj (2016 y 2021) y también campeón de España en ruta en 2014. En vueltas de una semana firmó triunfos de prestigio, como el Tour de Polonia en 2015 o la Vuelta a la Comunitat Valenciana en 2019.

Pero si hay una victoria que define su carrera es la Euskal Herriko Itzulia de 2019. Aquel triunfo tuvo un valor especial, simbólico y deportivo, al devolver la txapela a casa tras 16 años sin un ganador vasco desde Iban Mayo. Izagirre se impuso entonces a corredores como Daniel Martin y Emanuel Buchmann y escribió una de las páginas más celebradas del ciclismo reciente en Euskal Herria.

El Tour de Francia fue, en cualquier caso, uno de sus grandes escaparates. En 2016 firmó una victoria memorable, con una bajada bajo la lluvia que le permitió dejar atrás a Vincenzo Nibali, y en 2023 volvió a levantar los brazos en la ronda gala, confirmando una longevidad poco común al máximo nivel. Ese mismo año se adjudicó también el Premio Miguel Indurain, que ya había ganado en 2016.

En las últimas temporadas, aunque las victorias han sido menos frecuentes, Izagirre ha mantenido una regularidad notable, sumando triunfos parciales en la Itzulia y en la Vuelta y consolidándose como uno de los corredores que más veces ha subido al podio de la ronda vasca, seis en total, igualando un registro histórico solo comparable al de Alberto Contador.

Con su retirada, el pelotón pierde a un corredor discreto en las formas pero enorme en la competición. Un ciclista que hizo de la constancia una seña de identidad y que deja un legado profundo en el ciclismo vasco y en la memoria colectiva de la afición.