Mikel Urkola Eleizegi
Sociólogo

Castas de imperialistas y colaboracionistas

Partiendo de la lectura de la obra de Hanna Arendt ‘Los orígenes del totalitarismo’, el autor censura el «imperialismo» del Estado español sobre los pueblos catalán y vasco. Critica asimismo que quienes se consideran fuerzas progresistas, en un alarde de nacionalismo español, ataquen al independentismo.

Hace años que leí a Hanna Arendt (‘Los orígenes del totalitarismo’) que entre 1870-1920 era doctrina común en Europa que solo podían ser estados los que tuvieran vocación (!) de imperio, es decir, los grandes estados. Convirtieron el crimen del imperialismo en obligación política.

Inmersos en campaña electoral, hay partidos que, en Vasconia, desde hace 40 años, eluden abordar el problema del imperialismo castellano que padecemos vascos y catalanes. Y los nuevos partidos castellanos no han cambiado de ruta.

¿Es el imperialismo un crimen o inmoralidad contra la humanidad ? Sí, pero, sobre todo, contra el pueblo víctima que lo sufre. Da lo mismo que los imperios sean sumerio, egipcio, chino, asirio, persa, griego, romano, cartaginés, árabe, germánico, castellano, francés, inglés, portugués, ruso, americano, turco, etc. Sin entrar en matices jurídicos en los que no soy competente, dicho en términos vulgares, creo que todos ellos son criminales. No existe imperialismo bueno.

El imperialismo del Estado castellano, no solo es histórico, sino actual, institucional, objetivo. El rey es castellano, el Parlamento en su mayoría absoluta también, su alta judicatura, el ejército, la policía, la economía con su paraíso fiscal de Madrid, la Iglesia, las leyes y la constitución son castellano imperiales, por cuanto no reconocen a la nación vasca ni catalana. A ello se añade que los partidos castellanos (PP-PSOE-Podemos-Ciudadanos) nos invaden y se presentan en las naciones catalana, vasca y gallega. Contrariamente, los partidos vasco-catalanes-gallegos no son invasores.

Con todo, el estado castellano no ha inventado nada nuevo. La estructura imperial que se ha dado la han tenido todos los imperios. Esto es: la esclavización de las naciones por medio de: 1- el sojuzgamiento militar, administrativo y represivo; 2- por la desposesión de sus instituciones a los autóctonos; 3- por la alienación de las naciones indígenas –no permitiéndoles su propia autodeterminación–. Son tres elementos comunes a todos los imperialismos matapueblos, que eso significan los términos grecolatinos «genocidio y etnocidio».

La esclavitud, el imperialismo, los estados de desigualdades sociales, la explotación masiva, el antifeminismo, el monopilio de las armas y de la economía, la sustitución de diosas madre terráqueas de la vida por dioses macho celestes del poder, las guerras de exterminio, etc., nacieron, crecieron a la vez y se alimentaron recíprocamente. Desde hace 5.000 años hasta hoy. Todos tenemos la obligación de luchar contra el imperialismo. Es una causa universal, como luchar contra la esclavitud individual. Y eso es lo que hacemos los que nos declaramos nacionalistas vascos, que rechazamos un nacionalismo castellano que por ser invasor e imperialista es de baja calidad. Si bien tampoco faltan los colaboracionistas.

Matar pueblos y naciones es criminal. Luchar contra el imperialismo es una obligación ética y política. No faltan tampoco sujetos que van de progres por el mundo practicando imperialismo –el de su propia nación, ¡claro !– mientras venden antinacionalismo a sus naciones víctima. Vaya, que los agresores imperialistas nos predican que no nos defendamos so pena de incurrir en delito de nacionalismo, etnicismo, identitarismo. Es la vieja guerra psicológica: prohibido defenderse. Hay un magnífico ejemplo de cómo se identifica España con imperialismo castellano: el del andaluz-castellano Nebrija, del siglo XV, que en el prólogo a su Gramática Castellana escribió lo que sigue. El prólogo y la obra enteras pueden leerse en Google. Este prólogo es centenario como podía ser milenario y es de actualidad: es el de todos los imperialismos.

Antonio de Nebrixa. Humanista español. Del Prólogo de la Gramática Castellana.  

«Una cosa hállo et sáco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fue compañera del imperio; et de tal manera lo siguió, que junta mente començaron, crecieron et florecieron, et después junta fue la caida de entrambos... en nuestra lengua castellana; la cual se estendió después hasta Aragón et Navarra, et de allí a Italia, siguiendo la compañía de los infantes que embiamos a imperar en aquellos reinos. I assí creció hasta la monarchía et paz de que gozamos, primera mente por la bondad et providencia divina; después, por la industria, trabajo et diligencia de vuestra real Majestad; en la fortuna et buena dicha de la cual, los miembros et pedaços de España, que estavan por muchas partes derramados, se reduxeron et aiuntaron en un cuerpo et unidad de Reino... después de los enemigos de nuestra fe vencidos por guerra et fuerça de armas, de donde los nuestros recebían tantos daños et temían mucho maiores; después de la justicia et essecución de las leies que nos aiuntan et hazen bivir igual mente en esta gran compañía, que llamamos reino et república de Castilla; no queda ia otra cosa sino que florezcan las artes de la paz. Entre las primeras, es aquélla que nos enseña la lengua..

...Obispo de Ávila me arrebató la respuesta; et, respondiendo por mí, dixo que después que vuestra Alteza metiesse debaxo de su iugo muchos pueblos bárbaros et naciones de peregrinas lenguas, et con el vencimiento aquellos ternían necessidad de recebir las leies quel vencedor pone al vencido, et con ellas nuestra len- gua, entonces... I cierto assí es que no sola mente los enemigos de nuestra fe, que tienen la necessidad de saber el lenguaje castellano, mas los vizcainos, navarros, franceses, italianos, et todos los otros que tienen algún trato et conversación en España et necessidad de nuestra lengua...»

El calificativo de «humanista español» aparece en Google. Hay, además, una universidad privada que lleva su nombre como gran honor. A mí me recuerda a esos otros que enfatizan a bombo y platillo el ser «tierra de conquistadores». Si en la peor de las hipótesis eso fuera verdad –y deseo y espero que no lo sea– equivaldría a autoproclamarse «tierra de criminales». La conciencia colectiva de que las conquistas, imperialismos, esclavización y destrucción de naciones son inmorales tiene mucho que avanzar todavía. El siglo XIX solo fue capaz de abolir la esclavitud individual en América y Europa; pero no la de las naciones, aunque los contenidos fundamentales –dominación, desposesión, alienación– son comunes a la esclavización individual y nacional. ¡Y que sean los imperialistas y sus colaboracionistas quienes pretenden darnos lecciones de ética y moral!

Bilatu