Kike Fernández de Pinedo
Portavoz de EH Bildu Araba

Bienvenido (a las renovables), Mr. González

¿Por qué PNV y PSE se empeñan en romper ese consenso y retrasar cualquier planificación consensuada para el desarrollo de las energías renovables?

Hace algo más de diez años, ante la importante contestación social generada, el Parlamento Vasco decidió hacer una moratoria con los proyectos eólicos diseñados en el Plan Territorial Sectorial de 2002. Por esa época, en Juntas Generales todos los grupos políticos aprobaron por unanimidad el Plan Mugarri, una hoja de ruta consensuada para desarrollar las renovables en Araba. El plan era que, en diez años (2020), más de un tercio de la electricidad consumida en Araba fuera renovable: innovación e impulsar la geotérmica, biomasa, energía hidráulica, fotovoltaica y eólica. Para estas dos últimas marcaba zonas de exclusión en zonas y montes protegidos, y apostaba por repotenciar los actuales, priorizando zonas antropizadas y urbanas con menor impacto, desarrollando las minieólicas y planteando ubicaciones con menos viento pero rentables.

Por desgracia, no se ha hecho casi nada del plan. Es cierto que el llamado impuesto al sol del PP supuso un freno para la energía solar, pero se podía y se debía haber hecho más. No se ha querido, y encima, tanto Gobierno Vasco como Diputación, en lugar de acelerar la descarbonización como otros países, han hecho lo contrario: seguir apostando por técnicas como el fracking para extraer gas.

Ahora han pintado de verde su discurso y se presentan como los máximos defensores de las renovables. Bienvenido Señor Gonzalez, aunque no deja de ser paradójico. Sorprende que reconozcan la urgencia y, a la vez, sin justificación alguna, atrasen otros ocho meses el plan contra el cambio climático y el desarrollo de las renovables, Araba Klima 2050, sustituto del Mugarri. No nos parece casualidad este modus operandi: se retrasa cualquier planificación pero por la puerta de atrás facilitan la implantación de grandes parques eólicos y fotovoltaicos. 

Nos dicen que no podemos esperar. Lo compartimos. Pero, ¿no es más lógico abordar primero proyectos con menor impacto en zonas más antropizadas y a la vez impulsar decididamente tanto la energía distribuida y el autoconsumo en cubiertas de viviendas, edificios, industrias, polígonos industriales, explotaciones agrarias, como comunidades energéticas?

La aprobación definitiva del nuevo PTS de renovables puede tardar dos-tres años, y con la vieja y conocida política de hechos consumados podemos encontrarnos sin una planificación que limite o priorice las ubicaciones. Ello está dando vía libre a que sean las grandes empresas eléctricas quienes elijan las ubicaciones más rentables económicamente, sin importar su impacto medioambiental-social y sin analizar diferentes alternativas.

En Araba, a día de hoy, la empresa Aixeindar, con 60% Iberdrola y 40% EVE, tiene previstos cinco parques de grandes dimensiones, con molinos de doscientos metros de altura, bases de veinticinco metros de diámetro y pistas de gran tamaño. Cómo sabréis, algunos de estos son en zonas protegidas Natura 2.000 como las sierras de Arkamo e Iturrieta. No hablamos solo de lo visual: el impacto ecológico y su afección a los ecosistemas y a la avifauna es irreversible e incompatible con su declaración como espacios ZEC. Esto es lo que dicen los técnicos medioambientales de la propia Diputación en sus informes. Y van más allá: «Las medidas correctoras y protectoras no pueden evitar, ni minimizar significativamente la afección». Blanco y en botella. ¿Comó es posible que desde el Gobierno Foral sigan erre que erre obviando los informes de los técnicos de la propia Diputación?

Recientemente, el Diputado General recordaba que el objetivo de la ley del Cambio Climático para el 2030 era producir de forma renovable el 42% de la energía, y que para ello había dos alternativas: cumplir o renunciar. Nos alegra que el Gobierno Foral, aunque tarde, se ponga las pilas en este tema. Pero hace trampa cuando sugiere que el único camino y modelo es asumir el aluvión de grandes proyectos que acechan el territorio. Peor no se puede hacer; han conseguido el rechazo total de la gran mayoría de los pueblos donde se prevén estas infraestructuras. Ya son nueve ayuntamientos, cuarenta Concejos y 22.751 alegaciones en contra. No es moco de pavo.

¿Por qué PNV y PSE se empeñan en romper ese consenso y retrasar cualquier planificación consensuada para el desarrollo de las energías renovables? No puede ser que el único criterio sea buscar el máximo beneficio económico y de la forma más sencilla. No es casualidad que hayan elegido Araba con sus montes y tierras públicas gestionadas sosteniblemente durante siglos por sus pueblos. Parece que aquí es más fácil y barato. Que sean montes protegidos, o paisajes y tierras agrícolas de gran valor no les importa. Apostar por las renovables no es esto, no es apoyar un desarrollo caótico y depredador, sino hacerlo compatible con el respeto a la biodiversidad, al territorio y a quienes viven en él. Este es el reto.

Termino con un ejemplo que ilustra lo anterior. Esta semana hemos conocido que varias empresas plantean al estilo Far West grandes parques fotovoltaicos en Araba. En Arratzua-Ubarrundia, la empresa del Ibex35 Solaria, pretende ocupar doscientas hectáreas (250 campos de fútbol) de tierras agrícolas, muchas públicas de los concejos, dejando sin tierra a los tres últimos agricultores que quedan en Durana. Todo ello con prisas, presiones y opacidad total. Es una falta de respeto total a las personas que viven en el medio rural. ¿No es mucho más lógico buscar otros espacios ya antropizados o suelos con bajo valor agronómico, en vez de hacerlo en las tierras fértiles y de gran valor paisajístico? En definitiva, utilicemos el sentido común y la política en mayúsculas para abordar y consensuar un reto inaplazable como es la descarbonización y el desarrollo de las renovables con el menor impacto posible. Estamos a tiempo.

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