Edurne Agirre y Bego Tabera
Trabajadoras de Atención Primaria de Osakidetza y delegadas de LAB

Necesitamos una atención primaria con buena salud

En una situación de pandemia como ésta una atención primaria fuerte habría salvado muchas vidas por varias razones.

Las autoridades sanitarias tanto de la CAV como del Estado español nunca han apostado por una atención primaria de salud fuerte, mentirían si dijeran lo contrario. Durante años hemos visto cómo se han ido vaciando de recursos humanos y materiales nuestros centros de salud, mientras los hospitales se llenaban de tecnología sanitaria puntera. Todas queremos ser atendidas con la mejor tecnología posible en caso de necesitarlo, pero también necesitamos una atención primaria cercana, conocedora de nuestras necesidades y resolutiva, como la que puede ofrecerse desde nuestros centros de salud.

En el caso de la pandemia por Covid-19 que estamos sufriendo, queda claro que se está actuando tarde y mal, que a nuestros gestores esto les queda muy grande y que la capacidad de liderazgo y mando está siendo lamentablemente catastrófica. La sustitución de gestores sanitarios por personal especializado en salud pública y epidemiología hubiera facilitado mucho las cosas.

LAB lleva tiempo reclamado más inversión en atención primaria. Hemos denunciado los brutales recortes de personal, infraestructuras y material y advertido de los peligros de una atención primaria debilitada, pero siempre hemos recibido la callada por respuesta.

La apuesta por una política sanitaria hospital-centrista, resulta que se ha convertido ahora en un bumerán al ser los hospitales el principal foco de contagio y extensión de la enfermedad, sobre todo entre profesionales de la salud, aumentado por la precariedad y escasez de sus equipos de protección.

Es en situaciones como ésta cuando se ve más necesario que nunca fortalecer la atención primaria porque son los equipos que mejor pueden llevar a cabo acciones tanto preventivas como asistenciales. Sin embargo, hemos de denunciar la sustracción de profesionales de los centros de salud para derivarlos a hospitales y el cierre de varios de ellos, como es el caso del centro de salud de Abetxuko en Gasteiz, cuya población mayor y con pocos recursos presenta un alto porcentaje de contagios por coronavirus.

Está demostrado que los gobiernos que apuestan por sistemas sanitarios con una atención primaria fuerte obtienen mejores resultados a un menor coste, pero el nuestro sigue mirando hacia una sanidad que le rente.

En una situación de pandemia como ésta una atención primaria fuerte habría salvado muchas vidas por varias razones. En primer lugar por su accesibilidad rápida y segura mediante llamadas de teléfono o posibles vídeo-consultas, además de poder seguir atendiendo y cuidando cualquier otra necesidad de salud de la población. En segundo lugar, porque es una atención longitudinal a lo largo de la vida de las personas y conocen la situación social, laboral y familiar de las personas a las que atienden. En este caso no podemos olvidar la cantidad de duelos patológicos que van a atenderse por el no acompañamiento de familiares y amigos al final de la vida. En tercer lugar, por los cuidados integrales que practica. Y en cuarto lugar, por la coordinación que tiene con los recursos y agentes sociales de su zona y que colaborarían en la ayuda local. Al mismo tiempo, dotar a los centros de salud de recursos técnicos como equipos de radiología o laboratorios zonificados, de aparataje esencial como pulsioxímetros, tensiómetros y demás utensilios sanitarios y por supuesto de más personal, ayudaría notablemente.

Ante esta situación que estamos viviendo, hagamos un serio llamamiento a las autoridades sanitarias y al gobierno para que fortalezcan nuestro sistema sanitario a todos los niveles: hospitalario con dotación de camas, plazas de UCI suficientes y servicios de urgencias adecuados; transporte sanitario con dotación adecuada y suficiente y atención primaria que cuide de manera integral a su población y sea capaz de liderar situaciones de emergencia como esta, sin olvidar el resto de problemas de salud de las personas.

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