Afectada por la vacuna contra el covid-19
Decidí vacunarme. Mi salud se ha visto dañada considerablemente. No tengo derecho a obtener el pasaporte covid. Mi caso no se recoge entre los casos de efectos adversos de la vacuna. Carezco de la fuerza suficiente como para llevar una vida funcional, con mis hijas, con mi familia.
Esto también ha pasado, esto también me está pasando aquí y ahora. Por eso quiero que tengas la oportunidad de leer lo que voy a contar a continuación: me llamo Eneritz Zubiaurre Ituarte, y soy una mujer de 41 años.
El 14 de marzo de 2021, a la una del mediodía recibí la vacuna contra el covid-19.
Al día siguiente no me podía mover, me quedé pegada a la cama. A medida que pasaban las horas y los días, me sentía incapaz de hablar y de abrir los ojos.
Al cuarto día, después de dormir todo el día, mi familia decidió llevarme a urgencias; no tenía fuerzas para nada, mi cuerpo estaba inmóvil, le decía que se moviera, pero no me hacía caso. En urgencias me hicieron varias pruebas: analíticas, saturación de oxígeno... Todo estaba en orden. A casa. Sin tratamiento. Sin seguimiento.
Como al día siguiente estaba peor, me volvieron a llevar a urgencias; me metieron corticoides por vena y me mandaron a casa con tratamiento de corticoides.
Pasé diez días en la cama, un mes sin salir de casa. En los cinco meses siguientes los médicos no pudieron dar respuesta a lo que me sucedía.
Estoy de baja desde entonces. El informe de mi baja dice lo siguiente: «post-vacunal (RAM)».
Para cuando pude empezar a salir ya era mayo. Al principio solo era capaz de andar trescientos metros, me llevaban en coche a ver el mar, pero a día de hoy ya puedo llegar a pie.
Mi madre me animó a ir a un centro de salud que ella conocía. Pedí hora y tuve la primera cita en julio. Allí respondí a una serie de preguntas, hablamos sobre lo que sentía, cuáles eran mis síntomas. Leyeron los informes de los médicos con los que había estado anteriormente y me dijeron que sufría una polineurapatía, dicho de otra forma, un «desajuste» en el sistema nervioso periférico. Llevo desde julio con ellos: con acupuntura, con una dieta prescrita por el nutricionista y con homeopatía. Con la ayuda de estos profesionales poco a poco voy dando pasos.
Con su diagnóstico volví a acudir a mi médico de cabecera en agosto. Me dio cita con el neurólogo y a todo correr me realizaron una resonancia magnética, un electromiograma y análisis específicos. Querían estudiar si tenía alguna patología previa, pero no encontraron nada. Los análisis que me hicieron confirmaron que se había producido una polineuropatía y que había sido a consecuencia de la vacuna.
En noviembre me vio el médico de rehabilitación y a día de hoy ya estoy en rehabilitación.
Esto es lo que me está pasando a mí, aquí y ahora.
Decidí vacunarme. Mi salud se ha visto dañada considerablemente. No tengo derecho a obtener el pasaporte covid. Mi caso no se recoge entre los casos de efectos adversos de la vacuna. Carezco de la fuerza suficiente como para llevar una vida funcional, con mis hijas, con mi familia. He perdido «léxico» a la hora de hablar y escribir.
La pandemia nos ha traído situaciones muy duras a todas y todos. Han surgido situaciones conflictivas en la calle, entre la ciudadanía, hasta el punto de enfadarnos entre nosotros y juzgar a las demás personas por sus actos y decisiones. Hemos conocido casos positivos alrededor, ingresos hospitalarios por covid-19 y muertes. Está siendo muy duro y por supuesto queremos ofrecer todo nuestro respeto y apoyo a quienes han / hemos sufrido sus consecuencias.
A pesar de las opiniones que puede tener cada cual, nosotras y nosotros también queremos respeto, porque esto que os acabo de relatar también ha pasado, está pasando, me está pasando a mí, aquí y ahora (y también a otras personas). Por eso, quiero que tengas la oportunidad de leer y conocer mi caso.
El 14 de marzo de 2021, a la una del mediodía recibí la vacuna contra el covid-19.
Al día siguiente no podía moverme.