Jesus Maria Soubies Garate
Miembro de Arabako Pentsionistak Lanean

1 de octubre. Día Internacional de las Personas Mayores: tres generaciones

Las soluciones que nos ofrecen al futuro de los pensionistas y asalariados no son ni colectivas, ni sociales ni las adecuadas, y además premian a lo más oscuro del mundo financiero privado. No, no, y no. Es necesario que las cosas empiecen a cambiar.

Los que tenemos edad hemos vista la gran transformación que ha experimentado el mundo del trabajo, la actividad económica y la sociedad europea tras la II Guerra Mundial. El avance ha sido espectacular. Los pensionistas tenemos que ver muchísimo con todo ello. Hemos trabajado duro, hemos sufrido lo nuestro. Son muchas y muchos los que cayeron en el camino: por enfermedades profesionales, en accidentes de trabajo, en la lucha por mejorar las condiciones laborales y económicas. Hermanos y hermanas nosotros no olvidamos.

Ser mayor, pensionista no es un problema o una carga. Es una etapa de la vida de cada persona. Ya hemos pasado por la infancia, la niñez, la juventud y la madurez. A cada etapa le corresponde su actividad: la crianza, la escuela, la vida laboral. Nosotros, ahora estamos jubilados, y tenemos nuestras necesidades y problemas, que la Coordinadora de Pensionistas de Hego Euskal Herria detalla en su comunicado: La factura de la luz; el «copago» farmacéutico; la atención sociosanitaria pública para la dependencia; etc.

Una sociedad sana tiene que mimar la sonrisa de los niños, encauzar la fuerza de la juventud y escuchar a los mayores. Entre todos tenemos que cuidar las relaciones inter-generacionales; mejorar la relación social entre diferentes, cambiar nuestra relación con la naturaleza, con el planeta. Tenemos que resolver la desigualdad de género: media humanidad no puede seguir subordinada a la otra mitad.

Sobre todas estas facetas planea la economía. La economía es una actividad humana de primerísima importancia, nada que ver con la especulación financiera y monetaria que tanto complace a nuestros gobernantes. Sumemos los problemas que están ocasionando la tecnología y la actividad financiera en este siglo XXI, imposible resolverlos con una mentalidad y legislación que pertenece al siglo XIX.

Quieren que la Seguridad Social vaya muriendo poco a poco, y sustituirlo por soluciones individuales con aportaciones de cada trabajador a fondos de pensiones en empresas financieras privadas. Se puede decir que 10 años después de la crisis de Lehman Brothers estamos peor y encima nos están preparando la «gran estafa».

Se dirigen a nuestros hijos diciéndoles que sus padres, o sea, los pensionistas, somos una carga, y un problema para ellos. Cuando han sido los abuelos quienes se hicieron cargo cuando millones de ellos perdieron el empleo, y de decenas de miles cuando fueron desahuciados. Les proponen que guarden parte de su sueldo para invertir en fondos privados. ¡Quienes hablan! Los que lo único que saben es hacerse con acciones de la fábrica de la «sopa boba». Les proponen con mucho descaro, y desde algunos cargos, poco menos que nos dejen «tirados en la gasolinera».

La inmensa mayoría de los pensionistas, no tenemos ningún fondo, el sueldo no daba para tanto como para invertir, y eso que conseguimos mejorarlo bastante a lo largo de nuestra vida laboral. Eso sí, invertimos toda nuestra vida en trabajar, y no vamos a permitir que ahora nos vengan con estas. Solo les falta que también nos echen en cara que estuvimos cobrando un sueldo durante 40 años. Nos indignamos escuchando estas cosas.

En vez de defender los logros y derechos sociales, muchos políticos y mandatarios, elegidos expresamente para esa labor, se dedican a dinamitar instituciones como el de la Seguridad Social. Claro que hay problemas de tesorería, ya lo sabemos, y eso, se sabe desde hace más de 30 años. Qué han hecho durante tanto tiempo, nada. Ahora improvisan soluciones. Igual que antes andan en chapuzas. Más que soluciones son nuevos problemas.

Pretenden que 300 millones de trabajadores europeos aporten parte de sus salarios para convertirlos en fondos de capital; y con las «rentabilidades» que ni ellos se atreven a predecir ni garantizar, se forme cada uno su futura pensión. Como el sistema financiero no puede garantizar nada, pues pretenden que sea la Agencia Tributaria con su política fiscal quien lo haga.

Las soluciones que nos ofrecen al futuro de los pensionistas y asalariados no son ni colectivas, ni sociales ni las adecuadas, y además premian a lo más oscuro del mundo financiero privado. No, no, y no. Es necesario que las cosas empiecen a cambiar. Pensionista, trabajador, estudiante no son más que «motes» de abuelos, padres e hijos. Hagan el favor de no enfrentarnos unos a otros. Y no olviden otra cosa: nosotros tenemos derecho a unas pensiones dignas, y nuestros hijos tienen derecho a un salario digno, y nuestros nietos tienen derecho a un futuro esperanzador; y también tenemos derecho a voto. Están a tiempo de resolver los problemas, se enfrentan ustedes a toda la familia.

Los mayores no somos una carga para los hijos, al contrario. Muchísimos pensionistas colaboran ayudando a sus hijos, en las labores de crianza de sus nietos, por razones de horarios, etc. Esta labor repercute directamente en la actividad laboral y social de esos hijos trabajadores, y por tanto también hacemos nuestra aportación al PIB, y en esta ocasión, gustosamente y sin cobrar nada. En sus casas de ustedes no sé, pero en las nuestras el día del mayor suele ser todos los días del año.

El día 1 de octubre, Día del Mayor, todos los vascos: estudiantes, trabajadores y pensionistas, es decir, abuelos, padres e hijos tenemos que acudir a las movilizaciones que convoca en todas las capitales la Coordinadora de Pensionistas de Hego Euskal Herria. Ahora es la ocasión de defender los derechos sociales y laborales. Ez hora de exigir los cambios sociales y económicos necesarios para los tiempos que vivimos. Tenemos que exigir a los gobiernos de Gasteiz, Iruña, Madrid, y Bruselas que gobiernen resolviendo problemas en beneficio de la sociedad.

El 1º de octubre a las 19.00 en Artium, todos los vitorianos tenemos una cita.

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