Jose Antonio Gonzalez Garcia «Nebera»

A vueltas con Catalunya

Si el Supremo, el juez Llarena en especial, aprovechando esa prórroga de dieciocho meses que se ha dado para estudiar la compleja causa dejase libres a los encarcelados, provisionalmente eso sí, y levantase las órdenes de detención, nacionales eso también, sobre los huidos y desde el Parlament la aritmética parlamentaria diese comienzo a la, creo, XII legislatura. Esto no sería peligroso para la convivencia en Catalunya.

He perdido la cuenta, o mejor aún ya no quiero ni contar, las veces que Catalunya ha sido cabecera de todos los noticiarios, en Euskal Herria, en el Estado e internacionalmente según parece. En Catalunya también, pero eso es natural.

La reivindicación del derecho a decidir, la reivindicación del derecho al voto, a manifestarse, a decidir su futuro… y ahora a nombrar el presidente que votos le han dado la mayoría. La parlamentaria se entiende.

Todos y cada uno de los derechos, muchos de ellos considerados fundamentales, fueron obviados y pisoteados literalmente, sin que nadie levantase la voz dentro del Estado inconsciente, tal vez, al creer que solo se estaba hundiendo Catalunya, cuando lo que se estaba enterrando era la democracia.

La sacrosanta unidad de España estaba siendo atacada y todo, menos el Ejército según dicen ellos y otros desdicen, valía. Y todo valió y sigue valiendo. Hay tienen a "La Sexta" y Antonio G. Ferreras como el ejemplo menos profesional de un periodista.

Esta misma sacrosanta unidad que tantas veces fue anteriormente derrotada, desde aquel imperio donde nunca se ponía el sol a este estado cuya mayor fuente de riqueza, y casi única, son el sol y el turismo, apenas queda lo que queda y, que quieren que les diga, espero que no por mucho tiempo. Vayan por delante y sin rencores mis mejores deseos para todos los españoles.

Como navarro soy independentista, ciudadano de Euskal Herria para que quede claro, y como tal creo que todo pueblo tiene derecho a decidir su futuro libre. El Derecho Internacional público lo ampara como uno de sus derechos fundamentales, cierto que pone sus condiciones. ¿El artículo 155 tal y como se está imponiendo no las justifica?

Pero volvamos a Catalunya.

Los últimos meses, anteriores al 1 de octubre, al referéndum, o votación del 1-O, a la represión del mismo, a la aplicación del mencionado artículo 155, a las elecciones generales, al resultado, a la entrada de la Audiencia Nacional, del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, a los encarcelamientos, a la huida, o no, a las reinterpretaciones de la Constitución y del Código Penal… bueno al día de hoy lo único que continua son.

Los huidos, los presos, el 155 y Catalunya sin president.

Tal vez tendría que añadir lo de la huida fiscal de las grandes empresas catalanas, muy catalanas por cierto, y con la ayuda de la modificación legal muy oportuna por cierto. También. 
Y yo me pierdo cuando se habla de la separación de poderes, cosa que nunca he creido por cierto, y el presidente asegura que no permitirá nunca que un cargo electo y libre, la ley mordaza se olvidó, según creo, de prohibir la presunción de inocencia por cierto, sea votado como president, el juez, del Supremo eso sí, se reitera en la negativa de dejar acudir al Parlament a un cargo libre y el Constitucional asegura que si no está allí na de na. Hostias que lio.

Aquí tampoco les vale la jurisprudencia habida, porque no y basta.

Pues eso que sin salvar aún todas las «pegas» anteriores ahora es la CUP, cuatro diputados, la que se planta y niega sus votos a un proyecto autonomista no republicano. Y las matemáticas no dan, por aquello de los dos diputados que no pueden votar por hallarse huidos de la justicia, sin comentarios por favor. La ley no lo prohíbe, el Constitucional sí.

Y digo yo, como simple ciudadano, que si el Supremo, el juez Llarena en especial, aprovechando esa prórroga de dieciocho meses que se ha dado para estudiar la compleja causa dejase libres a los encarcelados, provisionalmente eso sí, y levantase las órdenes de detención, nacionales eso también, sobre los huidos y desde el Parlament la aritmética parlamentaria diese comienzo a la, creo, XII legislatura. Esto no sería peligroso para la convivencia en Catalunya, para las relaciones entre catalanes y no catalanes, para la democracia y/o para la libertad. Esto de verdad no sería ni tan malo, ni tan peligroso.

Y dicho esto acabo cruzando los dedos para no haber incurrido en delito de opinión o de libertad de expresión mal entendida.

Salut.

Bilatu