«Agua pasada...»
Sobre las causas de la pérdida de votos de EH Bildu en las elecciones forales, se ha escrito desde sus líneas más que desde otra «trinchera».
La mayoría señalan razones de forma más que de fondo; que tienen que ver con actitudes y «poses» institucionales en el tema de las basuras, que han dado pie a los medios para ejercer de «colaborador necesario», en su infame cruzada particular contra el puerta a puerta, dados a confundir a la ciudadanía más que a informar.
En política no basta tener razón, además hay que saber cómo, pero sobre todo dónde defenderla. No me detengo a nombrarlas, pero por resumirlo en una que no la he leído escribiría: inmadurez política.
Cuando Iñaki Errazkin abría el tuperware en Juntas Generales, sin en vez de dar a oler material inertizado de una planta TMB alemana, hubiese dado a leer la Ley de Residuos de ese país, Flandes, Tirol, Austria… en lo referido a vertido de materiales fermentables, y compararla con la nuestra de 2001, el sonrojo hubiese prevalecido sobre las risitas indisimuladas de aquellos que, aún hoy, a pesar de reconocimientos de instituciones públicas y privadas europeas, niegan los aspectos positivos de fondo del puerta a puerta.
En noviembre Ekologistak Martxan criticaba duramente (genérica, poco ambiciosa y desfasada con respecto a la del resto de países de la UE-15…) que después de 14 años el Gobierno Vasco presente un borrador sobre la nueva Ley de Residuos, y en lo referido a domiciliarios, se sitúe a la par de países del este y su máxima de que: quien contamina paga igual que quien no lo hace… ¿verdad Sra. Oregi?
El 10 de marzo la promulgan en el BOPV, sin apenas cambios después de cuatro meses de «cocina» con la oposición... ¿qué ha luchado o denunciado EH Bildu para adecuarla a la de esos territorios? Que yo sepa, nada. Conseguirla, (no en 2015 sino en 2011), hubiese evitado ese desgaste pueblo a pueblo debatiendo sobre obligación o voluntariedad de recogida separada, que ha sido la razón para sucumbir ante el señuelo del quinto contenedor.
Focalizarse en el Parlamento Vasco para «arrancar» al PNV esa ley que de un plumazo prohíbe el vertido masivo de materiales fermentables (contaminantes), además de quitar toda razón de ser a una incineradora para Gipuzkoa, hubiese posibilitado una recogida selectiva global… y conservado el gobierno foral con apenas desgaste.
Años de discurso sobre presuntas dioxinas, furanos, cáncer…mientras a diario se cometía un atentado medioambiental en nuestros vertederos para regocijo de quienes apuestan por las dioxinas, furanos y cánceres. Años a través de la prensa y tocando sus puertas tratando de hacerles ver que en Europa fue el primer paso legislativo, (¿podría negarlo y oponerse a ello el PNV?)... Nadie contestaba.
¿Agua pasada? Sí, pero la delicada huella de un bien saber hacer operativo, ahí ha quedado, para contraste con los infames pisotones mediáticos y grosera huella medioambiental que nos va a tocar sufrir a partir de ahora… ¿verdad Ana Oregi?