José Ignacio Pérez Celaya
Compañero del Metal

Carta para Amaya Fernández (concejal del PP)

Querida Amaya:

Al recibir esta carta espero que estés bien. Yo bien gracias a Dios.

Te diré que el otro día leí en el periódico tus comentarios sobre la elección del pregonero de las fiestas del Carmen en Barakaldo y qué quieres que te diga chica, me parecieron de lo más acertados, sobre todo cuando explicas que casi teníais amañada la elección entre tu partido de derechas y el otro partido de izquierdas. Creo que es así, vosotros sois la derecha y los otros la izquierda ¿no? Qué bien, os ponéis de acuerdo para joder la marrana e imponer vuestra voluntad al pueblo, pues que quieres que te diga ¡que simplemente me encanta!

Yo, ya de ese señor ni me acordaba, menos mal que ahí estás tú para recordarnos el pasado Desde luego Amayita ¡hay que ver la memoria que tienes para despertarnos de nuestros letargo cuando te interesa! Mira si estaba este hombre olvidado en mi memoria, que he tenido que abrir un viejo libro que tenía en casa para refrescar mis recuerdos. Del libro no me ha llamado la atención ni su título ni su autor, solamente me ha sorprendido su memoria, ahí te escribo un párrafo de lo que recuerda.

Cuando la gente de los pueblos llegó a Barakaldo, los constructores se volvieron locos, las viviendas surgían como champiñones y la infraestructura de Barakaldo no dio abasto para tanta población como se le echó encima. Los ejemplos más característicos de estos desastres urbanísticos son muchísimos pero solo te contaré algunos, que ahora calificamos de anecdóticos.

Las colas en las fuentes públicas para coger agua que no llegaba a las casas en primavera y verano, era el pan de nuestros de cada día. Cuando éramos pequeños, nos pasábamos casi todo el día jugando alrededor de las fuentes públicas más cercanas a nuestras casas, pendientes de mover los baldes cada vez que corría la fila y luego cuando nos tocaba el turno, acarrearlos hasta casa para poder tener agua. También ostentábamos el prestigioso honor de ser el pueblo peor construido de Europa ‘el colegio vasco –navarro¸ opinó en su día que para regenerar el pueblo, se tendría que demoler y volverlo a construir.

Los niños, en más del veinticinco por ciento, estaban sin escolarizar y un sacerdote de la iglesia de Santa Teresa, tuvo la genial idea de pedir prestadas lonjas a sus propietarios y con una pequeña legión de estudiantes universitarios, intentó escolarizar, como Dios le dio a entender, a los chavales que gracias a la incapacidad de un alcalde franquista y unos concejales impuestos a dedo, no podían acudir a la escuela por no haber plazas! nos tenias que haber visto dirigirnos a las escuelas improvisadas por este «gran luchador a favor de la clase obrera» con la cartera y la banqueta de casa!

El cura de Santa Teresa, fue todo un ejemplo de solidaridad con el pueblo emigrante Pedro Solabarria, más conocido como ‘Periko’. En ningún libro figura como hijo predilecto de ningún pueblo pero a su puerta llamaba todo el que tenía un problema laboral o social y a nadie se la cerró; desafióal poder eclesiástico y se puso a trabajar con sus feligreses obreros en la construcción, repartiendo al final de mes su sueldo con los más necesitados. Los intereses del capitalismo y la iglesia, chocaron contra él y quisieron apartarlo pero les resultó imposible. La iglesia le apartó de sus filas y el estado represor lo encarceló pero el pueblo lo apoyó y cuando le dieron la oportunidad de opinar, le convirtieron en Diputado en dos ocasiones y en Concejal del Ayuntamiento Barakaldo.

Lo más curioso del asunto es que la persona que más hizo por el pueblo emigrante, fue uno de los primeros en militar en las filas de una agrupación que el Gobierno de Madrid, siempre ha tachado de intolerante e insolidaria con los españoles, Herri Batasuna. Se despide de ti, este que no te olvida y te tiene presente siempre en sus oraciones.

PD: Sobre todo le pido a Dios que siempre conserves esa memoria prodigiosa que posees y también le pido que de vez en cuando, pregunte a los barakaldeses y barakaldesas un poquito mayores que tú, así sabrás lo que verdaderamente piensa el pueblo. Seguro que muchos de tus votantes en otro tiempo no muy lejano, llamaron a su puerta y él no se la cerró y seguro que si hoy volvieran a llamar, se la volvería a abrir ¡no todo en este pueblo es como tú crees que es!

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