Patxi Zabaleta
Abogado

Carta abierta a Salesianos

La congregación de Salesianos debe –debería– renunciar a las plusvalías de su terreno y devolverlo al Ayuntamiento de Pamplona por un precio simbólico, porque fue el Ayuntamiento de Pamplona el que propició su adquisición en precio simbólico.

Me permito escribirles públicamente una carta dirigida a esa congregación que contiene un requerimiento muy concreto.

Señores Salesianos es público y notorio que ustedes se han blindado y que no se puede hablar con ustedes de la venta del solar salvo por cartas públicas y esta es la primera razón por la que entiendo legitimado este procedimiento.

La segunda razón por la que me tomo esta libertad es que ustedes, congregación de los Salesianos nos dirigieron a todos los entonces grupos parlamentarios de Navarra una carta hace una década y media aproximadamente en la cual nos pedían –nada menos– que la modificación de la Ley Foral de urbanismo entonces vigente. Según dicha Ley Foral cualquier modificación urbanística debía respetar el principio de que por lo menos la mitad de las viviendas a autorizarse como consecuencia de las modificaciones urbanísticas emprendidas deberían ser de protección oficial o VPO. La justificación de aquella norma estaba en evitar los guetos o zonas de vivienda de gran valor y zonas de viviendas de VPO, consideradas entonces como de segunda categoría. Ustedes congregación de Salesianos argumentaban que eso mermaba la expectativa de plusvalías. Hace década y media.

Simultáneamente con aquella iniciativa –y antes y después– recibimos, por lo menos algunos portavoces parlamentarios la visita de un florido constructor, que entonces se tenía como el hombre más rico de Navarra, JBF, y que nos visitaba acompañado de un fraile dominico, que controlaba un medio de comunicación, PI. Aquel visitador nos decía lo mismo que ponía en su carta añadiendo que solo se lograrían las necesarias plusvalías, si se modificaba la ley en el sentido indicado, es decir que en el solar de Salesianos se pudiesen hacer exclusivamente viviendas libres y que las VPO ya se harían en otro sitio con toda dignidad y hasta con paternalismo. En ese sentido –añadía– habría para todos en aquellas plusvalías. Daba cifras de reparto. Existía ya un precontrato de venta del solar de salesianos exhibido como prueba.

La Ley Foral se acabó cambiando. Aralar votó en contra de aquella modificación legal porque era retrógrada y olía a corrupción. Los demás ellos dirán.

La degradación legal urbanística desde el punto de vista social tanto a nivel estatal como a nivel autonómico es un hecho indiscutible. Ya no solo no se pretenden evitar los guettos sino que la construcción en exclusiva de viviendas libres pretende vestirse o cubrirse con ropaje de iniciativa económica a bendecir socialmente. Por desgracia.

El solar de Salesianos tanto por su origen como por su historia fiscal y su destino urbanístico debe –no solo debería– retornar a la propiedad pública, es decir al Ayuntamiento, facilitándose a esa congregación las necesarias ayudas para otros solares y otras construcciones y destinos educativos. Esa es la propuesta.

Menciono el origen porque el Ayuntamiento de Pamplona fue quien facilitó a ustedes, la congregación salesiana la consecución de ese solar en precio simbólico. Hay que añadir que desde entonces no han pagado ustedes contribución, de la que siguen exentos. Los solares urbanos que no pagan contribución (sea por corresponder a una orden religiosa o por tener un destino religioso o uso público) no tienen legitimación para incrementarse con las plusvalías urbanísticas. Ya sé que replicarán ustedes que otras órdenes religiosas han vendido propiedades por enormes cantidades habiendo obtenido los solares por precios simbólicos y habiéndolos poseído durante decenios y decenios sin pagar contribución. Es verdad y en la propia Pamplona hay numerosos ejemplos (por decir uno, las Adoratrices). Pero la justicia social, –aunque aún no la ley– exige que donde no hay contribución no existan plusvalías.

La congregación de Salesianos debe –debería– renunciar a las plusvalías de su terreno y devolverlo al Ayuntamiento de Pamplona por un precio simbólico, porque fue el Ayuntamiento de Pamplona el que propició su adquisición en precio simbólico. Hay un ejemplo reciente en Navarra y es el de la renuncia de la Universidad de Navarra, la universidad privada del Opus Dei a hacerse con el inmueble de Donapea. Les aseguro señores Salesianos que la Universidad de Navarra ha sido muy inteligente y ha acertado. Ustedes perderán mucho si ganan el importe de esa plusvalía que aunque jurídicamente les pertenezca como propietarios socialmente no les corresponde porque esa propiedad tenía otro origen y ha tenido y tiene otro tratamiento. Ganarán si renuncian y perderán si no renuncian.

Evidentemente además de todo lo anterior existen razonamientos urbanísticos, estéticos, históricos y hasta puramente urbanísticos que están en la prensa y que son indiscutibles y de gran peso. Por mi parte me permito subrayar que la inversión en educación nunca debe depender de unas hipotéticas plusvalías. Creo también que el desarrollo urbanístico debe obedecer a criterios sociales, marcados por las instancias públicas y no a criterios económicos. Pero sobre todo creo que no se debiera dejar ni la más mínima sombra de que aquellas promesas que nos efectuaron los visitadores de hace década y media de grupo en grupo parlamentario no arrastren aún alguna cola. La historia de los Salesianos en Navarra no se debiera ver manchada por unas decenas de millones de euros aunque sean muchos.

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