En años anteriores hemos reclamado de las diferentes instituciones la ayuda y atención necesarias que se requerían en cada momento. Seguimos pensando que esas reivindicaciones son absolutamente necesarias, pero este año queremos mirarnos al ombligo: centrarnos en nuestras propias capacidades para enfrentar problemas y situaciones que van surgiendo cada día en nuestros pueblos. Pobreza, pensiones bajas, soledad (3ª edad), trabajo, servicios dignos, convivencia, medio ambiente... Los datos que llegan a nuestras manos hablan de una realidad preocupante, aunque a veces escondida.

Queremos en esta ocasión llamar la atención de quienes vivimos en lo pueblos, para abrir bien los ojos y los oídos y estar atentos a lo que acontece en nuestro medio rural. Estar cerca de quienes que lo están pasando mal por distintos motivos. Es bueno recordar que la pobreza no es un delito, aunque algunos pretendan criminalizarla. Tenemos que descubrir dónde y cómo podemos acompañarnos y ayudarnos. Así, entre todos podremos darle la vuelta al sufrimiento, sembrando semillas de esperanza en el corazón mismo de nuestros pueblos.

¿Qué pasa en tu pueblo? He aquí una pregunta a la que todos debemos responder. Conocer la realidad que vive nuestra gente es el primer paso para ir construyendo un nuevo modelo de relaciones humanas y colaborar en la solución de nuestros problemas.  

Somos vecinos. La vecindad es algo más que vivir junto a otros. La cercanía afectiva y vital ha sido una característica de nuestros pueblos que no podemos permitir que desaparezca. La convivencia, a veces, no resulta fácil, pero nos necesitamos unos a otros para llenar de contenido la palabra «pueblo». Actuar unidos, en red, ante situaciones de pobreza, soledad, marginación. Actuar unidos para defender lo nuestro: idiosincrasia, valores, cultura, entorno, medioambiente. Son muchas las alarmas que ponen en jaque nuestro entorno: fracking, redes de alta tensión, Garoña, incineradoras…

Los pueblos son nuestros y su presente y futuro están en nuestras manos. Lo que pasa en cada pueblo no es ajeno a nosotros, forma parte de nuestra vida y de nuestra historia. La unión y la participación se hace cada vez más necesaria. A nuestro alrededor descubrimos grupos y asociaciones que trabajan por defender el medio rural y mejorar la situación de sus gentes. Unámonos a ellas y formemos un frente común ante la insolidaridad y el individualismo que nos aleja y deshumaniza.