Marc Ibáñez

Carta de un independentista no nacionalista

El independentismo para mí es una opción política rebelde, así de simple. No va de sentirse catalán o español, de filias o fobias. No va de qué bandera ondea en mi balcón o qué himno me representa. En realidad toda la simbología nacionalista siempre me ha producido mucho rechazo, cuando no indiferencia.

Voy a tratar de explicar cómo uno puede ser independentista sin ser nacionalista, que es mi caso. Viajando por América Latina hace pocos meses, trataba de explicar esto a mucha gente en México y Paraguay, algunas veces con más éxito que otras. Para mí esto es clave para entender lo que viene aconteciendo estos últimos años en Catalunya, que no es un choque entre dos patrias, no necesariamente aunque el mass media lo plantee así para polarizar las opiniones y eliminar los matices. Creo que hay bastante gente que opina lo mismo que yo.

El independentismo para mí es una opción política rebelde, así de simple. No va de sentirse catalán o español, de filias o fobias. No va de qué bandera ondea en mi balcón o qué himno me representa. En realidad toda la simbología nacionalista siempre me ha producido mucho rechazo, cuando no indiferencia. Ni canto "Els Segadors" ni los goles de La Roja, aunque respeto que haya gente que sí lo haga. Siempre digo que hay que estar por las culturas, no por las naciones. Hay que luchar para proteger el patrimonio cultural de los pueblos. Y en este sentido España ha cometido atrocidades a lo largo de la historia con muchos pueblos cuyas culturas han sido pisoteadas, ya fuese en tiempos de colonización o de dictadura, y curiosamente siempre en nombre de Dios.

En cualquier caso, el mío no es un rechazo a España, sino al Estado español. La lista de motivos por los cuales no quiero seguir formando parte de este Estado es interminable, pero básicamente se reduce al hecho de no querer formar parte de un Estado que no ha querido romper nunca con su herencia imperialista y fascista. Me pregunto:

¿Por qué sigue España manteniendo el 12 de octubre como el día de su fiesta nacional?

¿Por qué se forjó el Estado actual sobre los cimientos de una de las dictaduras más longevas de la Europa moderna, permitiendo a la oligarquía que había formado parte activa de ese régimen salir impune en un proceso de transición política?

¿Porqué el Estado español permite todavía hoy la existencia de un mausoleo a Franco, 80 años después de que éste condujera un golpe militar para usurpar el poder que democráticamente había obtenido la República?

La respuesta radica en que después de reyes han gobernado hijos de reyes y después de franquistas han gobernado hijos de franquistas. Y aunque hayan gobernado partidos rojos y azules, en estas últimas décadas nadie ha querido corregir los errores del pasado, y así hemos perpetuado la Madre Patria.

Creo que el espíritu libertario del 31 fue solo un sueño en un país de molde imperialista. Y ya sé que hay quien todavía defiende ese espíritu en España, por suerte no quedó todo abandonado en las cunetas de la meseta. Sé que estáis ahí y en la lucha estamos unidos, pero solo hay que ver el reparto electoral en el mapa español para entender que muchos catalanes nos dimos cuenta hace tiempo que era más factible emprender el camino por nuestra cuenta. Entendimos que la independencia puede ser una herramienta para luchar por nuestros derechos, por una sociedad más justa. Plantear por ejemplo un proceso constituyente nuevo, y que los firmantes de esa nueva Carta Magna catalana no sean exministros* de Franco con las manos manchadas de sangre republicana, como sucedió en su día con la imperturbable Constitución Española.

Soy consciente también de que independizarse del reino de España no garantiza nada, buena prueba de ello son los pueblos latinoamericanos, muchos de ellos gobernados actualmente por políticos corruptos al servicio de los grandes intereses transnacionales. Salisteis del fuego para meteros en las brasas. Espero que no nos pase esto aquí. Pero no hay que obviar que en el barco del independentismo los que piensan como yo no somos mayoría, y crear alternativas bajo el yugo del capitalismo no se me antoja nada fácil. Pero crear un marco nuevo lejos de los fantasmas del pasado (y del presente) sí me parece un paso importante para intentarlo, aunque solo debe ser el primero.

*En el año 1963 dos jóvenes anarquistas, Joaquín Delgado y Francisco Granado –presos políticos inocentes de 29 y 27 años respectivamente– fueron torturados hasta la muerte a garrote vil en la prisión de Carabanchel (Madrid). La pena de muerte fue firmada por Manuel Fraga Iribarne, ministro franquista y uno de los siete ponentes encargados de la redacción de la Constitución del 78.

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