Arnaldo Otegi
Militante de la izquierda abertzale encarcelado en Logroño

Agur ama maitia

«Hoy, 80 años después de visitar a su hermano anarco-comunista en el Dueso, mi ama se ha despedido de mí estando cautivo en Logroño, mientras Rafa Díez e Isma Arrieta siguen paseando por ese maldito penal en Cantabria y otros cientos de compatriotas lo hacen en decenas de penales en el Estado español y francés.»

Siempre fue para mí motivo de reflexión el afán con el que nuestro inolvidable Ion Idigoras se refería a si mismo como el hijo de Juanita Gerrikabeitia. Creo sinceramente que con esa actitud nuestro Ion quería rendir homenaje a su ama y poner de manifiesto que el 99% de los aplausos, loas y agradecimientos que nuestro Pueblo le profesaba eran en realidad más propiedad de su ama y familia que de él mismo.


A mi siempre inolvidable Ion seguro que le gustaría que repitiera otra vez que frente a esa afirmación de que detrás de todo supuesto gran hombre siempre hay una gran mujer, a nosotros nos gustaba más afirmar que quienes generosamente nos consideraban como militantes y personas dignas de una moderada admiración era porque realmente no nos conocían y que en cualquier caso lo seguro era que detrás de cualquier supuesto gran hombre lo que siempre hay es una mujer y una familia absolutamente sorprendente.


Por eso hoy quiero hablaros como el hijo de Lolita Mondragón, mi ama. En medio de la tristeza quiero compartir con vosotros y vosotras un pasaje de su vida que jamás olvidaré: siendo apenas una niña 4/5 años viajó con su ama (mi amama Nieves) al Penal del Dueso donde se encontraba encarcelado mi tío Fidel después de ser capturado por las tropas fascistas. Y es obvio que hablo de tropas fascistas porque me refiero a un episodio de los años 40, hoy es evidente que no los llamaría así sino tropas «demócratas de toda la vida». Mi ama siempre recordaba que al entrar al Penal les advirtieron de que solo podrían hablar en «español», y que encontró a todos los presos tumbados y apilados en el suelo. Cuando mi amama se acercó con lágrimas en los ojos hacia su hijo, mi ama siempre recuerda que le preguntó: ¿tú eres mi hermano?… y le dio un muxu.
Hoy, casi 80 años después, he podido despedirme de mi ama durante una visita de una hora en el Hospital de Mendaro. Ha sido muy duro, triste, pero también inolvidable. Nos hemos besado y acariciado como jamás lo hicimos… solo podría definir la atmósfera como lo haría Kant: de una belleza sublime… e incluso he creído ver en la habitación las mariposas que acompañaban al personaje de otro grande como García Márquez allá por las tierras de Macondo.


Hoy, 80 años después de visitar a su hermano anarco-comunista en el Dueso, mi ama se ha despedido de mí estando cautivo en Logroño, mientras Rafa Díez e Isma Arrieta siguen paseando por ese maldito penal en Cantabria y otros cientos de compatriotas lo hacen en decenas de penales en el Estado español y francés.
Hoy, no lo voy a negar, siento dolor, rabia e impotencia, hoy lo fácil, lo humanamente comprensible, sería deslizarse hacia el abismo de las apelaciones al rencor, al odio o al agravio comparado… pero ni todo el dolor del mundo conseguirá nublarme la razón.


No, también en eso somos y debemos ser diferentes… porque como dijo el Che, a los revolucionarios nos guían grandes y profundos sentimientos de amor por el género humano. Y yo, además de tratar de ser un aprendiz de revolucionario, solo recibí amor de mi ama en la que nunca dejaré de pensar mientras viva. Y también por ella y por todos los aitas y amas (como los de Xabier, Garratz, Txoritxu, Santi, Gari…) que murieron sin ver a sus hijos e hijas libres en una Euskal Herria libre, plantaremos junto a sus cenizas un cerezo en tierra vasca. Porque a pesar de todo ¡ya es tiempo de cerezas! Se lo debo a Lolita Mondragón, a mi ama maitia… a la que le debo la vida… Por eso el año que viene las cerezas serán mas rojas en Euskal Herria.
Eskerrik asko Ama.

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