A partir de ahí los despropósitos abundan. Y aunque el primero se cuida mucho de poner las burradas en boca de terceros, el segundo exhibe locuras como esta: «No es extraño que los secuaces pseudopolíticos de ETA pongan en práctica, en cuanto tienen ocasión, una verdadera limpieza étnica». Y en general ambos artículos están llenos de falsedades e interpretaciones delirantes que dicen muy poco del rigor intelectual de su periódico. Los lectores del ABC no se merecen esto por lo que paso a explicar la realidad.

Los valores catastrales en Gipuzkoa son inferiores al precio de mercado y los tipos aplicables para calcular la cuota del IBI son bastante moderados. En Zarautz en concreto es del 0,2%.

Ahora bien, en bastantes países de Europa (no solo en los nórdicos) la imposición local sobre los inmuebles es diferente, pudiendo llegar a gravarse en más del doble las segundas residencias que las primeras. Con esa misma lógica las Juntas Generales de Gipuzkoa aprobaron dar a los Ayuntamientos la posibilidad de poner un recargo en el IBI de viviendas no habituales hasta un máximo del 150%. Y para evitar que se trasladase a los inquilinos, este recargo no se aplica si la vivienda es residencia habitual de cualquier persona.

En este contexto el Ayuntamiento de Zarautz ha decidido aplicar un recargo del 150% y ha informado de los dos programas de alquiler del Gobierno Vasco (que garantizan el cobro del alquiler y posibles desperfectos a los propietarios, pero no superan los 5.400 € o 6.600 € anuales).

Si el ABC califica estos programas de extorsión a pesar de que miles de propietarios se han acogido a ellos, debería denunciar a Ezker Batua (IU), PSOE y PNV por haberlos gestionado e incluso al PP vasco que nunca ha dicho nada en contra de ellos (ni siquiera su verborreico Delegado de Gobierno).

Además, nadie obliga a nada. Se puede alquilar la casa por libre y evitar el recargo siempre que sea residencia habitual de su ocupante, tal como ha explicado el Ayuntamiento.

Y sobre la tontería de la limpieza étnica con los ‘españoles’, buena parte de las viviendas de Gipuzkoa sujetas al recargo son propiedad de personas del mismo pueblo o de otras localidades vascas (o también de otros países), especialmente en Zarautz.

Es verdad que se podría haber utilizado otro método como hacen numerosos ayuntamientos costeros españoles: Inflar los tipos del IBI y luego devolverles la mitad a los residentes. Es fácil distinguir el sistema más claro y justo, pero resulta curioso que el ABC no acuse de chantajistas a esos ayuntamientos.

Y lo que oculta el ABC es que además es el Estado el que realmente perjudica a esos contribuyentes. Efectivamente, el IRPF español (a diferencia del vasco) imputa en su tarifa general un 2% del valor catastral de las segundas residencias. Esto sí que es como un enorme recargo del IBI que oscila, en el caso de Zarautz entre el 247% y el 520%, pudiendo llegar en el caso de propietarios catalanes al 560%. Y con el agravante escandaloso de que ese recargo no se queda en el pueblo en el que la vivienda origina los gastos públicos (infraestructuras…) sino que va a nutrir los ingresos públicos de «territorio común» y de la comunidad autónoma donde el propietario tiene la primera residencia. Alucinante.

Porque impresiona el oportunismo de los políticos del PP vasco y del PNV que se oponen al recargo municipal del IBI mientras apoyaron un recargo mucho mayor en el IRPF español que afecta a las segundas residencias… en Zarautz. ¿Les acusará ABC de limpieza étnica, extorsionadores y chantajistas? Eso tengo que verlo.

Curiosamente, los propietarios franceses, ingleses o alemanes de casas en Gipuzkoa (en donde la mayoría de los Ayuntamientos han aprobado el recargo) apenas se han quejado. Seguramente porque el ‘IBI’ en sus países es más alto. Aunque no me cabe duda de que si sus Gobiernos intentaran imponerles un recargo del IBI del 520% para beneficiar no a Zarautz sino a sus países, ellos y sus periódicos bufarían y llamarían ladrones y sinverguenzas a Hollande, Cameron o Merkel. Otra diferencia de sus diarios con el ABC, ellos defienden a sus lectores y no les mienten tan descaradamente.