Teo Santos
Ertzaina

A Josefina y Manu, por la Comisión «ICL»

«Sabed, Josefina y Manu, que la viabilidad de la Comisión por la muerte de vuestro hijo, Iñigo, es factible y adecuada. Conoced que dentro de la Ertzaintza hay muchos agentes que estamos de acuerdo en su desarrollo, dentro de las condiciones de fondo señaladas.»

La lectura de vuestro comunicado del mes pasado, sobre «la oportunidad para ser creíbles», junto a la negativa reciente para nuevas comparecencias en el Parlamento Vasco, todo ello para tratar el caso de la trágica muerte de vuestro hijo, Iñigo Cabacas Lizeranzu (ICL), hace necesarios varios comentarios. En principio debemos atenderos al ser víctimas sufrientes por la muerte violenta de un hijo ocasionada en una mala práctica institucional, así como es necesario prestar la atención correcta a dos ciudadanos tan gravemente afectados. También surge el imperioso compromiso ético de compartir cuanto se pueda en reclamación de justicia, frente a la acción policial mortal realizada por agentes de la Ertzaintza, y entre todos procurar que nunca vuelva a ocurrir un hecho similar.


Reclamáis una Comisión de Investigación en el Parlamento Vasco por la muerte de Iñigo, prometida en sede parlamentaria primero, rechazada después en el Pleno. Desde el estricto control político de una acción de la Ertzaintza singularmente grave, nada que objetar a tal Comisión. Ninguna voz se escucha entre los agentes de la Ertzaintza contra ese proceder, pero sí hay el temor razonado a que su plasmación práctica se convierta en un rifirrafe partidista, siendo los agentes como juguetes «tente en pie» mientras te zarandean, unos y otros, por sus intereses de parte. Unos por seguir con la exclusiva sobre la Ertzaintza y proteger a sus altos mandos, otros para evitar el bochorno de su práctica anterior, algunas por ir de colegas, y otros por zumbar institucionalmente cuanto puedan. El caso es que en esas condiciones la Comisión ICL pierde su sentido, debiendo retomar una realización adecuada, muestra de madurez institucional y un buen aprendizaje parlamentario.


Se podría (y debería) hacer en el Parlamento Vasco lo que es normal en otras latitudes, acostumbradas al control parlamentario de acciones y extralimitaciones policiales. Es algo común en democracias avanzadas, especialmente de la órbita anglosajona, con fuerte tradición en el establecimiento de contrapoderes. También se puede innovar en este campo, especialmente a partir de estudios más completos, como el de «Instrumentos de control parlamentario», realizado por Hironori Yamamoto, para la Unión Inter- parlamentaria, comparando 88 parlamentos nacionales. En definitiva, que la fórmula de comisión de investigación parlamentaria es factible y viable, espe- cialmente cuando se dice que se pretende dar un impulso político a cierta «normalización» en el trato institucional.


Cuestión a diferenciar es la argumentación principal que se expone para negar la formación de tal Comisión ICL. Desde el EAJ/PNV señalan la «utilización partidista» del caso y que se pretende «manchar el nombre« de la Ertzaintza, como si la derecha abertzale fuera muestra de pureza en el uso de la Policía Vasca y algunos de sus dirigentes no hubieran estado relacionados en escándalos mayús-  culos de este ámbito (desde aquella selección vía batzokis, al uso de información policial en Araba, entre otros). En el PSE entienden que se busca el «ruido mediático», como si la entidad del caso no precisara de una atención social que solo los medios de comunicación puedan reportar; al parecer sin ser capaces de establecer una estrategia comunicativa propia. También resaltan los socialistas vascos la incompatibilidad con el «proceso judicial» en curso, cuando no sería la primera vez que en una Comisión surgen elementos que contribuyen al esclarecimiento de los hechos, por tanto susceptibles de ser aportados a la instrucción judicial. En el PPV repiten lo de utilización partidista del PNV y en UPyD matizan el interés parlamentario, al menos en defensa de la comparecencias.


Claro que desde EHBildu cuestionarán la intervención policial, solo faltaba que no lo hicieran. También es posible que intenten menoscabar el prestigio de la Ertzaintza, otra cuestión es que lo consigan; de hecho, aun con todas sus críticas, la Policía Vasca es la segunda institución más valorada en Euskadi (5,18), después de las Universidades (5,86), según los últimos datos conocidos del Deusto Barómetro Social, que coinciden con otros indicadores. Además, una institución se refuerza públicamente al compartir sinceramente sus problemas, enmendarse a partir de sus fracasos (y la muerte de Iñigo lo es en grado sumo), y mejorar su proceder desde la experiencia contrastada. Así que si en EHBildu pretendieran una acción contrainstitucional, la labor del resto de partidos es conseguir conducir la Comisión ICL hacia sus auténticos objetivos de reflexión, contraste y establecimiento de recomendaciones, reforzando así la institución de- mocrática de la Policía Vasca; sin olvidar, en su caso, la exigencia de responsabilidades que pudiera haber de todo tipo.


Por tanto, sabed, Josefina y Manu, que la viabilidad de la Comisión por la muerte de vuestro hijo, Iñigo, es factible y adecuada. Conoced que dentro de la Ertzaintza hay muchos agentes que estamos de acuerdo en su desarrollo, dentro de las condiciones de fondo señaladas. También porque en esa Comisión pudieran surgir nuevas informaciones, como dónde se encontraba el jefe del dispositivo (reciente jefe supremo de la Ertzaintza) cuando le notificaron internamente el «incidente del herido», cuál fue su reacción y qué órdenes cursó al efecto; por ejemplo, entre otras muchas cosas. También en la Ertzaintza queremos saber, para ayudar a establecer la verdad más completa posible, porque pretendemos que no se repita un caso como el de Iñigo, porque ya vale de poner siempre en la picota a «los de abajo», incluso por aplicación de la moral católica que algunos seguimos: «La verdad nos hará libres».

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