Juan Mari Arregi

Belloch, un juez que dejó su independencia en Bilbao

La publicación de un libro de memorias del exministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch, en la época final del Gobierno de Felipe González, y sus recientes declaraciones en el “Periódico de Aragón” han provocado numerosas reacciones.

El titular de sus memorias, “Una vida a larga distancia. Memorias de un juez y político independiente”, y lo que el exministro piensa del general de la Guardia Civil Enrique Rodriguez Galindo, implicado en los GAL de quien dice que «tuvo méritos más que suficientes para el ascenso», así como del coste del GAL que dice «fue mínimo», hacen cuestionar precisamente esa independencia de la que alardea tanto como juez y como político. Como verán, en mi opinión, se la dejó en Bilbao.

Quien suscribe este artículo está en condiciones de poder asegurar que el juez Juan Alberto Belloch, en su andadura en la Audiencia de Bilbao, empezó a trabajar con vocación de  independiente. Dos ejemplos que avalan esa afirmación. Cuando el exministro llegó a Bilbao en 1980 a ejercer de juez, convocó en su casa cercana a la Audiencia a un grupo de personas (no más de seis) representativas de alguna forma de la sociedad vasca para conocerla más de cerca y sobre todo con la idea de servirla lo mejor posible. Entre esas personas invitadas estaba yo mismo, como representante de EGIN en Bizkaia. Sí. Como lo han leído.

Un segundo ejemplo. El juez Belloch absolvió a Daniel Udalaitz, seudónimo de quien suscribe, por un comentario publicado en EGIN en 1984 titulado “Cinismo psocialista” en el que denunciaba la muerte de un trabajador, Pablo Larrazabal, tras la invasión policial del astillero Euskalduna durante las movilizaciones contra la reconversión naval. También denunciaba las responsabilidades políticas del Gobierno del PSOE por su salvaje reconversión naval y por la actuación policial.

Como se recordará, la Policía Nacional invadió el astillero de Euskalduna, utilizó fuego real, los trabajadores huyeron y, en la huida, uno de ellos, Pablo, sufrió un infarto y falleció.
Por su comentario, Daniel Udalaitz fue acusado de calumnias contra la Policía y los estamentos que la dirigían. Se reclamó para él 3 años de cárcel y multa de 240.000 pesetas o arresto sustitutorio de otros 125 días en caso de impago. El juicio desarrollado en la Audiencia Provincial de Bilbao se celebró el 29 de noviembre de 1989. Lo presidió el juez Juan Alberto Belloch y la sentencia absolutoria firmada por él mismo sostuvo que «actúa conforme a derecho quien obra en el ejercicio legítimo de su derecho» y «el rigor del comentarista político debe ser “juzgado” por los lectores no por los tribunales».

Lejos quedan estas actitudes de aquel juez que entonces sí actuó como independiente absolviendo a quien suscribe de denuncias contra la Policía y el Gobierno del PSOE, entonces liderado por Felipe González.

Años después, su paso por los Ministerios de Interior y Justicia del Gobierno de González no parece que hayan servido para mantener su independencia sino todo lo contrario. Sus declaraciones de estos días al “Periódico de Aragón” avalan su falta de independencia política. Sostener, entre otras cosas, que quien fuera uno de los más sádicos representantes de la guerra sucia -secuestro, torturas, muerte de Lasa y Zabala, entre otras barbaridades- como el General Rodriguez Galindo, «tuvo méritos más que sobrados para el acenso», es pasarse todas las líneas rojas. Y además es arrodillarse ante quienes, como Felipe González y su Gobierno, encubrieron a los protagonistas de la guerra sucia y del GAL.

Y, por supuesto, el resto de declaraciones sobre la financiación de los GAL, o la X del GAL, añaden más barro a la falta de independencia política que ha demostrado haber tenido aquel juez Juan Alberto Belloch que, sin embargo, es verdad que empezó en Bilbao, como juez, con vocación de independiente.

Bilatu