Ramón Muruzabal, Víctor Cervera, Javier Onrubia*

A doña María Teresa de Borbón-Parma, la Princesa Roja. In memoriam

Su militancia política despertó su conciencia feminista. La lucha no solo se plantea contra unas estructuras políticas represivas, también contra unas estructuras social-familiares igualmente represivas en su ámbito de aceptación colectiva.

Hoy viernes, 27 de agosto, se celebrarán las honras fúnebres por doña María Teresa de Borbón Parma en la basílica de Santa María della Stecatta, en Parma. Sus restos mortales descansaran en la cripta de los Duques de Parma, Infantes de las Españas, junto a los de su hermano Don Carlos Hugo, con el que tanto colaboró. Doña María Teresa falleció en París, víctima de la covid-19, el 26 de marzo de 2020. Las restricciones sanitarias del momento impidieron la celebración de actos en su recuerdo.

Los abajo firmantes, como carlistas y como compañeros de lucha, hacemos público nuestro reconocimiento a su memoria por sus aportaciones a la convivencia democrática de las Españas y por su infatigable dedicación a la Causa carlista.

Carlos Hugo y María Teresa, siguiendo el ejemplo de su padre, el viejo Rey Javier, impulsaron y dirigieron la renovación ideológica y organizativa del Carlismo. Convirtieron al más antiguo movimiento político de las Españas en el Partido Carlista, comprometido e integrado plenamente en la lucha por las libertades democráticas y por la transformación social.

De sus esfuerzos por la reconciliación y la unión de las fuerzas democráticas, en los últimos años de la Dictadura, son testimonio su presencia en Moscú, en el Congreso Mundial de la Paz, en 1973, junto a Dolores Ibárruri, que escandalizó al régimen franquista, y su designación como portavoz de la Platajunta en París, en 1976, para anunciar la unión de todos los partidos políticos democráticos españoles.

Debemos recordar su militancia y su pensamiento político basado en sus creencias cristianas y humanistas y en sus vivencias familiares. Doña María Teresa era una mujer culta, vital, inquieta, abierta, entregada, cercana, alegre y discreta. Supo integrar sus vivencias del Carlismo hispano en unas concepciones globales, europeas y universales. Desde su cristianismo comprometido fue capaz de comprender la necesidad de un diálogo y un entendimiento con el Islam, para habilitar espacios de consenso, convivencia y progreso.

Desde su compromiso con los más desfavorecidos consideró que el socialismo autogestionario era el camino hacia la dignidad y la solidaridad. El capitalismo salvaje moderno, los poderosos «lobbies», están impidiendo no solo la justicia social, sino también acelerando el desastre ecológico. Pero doña María Teresa creía en la revuelta de un pueblo exasperado, pero no en la violencia, que consideraba odiosa y ridícula, sino en la responsabilidad y en el combate cívico.

Los déficits de participación ciudadana en la democracia liberal han convertido a los ciudadanos en consumidores pasivos. Para el necesario avance democrático, doña María Teresa proponía recuperar el impulso voluntarista de la Transición. Recuperar un patriotismo democrático, frente al patriotismo de venganza de bases franquistas. Integrar en un nuevo consenso constitucional a los pueblos de las Españas, no con una retórica vacía de sentimentalismo alienante, sino desde sus lenguas y sus culturas y su derecho a decidir libremente si quieren, o no, convivir en un proyecto común. Su concepción de la forma de estado se basaba en el respeto a la voluntad del pueblo: «no soy ni monárquica ni republicana, soy demócrata», pero en todo caso la monarquía nunca debe de ser el régimen de una clase.

Su militancia política despertó su conciencia feminista. La lucha no solo se plantea contra unas estructuras políticas represivas, también contra unas estructuras social-familiares igualmente represivas en su ámbito de aceptación colectiva. «No se trata de enfrentarse al «otro», sino junto al «otro» enfrentarse a las injusticias sociales y políticas».

Pero el mejor homenaje a nuestra «princesa roja», lo propone su sobrino Don Carlos Javier, actual abanderado de la Dinastía: «es seguir trabajando por la Causa carlista, luchando por los derechos, libertades y dignidad de las personas y de los pueblos».

*Firman Ramón Muruzabal (ROLP; Euskal Herria), Víctor Cervera (Secretario Gral del Partido Carlista de Cataluña), Javier Onrubia Revuelta (Secretario Gral de Castilla), José María Porro (Secretario Gral de EKA), José Antonio Fernández Landa (Secretario Gral de Álava), Lázaro Ibáñez Compains (Secretario Gral de Navarra), Josep Sabater (País Valencià), Juan Francisco Cerrillo (Málaga), Santiago Pacheco (Soria) y Tom Aluya (ROLP)

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