Txus Pérez Artuch

A Pachi Izco, expresidente de Osasuna

Hoy, seis años después de la detención del mandatario que desmontó mi afición y cariño por gran parte de lo que ese escudo significaba para mí, Francisco José Izco Ilundáin, también conocido Pachi o Patxi Izco, reconoce apropiación y falsedad en su mandato

No recuerdo exactamente cuál fue la última tarde en la que bajé, como lo había hecho asiduamente durante los catorce años anteriores, a El Sadar verdaderamente ilusionado. Sí que prefería, evidentemente, ver partidos contra equipos consolidados en Primera que mascar tediosas derrotas ante eternos «segundas», pero es verdad que el resultado era lo de menos. Para mí, seguía siendo Osasuna y gozaba con mis amigos y el ambiente que se formaba alrededor en las gradas.

Lo que sí se me quedó clavado en la tripa como si de una indigestión maltrecha se tratara fue cuando al telón de fondo que escondía aquel impoluto césped se le vieron las vergüenzas a causa de la zarpa larga de sus mandatarios, con el presidente a la cabeza.

Hoy, seis años después de la detención del mandatario que desmontó mi afición y cariño por gran parte de lo que ese escudo significaba para mí, Francisco José Izco Ilundáin, también conocido Pachi o Patxi Izco según el color de la camiseta de la directiva rival o la silla en la que reposarse a negociar, reconoce apropiación y falsedad en su mandato (2002-2012), acuerda sumisión de culpa-condena y cierra un pésimo capítulo en esta turbulencia en la que él se quiso enfangar e inició a manchar un nombre que incumbía a las más de 12.000 personas socias que por entonces respaldaban una de los pocos clubes que permanecían (y aún aguantan) sin sucumbir a la Sociedad Anónima.

Ha sido una larga vomitona, una deyección necrosada en el intestino grueso de las cosas que durante ciertas épocas de la vida ayudan a que los lunes sean menos duros de madrugar o que un bocata de magras con tomate una noche de copa en miércoles se asimile a otro en una terraza sanferminera en familia y amigos de larga trayectoria. Puede que no vuelva de nuevo a El Sadar, puede que aquello ya haya pasado, pero el olor a limpio es un regalo para la conciencia.

Por fin, Francisco, Pachi, Patxi, igual me da el nombre de pila que figure en tu DNI o ficha policial. El CA Osasuna sale de nuevo de quirófano liberado de otro de esos quistes que de tanto en cuanto se le adosan a la aorta con amenaza de desangre irreversible. Pero tú tampoco lo has conseguido.

Cómo me gustaría que llegases a leer de algún modo estas líneas. No te las envío al maco de Santa Lucía porque en tu confesión pactas no dormir bajo aquellos lúgubres techos.

Hor konpon!

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