Elias Anton Murgiondo

Alarma democrática

La paz y el entendimiento no se logra enviando armas para el mantenimiento de una guerra injusta, donde quien verdaderamente sufre es la población en general.

Si nos paramos a pensar en el desarrollo humano y en las relaciones que se corresponden con las necesidades para una convivencia de respeto y progreso que nos permita el entendimiento social, el balance que se produce resulta altamente negativo, pues los hechos reales nos ofrecen un panorama difícil de asumir como aceptable. Estamos rodeados de imágenes falsas, ficticias, creadas con intenciones aviesas y con dirigencias malévolas y precocinadas. Nos encontramos en un mundo dominado por intereses crematísticos e imperiales, por fuerzas oscuras y carentes de empatía solidaria, donde se impone un relato que condena a la mayoría en beneficio de una minoría clasista y reaccionaria. El poder mediático ofrece un balance favorable al dominio imperial y los resultados ofrecen derrotas ideológicas y culturales a las mayorías poblacionales, a las fuerzas proletarias del trabajo y el esfuerzo, a las nuevas generaciones que deben vender su fuerza de trabajo, su plusvalía, para poder subsistir y mal desarrollarse.

Los conflictos actuales no resultan por inercia natural, siempre emergen por contradicciones sociales de enfrentamiento entre clases, lo cual debiera hacernos pensar en cuáles son los motivos, en cuáles son los intereses que inducen a la dominación de unas clases sobre otras, en el porqué del interés de una minoría sobre el control y la dominación de la mayoría. Es así en el mundo, en Europa y en Euskal Herria.

Hoy tenemos un enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania y un relato mayoritario que condena a Rusia de manera fraudulenta por parte de la Europa diversa en su alineamiento con el país más imperialista y antidemocrático del mundo, en su alineamiento con los Estados Unidos de América del Norte. Un país que subsiste a partir del asesinato y el robo. Donde se argumenta que nadie puede invadir un país e interferir en su desarrollo, cuando quienes mandan y gobiernan en EEUU son asesinos de los aborígenes (sean sioux, apaches o iroqueses...) y hoy provocan guerras y golpes de Estado por doquier por todo el mundo, instalando bases militares en todo el ancho y largo del mismo y con dominios coloniales en naciones definidas, reconocidas y parte del mapa general del espacio terrestre. Guantanamo es una parte de la injerencia yankee, como lo es Gibraltar por parte de Inglaterra, o como son Ceuta, Melilla y "Perejil" por parte de España (sin olvidar Gipuzkoa, Araba, Bizkaia, Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa entre Francia y España). Si tan demócratas son los siempre colonizadores y dominadores del mundo, ahora en decadencia, ¿cómo es posible que se alíen para condenar y atosigar a Rusia cuando pretenden que la OTAN (residuo de la «Guerra Fría») rodee e instale misiles en sus fronteras a partir de un gobierno títere producto de un golpe de Estado fascista y agresivo a partir del 2014? ¿Qué ha ocurrido desde el 2014 hasta el 2022 año de la intervención rusa? ¿Cuántos asesinatos ha habido y cuántas denuncias han efectuado los actuales «demócratas» europeos para defender a la población del Donbás? ¿Los acuerdos de Minsk no deben ser cumplidos? Estas preguntas tienen que ver con Polonia y la detención de Pablo González, periodista vasco detenido por ese país no demócrata e hiperreligioso, que resulta miembro de la Europa «democrática» y que lleva un año en la cárcel sin acusación firme y en condiciones inhumanas. También tienen que ver con la deriva de Sánchez y su España respecto al Sahara, donde se vende a una población que malvive en el desierto peleando contra un reyezuelo dictador protegido por los EEUU y que ha conseguido que la España «progre» se rinda ante el alauita genocida por intereses seudocoloniales de mayor importancia. Tenemos a Palestina y su población masacrada por el sionismo israelí protegido por los demócrata-republicanos de pacotilla y fanáticos de las armas y las guerras en tierra ajena. El colonialismo siempre ha actuado de manera similar y el poderío ruso en materia energética ha roto los esquemas de los países en decadencia; Rusia ha dicho basta, no permite ser rodeada por fuerzas enemigas ávidas de energía barata y controlada por sus mercados, no desea ser amenazada ni controlada por el mundo globalizador y marca sus límites abriendo sus fronteras (BRICS) y sus relaciones multipolares. Con ello no quiero decir que la actual Rusia sea un ejemplo de libertad democrática, pero lo que sí se puede colegir es que Rusia no actúa como lo hacen el Imperio y sus aliados, pues por el mundo se aprecian sus apoyos a causas justas y su participación solidaria con países amenazados por los no-demócratas del marco imperial.

La paz y el entendimiento no se logra enviando armas para el mantenimiento de una guerra injusta, donde quien verdaderamente sufre es la población en general (ancianos, niños, impedidos...), donde la destrucción conlleva miseria para los habitantes y riqueza para la industria armamentística; los muertos los ponen las fuerzas en conflicto, las pérdidas también las sufre Europa y quien sale beneficiado es EEUU, pues no tiene muertos (salvo los mercenarios) y sus tierras no resultan violadas. No resulta comprensible que Europa entera (con sus diferentes criterios y formas de gobierno) se una para limpiarle las botas al Imperio decadente en contra de la emergencia y los proyectos de diversidad ofertados por unas fuerzas diferentes que se comprueban fiables y amistosas. La alarma democrática surge a partir de los hechos, de seguidismos ciegos e irresponsables, donde las minorías poderosas siguen imponiendo sus normas y los gobiernos acatan sus designios. ¡La lucha de clases tiene su importancia si queremos romper con el monopolio cruel de la imposición capitalista, lo cual requiere organización y unidad de acción, pues el enemigo está unido y sabe lo que se juega: somos muchos más y unidos mejores! Gora herria! Euskal preso guztiak etxera!

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