germán gorraiz lópez
ATTAC Nafarroa

Cameron, el Brexit y las Malvinas

Shakespeare, por boca de un asustado Enrique IV, expresa el miedo y la impotencia del hombre debido a la ausencia de certezas ante el caos de la mudanza : «¡Dios mío, si tuviésemos la opción de leer en el libro del destino y ver del tiempo las revoluciones, ver cómo la ocasión se burla y cómo llena el cambio la copa de Mudanza con diversos colores».

Por caos (Khaos o “vacío que ocupa un hueco en la nada”) entendemos algo impredecible y que se escapa a la miope visión que únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz de secuenciar únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos, con lo que inevitablemente recurrimos al término “efecto mariposa” para intentar explicar la vertiginosa conjunción de fuerzas centrípetas y centrífugas que deberán configurar el puzzle inconexo del caos ordenado que se está gestando.

El citado “efecto mariposa” trasladado a sistemas complejos como la Demoscopia tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato pues los modelos cuánticos que utilizan serían tan solo simulaciones basadas en modelos precedentes, con lo que la inclusión de tan solo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, de lo que sería paradigma el inesperado logro de la mayoría absoluta por el Partido Conservador de Cameron en las recientes elecciones británicas.

Cameron y las Malvinas

El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”. Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable aunque registre un cambio (mantenimiento de Gran Bretaña como Nación). En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (independencia de Escocia), tesis que fue asociada por el aparato mediático del sistema dominante (mass media) con el advenimiento del caos.

Por su parte, Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas, en su libro “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así, según sus palabras, «la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía», por lo que la propaganda de Cameron fue dirigida no al sujeto individual sino al grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan ( “somos una sola Nación”), consiguiendo finalmente el triunfo de sus tesis de mantener unida a Gran Bretaña, aunque perdiendo jirones de su primigenia unidad y no siendo descartable el triunfo de las tesis secesionista escocesas en un futuro referéndum.

El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional” (1.964), explica que «la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política», sistemas políticos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como “autos-kratos” o autocracia, forma de gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder presidencialista con claros tintes autocrático, reeditando la era Thatcher.

Así, Cameron asumirá un enfoque “activista” en asuntos internacionales, involucrándose personalmente y teniendo “el compromiso con la intervención humanitaria” y el aumento del peso específico de Gran Bretaña en la geopolítica mundial como ejes vertebradores de su política exterior, forzado por el ninguneo al que es sometido por el Eje Berlín-París en el escenario europeo y al papel de comparsa de EEUU que debe asumir en los conflictos internacionales y con el objetivo inequívoco de que la política exterior sirva de catalizador de los valores de la Gran Bretaña y su pasado imperial, con lo que podríamos asistir al renacimiento de la Commonwealt y a un nuevo conflicto de las Malvinas.

¿Salida de Gran Bretaña de la UE (Brexit)?

Europa atraviesa un período muy convulso pues la crisis financiera está poniendo todavía más difícil el proceso de construcción europea (imprescindible para que pueda competir como potencia mundial) y el colapso económico que se está haciendo visible en los países periféricos y emergentes, previsiblemente acabará generando la desmembración de la actual Unión Europea y el retorno a escenarios ya olvidados de compartimentos estancos y proteccionismo económico.

La posible salida de Grecia de la Eurozona (Grexit)supondría el finiquito de la misma pues el resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda, Malta y Chipre) seguirá inexorablemente el movimiento centrífugo de Grecia y deberán retornar a sus monedas nacionales. Asimismo, asistiríamos al robustecimiento del Eje Franco-Alemán como fruto de la reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer, 1.963). Dicha entente franco-alemana conjugará los acuerdos preferenciales energéticos con Rusia con la revitalización de la energía nuclear y el extraordinario desarrollo de las energías renovables y será el referente político-económico europeo del próximo quinquenio, no siendo descartable el rediseño de una nueva cartografía europea que supondría el finiquito de la actual Unión Europea y sus sustitución por la Europea de los Seis (Francia. Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Austria), quedando el resto de países europeos periféricos y emergentes gravitando en sus anillos orbitales. Igualmente, asistiremos a un acercamiento político a Rusia (rememorando el viaje de De Gaulle a Moscú, 1966) que se plasmaría en la Ratificación de la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin, mediante la firma de acuerdos preferenciales para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, debido a la dependencia energética francesa (21% de las importaciones de petróleo y 40% de gas proceden de Rusia) y a que el 40% del comercio exterior ruso se realiza con la UE, no siendo descartable asimismo un cisma en la OTAN.

Así, la posible decisión de implementar la cuarta fase del proyecto de EEUU del Escudo de Misiles Antibalísticos (DAM) sería vista por Francia como una pérdida de la soberanía europea (reviviendo el proyecto de Kennedy de Partnership entre los EEUU y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962), lo que podría traducirse en la salida provisional de Francia de las estructuras militares de la NATO (emulando a De Gaulle 1.966) y el desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés.

Conviene recordar que los conservadores liderados por David Cameron, fieles a su política euroescéptica (nula voluntad británica de embarcarse en un proyecto en decadencia en el que la soberanía británica estaría supeditada a los mandatos de Bruselas), incluyeron en su programa electoral del 2015 la convocatoria de un referéndum sobre la salida de la UE para el 2017, con lo que Cameron tranquilizó a las bases más radicales de su partido al tiempo que arrebató la bandera al partido en alza de los euro-escépticos (UKIP) que consideran que el Reino Unido no necesita de Europa ya que podría convertirse en la Singapur de Occidente desde su atalaya financiera de la City londinense al tiempo que metrópolis del comercio de Ultramar al pilotar la nave capitana de una renacida Commonwealt.

En consecuencia, en cumplimiento de su promesa electoral, asistiremos en el 2017 al referéndum sobre la posible salida del Reino Unido de la UE (Brexit), no siendo descartable que Gran Bretaña decida por mayoría abandonar las estructuras europeas aunque manteniendo convenios bilaterales, siguiendo la filosofía de Winston Churchill: ˜Estamos en Europa, pero no en ella».

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