25 años de vida plena plagada de experiencias, alegrías, sinsabores, fracasos y victorias. 25 años de lucha persistente defendiendo unos ideales con objetivos concretos. 25 años de dignidad, solidaridad con muchas causas, pensamiento crítico y compromiso militante a favor de una universidad nacional y un profesorado propio en una Euskal Herria libre.

Alguno de los actuales miembros de la Comisión de Apoyo era, en aquellas lejanas fechas de inicios de los 90, estudiante. Otros, profesores de distintas universidades o activistas de la Izquierda Aberzale. Nos acordamos en especial del más veterano del grupo, el profesor de la UPV, Antxon Mendizabal, el entrañable “Tonino”, una persona que se mantuvo fiel a los profesores despedidos hasta el último minuto de su vida. Pasando por encima de divisiones, rupturas o pérdidas de apoyo y soportando, sin ceder un ápice en su solidaridad, las más diversas y a veces difíciles circunstancias por las que atravesaron tanto el cómo los profesores a los que apoyamos. Denunciando con pasión y razonamiento en numerosos artículos la política represiva de la UPV. Teorizando sobre el modelo universitario. Participando a través de iniciativas múltiples en la readmisión de los despedidos, la supresión de los tribunales universitarios que los castigaban y la consecución del profesorado propio, eje central de su lucha. Interpelando y enfrentándose incluso directamente con gran vehemencia a las autoridades académicas en juntas y departamentos.
        
Los integrantes de la Comisión de Apoyo hemos ido envejeciendo naturalmente a la vez que los despedidos, A veces nos hemos sentido desmoralizados o deprimidos por la ausencia de resultados tangibles en su intento de integración en la UPV. En esos momentos, nos animaban y nos decían que lo importante era seguir, caminar, manteniendo los principios, defendiendo las ideas y solidarizándose con las causas justas. A menudo hemos sentido que, aunque parezca paradójico, a cambio de nuestra tarea de ayuda y sostén era mayor el ánimo y el apoyo que hemos recibido de ellos. Más que sostenerlos nos sostenían a nosotros y nos obligaban a seguir. Nos estimulaban con su optimismo vital, sus convicciones firmes y su alegría contagiosa. Nos recordaban que el esfuerzo por mantener la memoria histórica de su proceso de lucha merecía por si solo continuar en la brecha. Los dos libros publicados sobre la historia de la pancarta dan fe en el plano intelectual de la razón que les anima.
        
Durante muchos años hemos intentado llamar la atención de las autoridades universitarias para poner punto final de manera definitiva a este largo conflicto. Por medio de escritos, entrevistas, peticiones, recogidas de firmas etc. Reconocemos que desgraciadamente en la mayoría de las ocasiones nos hemos encontrado con muchas puertas cerradas y que nuestras gestiones no han alcanzado el fruto deseado. La nueva rectora, Nekane Balluerka, ha declarado estar dispuesta a dialogar con todo el mundo, incluso, y especialmente, con los estudiantes que han mantenido una dura oposición a su candidatura y defienden otro sistema universitario. Nuestras peticiones son mucho más modestas, concretas y factibles porque entre otras cosas no implican alterar ningún marco existente. Por eso sería deseable que más pronto que tarde se dé una negociación sincera y justa entre los despedidos y las autoridades académicas para poner punto final a un largo conflicto que a pesar de implicar solo a tres personas tiene un alcance laboral y político que no se le escapa a nadie medianamente informado. Por el bien no solo de los afectados sino de la propia universidad.