Larraitz Ugarte
Abogada

Anotaciones para la política vasca

Irlanda es la que esta semana nos ha aportado luz y brillo. El Sinn Féin con sus
resultados históricos y una líder sencilla que se parece a las gentes de su país

Vivimos unos tiempos que de tan surrealistas parece que estuviéramos frente a la tele devorando series una detrás de otra. Primero un virus maligno, seguido por una guerra y una amenaza nuclear, ahora un serial de espías y en los últimos días un asesino en serie... What a fuck! Pero en medio de tanto horror sobresalen dos noticias que me han generado una pizca de esperanza en el caso de la primera (el acuerdo que se está gestando entre fuerzas de izquierda en el Estado francés) y una sobredosis de adrenalina en el de la segunda (la clara victoria de Michelle O´Neill en el norte de Irlanda).

El acuerdo de los partidos franceses de izquierda es algo que, por extraño, merece una reflexión. Es prematuro vaticinar si va a ser algo duradero y si supondrá un precedente en otros países pero el hecho en sí es alentador. Que partidos de izquierda entiendan que es mejor poner pie en pared al fascismo y a políticas neoliberales aunque sea estando al 50% de acuerdo con el programa que acabará postulándose siempre debe tomarse como una noticia esperanzadora. Más aún cuando se ve a los aparateros del Partido Socialista francés removiéndose en sus palcos a pesar de que el declive que sufren siempre será una alternativa peor. Las miserias de la clase política tratarán de obstaculizar cualquier cambio que haga peligrar sus cotas de poder, un clásico vaya. Las nuevas fuerzas de izquierda deberían esforzarse mucho en obtener esas alianzas si quieren un futuro distinto para sus países. Nosotras ya hemos hecho ese trabajo en el nuestro y lo seguimos haciendo; ya se están viendo sus resultados en todos los territorios.

De Paris a Madrid, el lodazal en el que se ha metido el PSOE es de campeonato. «El problema no es espiar, es ser espiado», podría ser el epitafio de un gobierno en serios apuros. ¿Es un escándalo político? Todos los países que tienen servicios de Inteligencia espían, todos los países espían a las personas, partidos y asociaciones que pueden hacer peligrar su estabilidad, seguridad o su integridad territorial. Espían dentro y espían fuera de sus límites geográficos. Espionaje como método para garantizar la seguridad. Sin entrar en la cuestión de la ética política de este debate, la hiperventilación que se está realizando de este asunto me preocupa.

Dejando al margen las fallas de seguridad que pueda tener el gobierno español, que a la vista está que las tiene, pero eso debe preocupar a los españoles y no a los vascos o catalanes, el hecho es que desde el Cesid al CNI la novedad quizá sea el nombre Pegasus más que la práctica en sí. Porque en este país todas sabemos que los independentistas hemos sido espiados. Porque a veces les hemos pillado y porque otras no hace falta, simplemente lo sabemos. Quizá porque sabemos además algo mucho más grave: que ese espionaje se ha realizado sin ningún control judicial ni garantía que preserve los derechos humanos, es decir de manera totalmente oculta por poderes ocultos que a nadie deben cuentas.

Pero tratándose de un Estado que ha creado y pagado organizaciones criminales para matar gente y que ha establecido todo un sistema (este sí casi sin fallas) para torturar de manera impune como método de obtención de información no debería sorprender tanto a ciertos sectores mediáticos y políticos lo que estamos conociendo estos días.

Pero no nos vamos a engañar. Si el partido socialista no sale indemne de ésta y no consigue darle la vuelta a esta crisis que se le presenta (bien por espiar ilegalmente bien por haber sido espiado sin que se haya coscado) tiene un fin de legislatura complicado. Y si algo es seguro es que bien sea el partido socialista, bien el partido popular sostenido por Vox el espionaje no cesará. Es evidente que  esto acredita que en España no existe una mentalidad democrática para solucionar el conflicto político que sostiene con los vascos y catalanes. Pero más allá de la constatación poco recorrido político democratizador le veo. Y teniendo claro esto, creo que es más interesante que Pegasus se parezca más a una miniserie que una telenovela turca, La verdad es que España cada vez da más pereza. Cambian los tiempos pero no los métodos. Cambian los cocineros pero no las recetas. Y el partido socialista actual huele igual de rancio que el de aquellos tiempos pretéritos.

Irlanda es la que esta semana nos ha aportado luz, color y brillo. El Sinn Féin ha obtenido unos resultados históricos y es primera fuerza con un aumento porcentual de votos importante. Michelle O´Neill, cuya campaña he seguido a diario, y la estrategia electoral del Sinn Féin nos dejan lecciones para los independentistas vascos. La he visto comiendo helado, haciendo gimnasia con las pesas, abrazada a niños pecosos y charlando con señoras mayores... Porque eso es lo que ha sido la candidata, una líder sencilla que se parece a las gentes de su país, que sin ceder un ápice sus convicciones de una Irlanda libre y unida representa una estrategia pragmática para la consecución de su objetivo.

«A historic day. We will work hard for everyone» ha puesto en su cuenta de Twitter con una foto de ella abrazada a Mary Lou MacDonald, delante de la sede del Sinn Féin, que es de ladrillo rojo típico irlandés. Veo una foto de dos nuevas líderes (mujeres en una lucha que ha sido muy de hombres) con una dosis de pragmatismo necesario (quizá no suene tan épico hablar de vivienda, de servicios sanitarios, de rentas...) pero con la claridad mental de que aquello por lo que murió Bobby Sands hace 41 años está más cerca de conseguirse justo el día en que murió. ¿Hay algo más emocionante que eso? Hoy en las fiestas de mi barrio brindaré  porque ambos pueblos tengamos muchos momentos emocionantes como este hasta la victoria.

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