José María Perez Bustero

Autogestión y vecindad

En esta temporada han destacado los datos referidos a la candidatura del gobierno central, y la presencia del rey en la designación del solicitante Pedro Sánchez como jefe de dicho gobierno. Desde luego, ni la gente ni las diferentes tierras, aunque eran las directamente afectadas, han tomado parte directa en dicho nombramiento ni en sus planes de gobierno.

En todo caso, vale la pena recordar que la llamada Jefatura del Estado español es una herencia amasada a lo largo de los siglos y lejos de la gente. Ahí tenemos a los llamados Reyes Católicos, que ejercieron como tales desde el año 1474 hasta 1516. Les sucedió Carlos I de España y V de Alemania, que al llegar desde el norte europeo ni siquiera hablaba castellano. En el año 1556, sobrevino Felipe II, en cuyos dominios de América y Filipinas –según el lenguaje histórico– «no se ponía el sol», y reinó hasta 1598. Damos un salto al siglo XVIII, y tenemos a los reyes «Borbones», preñados con la idea de manejar ellos el Gobierno. Les siguen Felipe V, Felipe VI, Felipe VII, etc. Isabel II con sus problemas de piel que le convencieron a tomar baños de mar –en Donostia–. Y tras ella, Alfonso XII, Alfonso XIII... seguidos por Juan Carlos, famoso por sus correrías amorosas.

¿Cómo reaccionaba la gente ante dichos gobernantes? Desde luego, había porcentajes de personas y pueblos que tragaban las reglas y doctrinas que les imponían dichos reyes a nivel social, político y económico.

Pero al mismo tiempo asomaban por una y otra parte gentes y comarcas que se rebelaban contra aquellos mandones. El proceso histórico español se tejía con rebeldías un siglo y otro. Ahí está la guerra de las comunidades de Castilla y León contra Carlos I, en los años 1520 y 1521; la sublevación en Cataluña –guerra de los segadores, 1640-1652–. El movimiento obrero a lo largo del siglo XIX. Las guerras a favor de la independencia en países americanos. En la península hispana, la querencia de desligarse de un gobierno centralizado, que provocaron las rebeliones carlistas de dicho siglo XIX con el deseo de mantener los regímenes forales propios.

¿Y cuándo entre los años 1939-1975 se estableció la dictadura franquista? Tomaron fuerza las revueltas obreras. A la gente le rugía por dentro la necesidad de gestionar sus propias convicciones y aspiraciones, rompiendo el poder de aquellos comediantes, y gritando propuestas a diferentes niveles.

Llegamos a los tiempos actuales. Ya no está presente la lucha armada de ETA. Pero quedan, eso sí, un centenar y medio de prisioneros políticos. Y existen variadas formas de resentimiento en personas y zonas, que llevaron a la cárcel a políticos catalanes en el año 2019.

En realidad transita una opción distinta en personas, en aldeas, en ciudades, en regiones y pueblos peninsulares. ¿Cuál? Funcionar con una verdadera autogestión. Y una nueva valoración de la vecindad. Que cada grupo de gentes tramite su propia andadura. ¿Alcaldes, gobernadores, personajes de los ejércitos? Deben asumir que tienen ante sí a vecinos. Nada de súbditos, disciplinados, mansos, sin voz... ¡Vecinos!

Son los mandones de varios tipos quienes deben someterse a las necesidades y deseos de las gentes. Los asidos al poder deben lavarse la mente, aplastar la idea de mando, y masticar, tragar, digerir la verdad de que todos son vecinos. ¿Súbditos? ¿Vasallos? En modo alguno. ¡Vecinos!

¿Y los nuevos inmigrantes? Pues, entre sus necesidades y apetencias, nos traen la referencia de otros tiempos en que los hispanos iban buscando y robando tierra, minas, sexo con personas nuevas. No son colonizadores, como fueron los hispanos y otros europeos. Simplemente buscan trabajo y vecindad.

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